Epílogo

208 37 11
                                    





La vida de George y Clay se transformó en un sueño hecho realidad después de aquel día en la plaza, donde se adentraron en un baile, acompañados por una melodía que parecía hecha a medida para su conexión especial. A partir de entonces, su relación se convirtió en un torbellino de emociones, llenando cada día con nuevas experiencias recordar con ternura y nostalgia.

La pregunta tímida de George después de su baile improvisado marcó el inicio de una nueva fase en su relación. Con una sonrisa nerviosa adornando su rostro, se atrevió a invitar a Clay a tomar un café.

"¿Puedo invitarte a tomar un café?" preguntó George tímidamente.

"¡Claro!" respondió Clay con una sonrisa igualmente radiante.

Desde ese instante, George se sintió como si estuviera flotando en una nube de felicidad interminable. Clay encarnaba todo lo que George había anhelado desde su infancia, y para él, su destino estaba entrelazado con el de su amado. A medida que pasaban los meses, George y Clay en una serie de aventuras juntos, desde escapadas de fin de semana hasta viajes a destinos lejanos que solo habían existido en sus sueños más profundos.



En una tarde de contemplación, Clay señaló hacia el horizonte, donde una montaña cubierta de nieve se veía majestuosa.

-¿Te imaginas estar en la cima de esa montaña?-, preguntó con entusiasmo.

-Sí, sería increíble -, respondió George con un brillo en los ojos.

Para George, su compañero de vida representaba todo lo que era bueno y hermoso en el mundo, y estar a su lado significaba estar completo...


Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses, y los meses en años. A medida que su relación maduraba, también lo hacían ellos como personas, era admirable la relación que estos tenian, pues las personas destinadas siempre estarian felices, eso decian las historias que Clay le leia a su hermana menor, que se convirtiron en una linda realidad.

- ¿Te imaginas tener una casa aquí? lejos de todos -, sugirió George un día, mientras paseaban por un encantador pueblo costero. - Con vistas al mar y un jardín lleno de flores -.

- Sería un sueño hecho realidad -, respondió Clay, entrelazando sus dedos con los de George mientras contemplaban juntos el horizonte azul.

En medio de su vida repleta de aventuras y sueños compartidos, las conversaciones sobre el futuro se volvieron cada vez más frecuentes entre George y Clay. Se imaginaban formando una familia juntos, construyendo un hogar donde pudieran cultivar el amor y la felicidad en cada rincón.


Una noche, mientras observaban las estrellas brillando en el cielo oscuro, George rompió el silencio con una pregunta que resonaría en el corazón de Clay.

- ¿Te imaginas tener hijos algún día?-, preguntó, su voz cargada de emoción y anhelo.

La mirada de Clay se iluminó con una sonrisa radiante, reflejando todo el amor y la esperanza que albergaba en su corazón. - Me encantaría -,respondió con ternura, sus ojos brillando con la promesa de un futuro compartido. - Seríamos unos padres increíbles -.

Y así, entre risas y susurros de complicidad, los sueños se fueron tejiendo en el lienzo de sus vidas. Hasta que un día, en un momento tan esperado, Clay sacó una pequeña caja del bolsillo de su chaqueta y se arrodilló frente a George, su corazón latiendo con fuerza en el pecho.

- George, tú eres mi luz, mi fuerza y mi amor. Quiero pasar el resto de mi vida contigo -, declaró Clay, su voz resonando con la certeza de un amor eterno. -¿Te gustaría casarte conmigo?-

El chico del apartamento 512 -DreamNotFoundWhere stories live. Discover now