18| Secuestro.

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Se culpaba, claro que lo hacía, como no se dio cuenta de que algo saldría mal esa noche cuando observó las sonrisas sádicas que le dedicaron al verse en el salón

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Se culpaba, claro que lo hacía, como no se dio cuenta de que algo saldría mal esa noche cuando observó las sonrisas sádicas que le dedicaron al verse en el salón. Cómo no se dio centa de sus intenciones cuando la piel se le erizo demostrando una mala señal.

Pero es que no los veía hacía más de seis años, quien podría haber esperado que se aparecieran en su fiesta de cumpleaños como si ada hubiera pasado.

Y ahora los tenía frente a él, haciendo la distancia entre ellos más corta, lo peor es que no podía alejarse la pared detrás de él no se lo permitía.

— ¿Cómo estás Jared? Hace tanto tiempo no nos vemos. —la voz de Guillermo trajo infinidad de recuerdos a mi mente.

Los golpes, gritos y acoso que vivió en aquel tiempo se mostraron con total claridad, el baúl ahora se encontraba abierto y lo que ponía a Jared en ua muy mala situación.

Comenzó a mirar en todas direcciones tal vez de esta forma podría saber dónde se encontraba, gracias a una ventana que estaba a su lado logro darse cuenta de que estaban en un tipo de descampado, los yuyos malditamente altos limitaban su visón por lo que era difícil saber en qué parte del pueblo estaban, si es que seguían en el pueblo.

Nervioso pensando que esa era su última solución se echó a correr tratando de llegar a la puerta de la deteriorada habitación donde estaba. Esto le resultó imposible pues al hacer unos os pasos fue empujado con fuerza por uno de sus agresores.

—Vamos ¿Por qué intentas irte? —pregunto George. — Han pasado años desde que no nos vemos, deberíamos ponernos al corriente. —una media sonrisa se asomó en su rostro.

La piel de Jared se erizo. No sabía por qué lo habían llevado ahí, no sabía que era lo que estos tipos querían, sin embargo estaba seguro de que no era nada bueno.

Trato de tranquilizarse pero por alguna razón sentía que el aire no llegaba en su totalidad hacia sus pulmones. Guillermo rio y lo odio, odio recordar esa horrible risa, la maldita que tenía que soportar cada que lo golpeaban oinsultaban.

Los dos sujetos tomaron asiento en lo que parecía ser una cama toda desgastada y se limitaron a mirarle.

—Cuéntanos Jared, ¿Qué has estado haciendo de tu vida? —Guillermo se apoyó el brazo en su rodilla y luego la barbilla en la mano.

Jared no podía contestar estaba demasiado asustado como para formular alguna palabra.

—Vamos hombre, ni que fuéramos a matarte. —dijo George.

Jared se limitó a observarlo por unos segundos y cayó en cuenta de algo. El castaño parecía enfermo, unas grandes ojeras destacaban debajo de sus hombres. Volteo la mirada hacia Guillermo y se dio cuenta que este se veía igual o peor, las ropas de los individuos estaban gastadas y vio que partes de sus camisas y pantalones tenían unos especies de parches.
¿Cómo no lo había notado en la fiesta?

Tal vez el que las luces estuvieran bajas era la respuesta. O tal vez realmente no les había prestado tanta atención.

— ¿Te comió la lengua el ratón?

El pelirrojo trago saliva, intentaría seguirles la corriente, pensaba que de esta forma lo dejarían ir sin hacerle daño.

—Yo...yo me gradué de la universidad. —susurro. Su voz no salía para nada estable, delataba lo nervioso y asustado que se econtraba.

La respuesta no pareció gustarles, vio a George fruncir el ceño y a Guillermo ponerse tensó. Un minuto después la horrible sonrisa volvió a aparecer.

— ¿Sabes? —pregunto Guillermo. — Gracias a qué nos echaron de la escuela nosotros no tuvimos la oportunidad de terminarla.

— ¿Conoces la razón de por qué nos corrieron, Jared? —George ladeó la cabeza y le dirigió una mirada fugaz a su amigo.

La mirada de estos dos se tornó sombría, parecían unos verdaderos psicópatas, a este punto, Jared, no sabía que tan grande era la posibilidad de que estos dos lo dejarán salir de ahí ileso. Pero cada minuto que pasaba esa posibilidad se volvía más pequeña. El pelirrojo trago saliva y asintió lentamente respondieno a su pregunta.

—Bueno... Igual son cosas que podrían pasarle a cualquiera ¿No es así George?

—Así es, amigo.

Guillermo giro dándole la espalda y a paso lento se dirigió hacia la puerta. Le hizo una seña a George indicándole que lo siguiera, los dos salieron y cerraron la puerta detrás de ellos

Los secuestradores discutían en voz baja al otro lado de la puerta. Uno de ellos, Guillermo, anunció que iba a comprar cigarros. Jared vio su oportunidad. Siempre había sido astuto, incluso cuando su vida estaba en peligro. Esperó a que saliera y, con el corazón latiendo desbocado, camino hacia la puerta. Era su oportunidad, George, no era tan inteligente, así que solo debía distraerlo de alguna manera y escapar de ahí. Tomo el picaporte de esa y cuando iba a abrirla, alguien lo hizo por él.

Sin esperar ni un segundo Jared empujo a George alejándolo de él, la idea de la distracción había sido descartada lo único que le quedaba era usar la fuerza. Forcejearon por un par de minutos cuando el pelirrojo pudo tomo un pedazo de madera que se encontraba cerca de el, golpeo con esta a George haciendo que el individuo callera al piso. Como pudo llego a la que se supone seria su salida.

Justo cuando estaba a punto de alcanzar la libertad, la puerta se abrió de golpe otra vez. Guillermo, el otro agresor, había regresado antes de lo esperado. Sus ojos se encontraron con los de Jared, y el terror se apoderó de él.

—Mierda. —el susurro del que se encontraba tirado hizo que Guillermo dirigiera su mirada a él para luego regresarla a Jared. Guillermo era más grande y más fuerte, y su mirada estaba llena de rabia.

Jared intentó huir, pero Guillermo lo agarró por el cuello y lo arrojó contra la pared. El dolor se extendió por su cuerpo mientras el secuestrador lo golpeaba una y otra vez. Jared, luchaba por respirar, sus pensamientos se volvían borrosos. ¿Por qué no había esperado un poco más? ¿Por qué no había sido más auteloso?

Los puños de Guillermo seguían cayendo, y el pelirrojo sabía que no podría soportar mucho más. Pero algo dentro de él se encendió. Recordó las noches en las que se arrepentía por haber dejado que abusaran de él. Con una fuerza que no sabía que tenía, Jared se liberó de la parálisis del miedo y luchó. Golpeó a Guillermo en el estómago, haciéndolo retroceder.

Jared corrió hacia la puerta, pero este lo atrapó de nuevo. Esta vez, no hubo piedad. Los golpes llovieron sobre él, y Jared sintió que su cuerpo se rompía. Pero no se rindió. Con un último esfuerzo, logró zafarse y salir de ahí. La luz del día lo cegó momentáneamente, pero siguió corriendo. Sentía los pasos de sus agresores, lo seguían de cerca. Estaba seguro de algo, lo atraparían pronto.

Since that nightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora