Capítulo 7

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Emma

Una vez en el taxi me dedico a observar el trayecto hasta casa, observó cada lugar detenidamente, me pongo a mirar a las personas que pasan a mi alrededor, siempre he sentido mucha curiosidad sobre ellas, ¿qué será de sus vidas? ¿En qué piensan, tendrán algún temor? son las preguntas que siempre me hago...

Llego a casa y en silencio proveniente de esta me indica que mamá está en el trabajo. Subo las escaleras hasta llegar a mi habitación, dejo mi mochila en el armario y en este mismo busco algo comodo para ponerme, al final me decido por una blusa de tirantes blanca y un pantalón desgastado.

Me recuesto en mi cama y la pregunta de Lucas me viene a la mente *has escrito algo* una pregunta muy fácil de responder a simple vista pero para mí no lo es. Soy muy cerrada en muchos aspectos y ese es uno de ellos, me giro en la dirección derecha donde está mi cómoda de noche justo al lado de mi cama, busco la llave en una parte secreta que tengo y abro la gaveta, una vez abierta cojo mi cuaderno y un lapicero.

En este cuaderno es donde escribo... mejor dicho escribía... hace años dejé de hacerlo. Abro las páginas del cuaderno y las letras aparecen a mi vista, siento un nudo en mi garganta al leer uno de los enunciados.

*Ese día* mi corazón comienza a latir fuertemente y el dolor dentro de mí aumenta a gran velocidad. La opresión en mi pecho es muy fuerte y las lágrimas luchan por salir de mis ojos. No sé cómo tuve la fuerza para escribir esto, de hecho debo de haber estado tan inconsciente como para hacerlo. Los recuerdos azotan mi mente unos detrás de otros y siento que no puedo más.

Fue una mala idea abrir mi cuaderno, abrir esos demonios del pasado que intentó apartar con todas mis fuerzas pero que siempre me consumen, tan solo con leer el enunciado siento esta sensación, las letras que contiene esta página me llevarían al límite.

Las lágrimas salen de mis ojos, cierro con furia el cuaderno y lo lanzo lo más lejos posible. Me pasó las manos con desesperación por mi rostro *Cálmate Emma, tienes que calmarte, tienes que ser fuerte, no puedes ser débil* me digo muy dentro de mí pero mi estado no me permite calmarme, siento mi respiración muy pesada y los latidos de mi corazón son cada vez más fuertes.

Exhaló lentamente, poco a poco mi respiración se vuelve más calmada, subo mis rodillas, encierro mi rostro sobre estas y comienzo a llorar.

Estoy tan cansada, tan cansada de sufrir, cansada de no poder seguir adelante, por más que me propongo dejar todo a un lado estos demonios del pasado nunca se irán,  los recuerdos no se irán de mi mente, me siento muy débil y odio serlo. No sé cuánto tiempo me paso llorando pero me quedé dormida.

[•••]

Luego de una noche en la que apenas pude dormir hago mi mayor esfuerzo por levantarme de la cama y prepárarme para la universidad.

Me visto, me hago un peinado sin muchas ganas y voy al baño para cepillarme los dientes, al observar mi rostro en el espejo me asombro, tengo la cara muy roja de tanto llorar y los ojos los tengo hinchados, no puedo bajar las escaleras así, no quiero preocupar a mamá. Me pongo un poco de maquillaje para evitar que se me note tanto y bajo las escaleras.

—Buenos días mamá —le digo como todas las mañanas. Mamá está sirviendo el desayuno.

—Buenos días cielo, ¿cómo dormiste? Ayer llegué tarde del trabajo estabas en tu habitación durmiendo —se gira para mírarme los ojos y se mantiene unos segundos en esa acción, como intentando descifrar que me pasa — ¿Estás bien cariño? No tienes buena cara —me pregunta muy preocupada, mamá siempre se da cuenta cuando tengo algo.

—Sí mamá estoy bien, es que no he dormido muy bien —le miento para no preocuparla.

—Ah, vale, siéntate para que desayunes. Te preparé un delicioso café y verás como te animas —me dice con una hermosa sonrisa. Por mi madre haría lo que fuera ella siempre se preocupa por mí, no puedo darle más preocupaciones con mis problemas.

Vidas entrelazadas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora