Girando en el aire {t.o.}

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En el transcurso de toda mi existencia lo único que había hecho era obedecer ordenes. Primero de padre y madre, más tarde conforme crecíamos también de mis 2 hermanos mayores. Y todos debíamos obediencia al jefe del clan. No recuerdo una sola vez que no me costase acatar lo dictado. Como tampoco puedo olvidar lo que eso suponía para mi. Cada noche me arrepentía entre lágrimas por haber ido en contra de la voluntad de mis mayores. Pero cada vez que se presentaba la oportunidad volvía a tener el mismo comportamiento.

_Párate derecha al lado de tus hermanos sin hacer ruido hasta que yo te diga que puedes irte. (Y no podía evitar preguntar para qué o por qué, siempre empezando con un, pero Padre) _ Cállate, no emitas ningún sonido y no te muevas ¿lo has entendido?

Y claro que lo entendía, pues padre odiaba que pudiesen hablar mal de la familia. Aunque el enfado al ver que mis hermanos sí podían hablar si se les preguntaba era más fuerte y al final siempre acababa igual. Llena de lodo por estar pisoteando con fuerza la tierra bajo mis pies y creando ruiditos de protesta con mi boca en lo que yo pensaba era una voz tan baja que nadie me escucharía. No hace falta decir que todos podían oírme y que más tarde en la intimidad de nuestra casa lo regaños duraban horas.

Durante mi infancia mi madre Eira era quien mostraba misericordia ante mi naturaleza problemática asegurando a padre que todo quedaría atrás al formar mi propia familia. Pues pensaban que mi rebeldía y desobediencia se me pasarían al crecer. Aunque estar en boca de otros por cosas semejantes era una vergüenza que los hombres de la casa no toleraban. A pesar de eso sabía que todos me querían y protegerían con su vida.

Y luego estaban los secretos que guardaba de cada uno de ellos. Nuestro padre Leifrvarr, descendiente de una larga línea de guerreros, me enseñaba a cazar con arco a escondidas de madre. Él consideraba que era algo bueno por si algún día madre y yo quedásemos solas. A Eira le encantaba que todos supieran lo excelente madre y esposa que era. En cuanto pude darme cuenta de lo que cambiaba su humor, fui proclamando a los cuatro vientos todas sus virtudes. A cambio ella cedía en enseñarme pequeños trucos para el día a día, como a disimular mi enfado o inventarme escusas. Lo llamábamos sobrevivir a la aldea.

Mis hermanos por otra parte eran tan testarudos como yo y en el momento mismo en que quedaron al descubierto ante mi se volvieron en mi contra. Me dejaban de lado en todo lo que hacían y si madre les obligaba a que jugasen conmigo, o se ponían a correr dejándome muy por detrás o se escabullían y ya no aparecían hasta que padre les llamaba. Hasta el día en que se les ocurrió la gran idea de engañarme diciéndome que si mostraba valor y me acercaba lo suficiente al territorio de los licántropos ellos me perdonarían. Conocían el miedo que me daban esos animales y por ello me prometieron que si lo hacía incluso me enseñarían a luchar.

No llegué a encontrar a ningún lobo pues al poco de adentrarme en el bosque me perdí. Por mucho que traté de encontrar el camino hasta ellos antes del anochecer no lo conseguí. Solo pude esconderme en el hueco de un tronco aterrorizada mientras las lágrimas mojaban mi rostro. La noche se hizo presente y por fortuna mi padre junto a unos hombres de la aldea lograron encontrarme guiándose por mis llantos.

Una vez que todos estuvimos a salvo de vuelta en nuestras casas mi hermanos llegaron corriendo a mi. Me apretujaron en un abrazo al mismo tiempo que lloraban y me pedían disculpas al oído. Al calor de la hoguera los gritos no se hicieron esperar. Madre clamaba a todo volumen la insensatez de nuestros actos y padre exigía conocer al culpable. Y como no quería que llorasen más decidí dar un paso al frente y mentir.

_La culpa es mía padre, me escapé de mis hermanos y me interné sola en el bosque. (Mi hermano mayor Sigtryggr se puso rígido y me miraba de reojo y Tryggvi, el mediano, se mordía el labio con su vista clavada en el suelo. Los adultos guardaron silencio hasta que madre preguntó por qué) _Porque quería ver a los lobos.

One-Shots RandomWhere stories live. Discover now