Capítulo 16

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Ava

La mitad de mi adolescencia consistía en cuidar de mi abuela. No me quejaba, prácticamente puedo decir que mi abuela me crío, sin ella no sería nada.

Soy una chica común, con los comunes problemas familiares con los que lidian las chicas.

Estoy intentando armar una vida nueva en esta cuidad, un nuevo comienzo para mí, pero hay cosas que no salen de mi mente y recuerdos que no se van, siguen en mi mente y en mi corazón y por más que intente olvidarlo no puedo.

Esta cuidad me ha dado nuevas oportunidades y nuevas amigas, Emma y Jessia, dos chicas que nunca pensé conocer y que se han convertido en mis mejores amigas.

Hoy es sábado y ando camino a casa de Emma, ayer en la noche me llamo, hace rato no nos vemos y estoy segura de que tanto ella como Jess quieren saber varias cosas.

Mi móvil suena, al ver el nombre en la pantalla no me sorprendo ni un poco

—Dime —contesto preparada para el regaño

—Ava García, cuántas veces te he dicho que no salgas de casa sin decirlo antes —la voz juiciosa de mi madre no se puede pasar por alto.

—Para lo que les interesa —digo de mala gana

—Controla tu vocabulario niña

—Como digas mamá hablamos más tarde

Cuelgo antes de que pueda protestar y sigo caminando. Mi relación con mi familia no es de lo mejor, nunca hemos sido la familia feliz y desde que mi abuela murió todo empeoro, mi hermana Ana y yo no tenemos la mejor de las relaciones y eso mis padres no lo toleran.

No tardó en llegar a casa de Emma, tocó dos veces la puerta y espero impaciente a qué abra la puerta. No tardan mucho en abrir y veo a una Emma algo cansada y diferente delante de mi.

—Buenos días cariño, pasa —me da un abrazo y me invita a pasar

—¿Estás bien guapa?

—Si no te preocupes pasa, y disculpa esto

Quedó confusa por sus palabras hasta que entramos a la sala de estar y me quedo paralizada cuando veo a Arian sentado en el sofá, su rostro feliz también se contrae al verme y lo único que podemos hacer es mirarnos a los ojos mientras Emma y Jess no dejan de mirarse entre ellas.

—Emma —mi tono disgustado es más que evidente, no pensé que harían esto.

—Lo siento Ava pero es necesario, se nota que pasa algo entre ustedes y necesitamos que lo arreglen, nosotras estaremos arriba.

Amabas suben las escaleras dejándome a solas con Arian.

Arian Müller, el chico que conocí en la adolescencia y alteró gran parte de mi sistema.

Su semblante es duro y a la vez algo triste, no decimos nada por lo que resta de minutos hasta que el habla.

—¿No escaparas? Es tu especialidad hacerlo —su tono me molesta y no puedo evitar mirarlo con mala cara.

—No hables cosas que no sabes Arian

—¿Que no se? ¿Que huiste como una cobarde? ¿Que decidiste irte sin antes si quiera decir adiós?

—Tu no sabes nada,  ¿Sabes si quiera porque me fui de Estados Unidos?

—Eres una cobarde —repite por segunda vez

—Puede que lo sea, o puede que solamente estubiera tan sumida en el dolor de perder a mi abuela que no tuve tiempo de despedirme del chico que conocí —dije tan rápidamente que sentí mi corazón latir rápido

Vidas entrelazadas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora