Capítulo 3

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Los días pasaron en un cerrar y abrir de ojos, todo va bien en los estudios. Después de mi segundo día de introducción en mi carrera de psicología me he encariñado más con la universidad, mi situación me inspiró a tomar esta decisión, quería ayudar a la gente a superar sus traumas o recuerdos dolorosos para tener una segunda oportunidad. Hoy compartimos clase con los chicos de segundo año, un nombre aparece en mi mente, Lucas Cash. Entre al salón, me senté en el asiento que elegí desde un principio como todos estos días. Hasta que a mi vista apareció el pelinegro, quien me miraba fijamente. Estaba demasiado apuesto hoy, tenía una chamarra de cuero y unos vaqueros de color cafés. Nuestros ojos se conectaron, sus ojos celestes era demasiado hermosos y no podía apartar mi mirada de ellos.

—Buenos días Emma —me saludó mientras nos mirábamos.

—Buenos días —respondí bajando la mirada un poco avergonzada. Se sentó a mi lado viendo hacia adelante.

Soltó —Tenemos que ponernos de acuerdo para hacer el trabajo —lo mire de lado.

—Lo siento, se me había olvidado —dije sobándome la frente, estos dias mi vida estaba llena de turbulencias por recientes sucesos de nervios —¿Cuando quieres que lo hagamos? —le pregunté.

—¿Puede ser hoy? —me preguntó, mis mejillas comenzaron a tornarse rojas ”hay Dios , más tiempo con él a solas, esto no es bueno”  pensé. Pero mi corazón no estaba de acuerdo. Este latía sintiendo su mirada en mi.

—Vale está bien —musité, sin mirarlo.

—¿Donde lo haremos? —pregunté un poco seria. Tampoco quería ser fácil.

—Puede ser en la biblioteca —dije dando la idea —Es un lugar tranquilo para concentrarse —terminó dando la explicación.

—Vale, de acuerdo —dijo aceptando mi oferta —Después de esta clase no tengo nada más qué hacer ¿y tu? —preguntó para después mirarme.

—Tampoco —respondí conectando con su mirada.

 —De acuerdo —exclamó su voz ante mis oídos.

—Buenos días, saquen sus libros —el profesor de historia de psicología entró al salón de clases atrayendo nuestra atención.

Caminaba por el pasillo en dirección a la biblioteca hasta que vi a mi amiga.

—Oye loca, ¿qué haces? —le pregunto, ella me mira con cara triste y se acerca a mí.

—Me toca historia —Jess está estudiando Arte, sus padres le han obligado. Aunque era buena en lo que hacía no le gustaba ni le apasionaba.

—¿Has hablado con tus padres? —pregunte mirándola —Si no te gusta no tienes por qué estudiarla —dije animalandola.

—Sí, se los he hablado. pero ellos no me comprenden —dijo ella muy desanimada —Dicen que una hija suya no puede estudiar diseño —desde pequeña Jess se ha interesado por el diseño, siendo ya una mujer sus padres buscan la manera por medio de la rubia salir por fin de la pobreza.

—La que va estudiar eres tú, no ellos —dije negando con cabeza —Ellos no pueden ser egoístas contigo y más cuando los pones sobre tus sueños, Jess. —la miro comprensiva.

—Dímelo a mí. He tratado de hablar con ellos, ya no se que hacer —soltó la rubia muy desanimada —¿Y tú qué haces, a dónde vas? —preguntó mirándome curiosa —Porque que yo sepa, ya no tienes más clases.

—Voy a ver a Lucas en la biblioteca —respondí sin ningún problema, veo como pone una sonrisita —Solo vamos a estudiar nada más —solté pero ella no cambió de expresión.

Vidas entrelazadas Where stories live. Discover now