—Baja, pequeña héroe. ¡Baja aquí!

Los dioses se voltearon a ver entre ellos esa definitivamente no era la vos de hades

La arena se separaba bajo mis pies, se abría una brecha hasta el centro de la tierra. Yo resbalaba y la oscuridad me engullía.

Desperté convencida de que estaba cayendo

Poseidón sostuvo la respiración, no era justo por todo lo que estaba pasando su pequeña

Seguía en la cama de la cabaña número 3. Mi cuerpo me indicó que era por la mañana, pero aún no había amanecido, y los truenos bramaban en las colinas: se fraguaba una tormenta. Eso no lo había soñado.

Oí sonido de pezuñas en la puerta, un carnicol que pisaba el umbral.

—Pasa.

Grover entró trotando, con aspecto preocupado.

Miraron a grover preguntando que era lo que lo tenia tan preocupado este solo miró para otro lado, se sentía intimidado

—El señor D quiere verte.

Poseidon le mando una mirada a dionisio, donde el le hiciera algo a su pequeña se las vería con el

—¿Por qué?

—Quiere matar a… Bueno, mejor que te lo cuente él.

Me vestí y lo seguí con nerviosismo, seguro de haberme metido en un lío gordo.
Hacía días que llevaba esperando que me convocaran a la Casa Grande. Ahora que había sido declarado hija de Poseidón, uno de los Tres Grandes dioses que habían acordado no tener hijos, supuse que ya era un crimen seguir viva.

ni se te ocurra volver a pensar eso nerea—dijo apolo de manera seria

Esta solo asintió mirando hacia abajo de manera resignada al ver que su padre estaba de acuerdo con el

Sin duda los demás dioses habrían estado debatiendo la mejor manera de castigarme por existir, y el señor D ya estaba listo para administrar el castigo.

Por encima del canal Long Island Sound, el cielo parecía una sopa de tinta en ebullición. Una cortina
neblinosa de lluvia se aproximaba amenazadoramente. Le pregunté a Grover si necesitaríamos
paraguas.

—No —contestó—. Aquí nunca llueve si no queremos.

Señalé la tormenta,

—¿Y eso qué demonios es?

lenguaje nerea—dijo Anfifrite rápidamente

Nerea estuvo apunto de decirle que eso era pasado, se abstuvo sabiendo que no la escucharía

Miró incómodo al cielo.

—Nos rodeará. El mal tiempo siempre lo hace.

Reparé en que tenía razón.

En la semana que llevaba allí jamás había estado nublado. Las pocas lluvias que habían caído lo hacían alrededor del valle.
Pero aquella tormenta era de las gordas.

En el campo de voleibol los chicos de la cabaña de Apolo jugaban un partido matutino contra los
sátiros, esos niños eran una ternura.

Los gemelos de Dioniso paseaban por los campos de fresas, provocando el crecimiento de las
matas. Todos parecían seguir con sus ocupaciones habituales, pero tenían aspecto tenso. No dejaban de mirar la tormenta.

NAZ-[PJO]-wtmWhere stories live. Discover now