Palabras y Gardenias

2 2 0
                                    

— Hola — apareció nuevamente frente a mí con una sonrisa.

— ¿Cómo has estado? — cerré el libro y la miré.

— Feliz — se sentó junto a mí y se recargó en mi hombro.

— ¿Enserio? — me alejé un poco, o moriría de un infarto.

— Sí — me miró — ¿Tú te sientes bien? — quizá se percató de algo.

— Por supuesto — sonreí algo forzado.

— Es la primera vez que te veo sonreír de una forma tan forzada — murmuró.

— No me crees ¿verdad?

— Ni un poco — negó —. Además... actúas raro, como si huyeras — se acercó a mí —. Como ahora.

— ¿Por qué haría eso?

— ¿Por qué sabría la respuesta?

— ¿Estás molesta?

— No, más bien... preocupada — miró hacia el horizonte.

Callé, tenía tantas preguntas que hacerle, pero en ese momento no podía formular ninguna, solo la observaba en silencio y al mismo tiempo sentía como si me estrujaran el corazón. Su mirada por un momento dejó de mostrase alegre y empezó a dar notas melancólicas, en cuanto la vi, odié esto, y propuse que pasara lo que pasara jamás haría que pusiera esa mirada de nuevo.

— Quizá me equivoqué — soltó —. Quizá tengo una idea equivocada... y en realidad...

— No te atrevas a dejar salir algo más de esa linda boca — dije impulsivamente —. No quiero escuchar eso de nuevo, te amo y te elegí a ti, jamás dudes de eso — la miré —. Y si no te sientes segura, pregúntame todo lo que quieras, siempre te responderé, pero no dudes de eso, en todo caso seré yo quien se haga la idea equivocada no tú.

El silencio se alargó, y no mucho después preste atención a aquellos ojos grises que me miraban fijamente, acompañados de aquel rostro que no sabía dónde ocultar su sorpresa. Miré en otra dirección y dije entre murmullos.

— Me apresuré demasiado.

— Gracias — dijo después de unas risitas.

Volví a mirarla, sonreía tan dulcemente, se veía tan...

— Llevamos tan poco tiempo y aun así...

— ¿Llevamos? — había dejado de prestarle atención desde que escuché esa palabra.

— ¿Sí?

— Escuché bien — me atreví a tomar su mano.

— Lo hiciste — apretó mi mano con un poco de fuerza.

— Sígueme — nos levantamos de la banca y nunca le solté la mano.

— ¿A dónde? — respondió mientras era llevada por mí.

— Lo sabrás después — respondí sin saber realmente a donde íbamos.

Seguí caminado con ella y la miré quería decirle tantas cosas, sin embargo, no podía decirle ninguna, eran tantas que me era tan difícil ponerlo en palabras. Nunca me había pasado antes, ella era la primera persona en dejarme sin palabras de tal modo, solté su mano y entré a una floristería.

Pedí un ramo de gardenias rojas y blancas, salí de allí. Lo primero que mis ojos encontraron fue a Hoshie, quien me buscaba al haber desaparecido repentinamente.

— Toma — puse el ramo enfrente de ella.

— Gardenias — tomo el ramo mientras gradualmente su sonrisa se hacía más radiante.

La miré en silencio, su sonrisa era cautivadora, miró el ramo detalladamente y entonces comenzó a separar una gardenia roja del resto. No niego que la miré con curiosidad hasta que sacó la gardenia por completo.

— Toma — me dio la gardenia

— Es tuya — intenté acercársela.

— Y ahora te la regalo a ti — sonrió —. Son mis palabras para ti, para aquellas que no dije, y para aquellas otras que aún no me atrevo a decir.

Al escucharla, entonces tomé gustoso aquella gardenia, caminamos el resto de la tarde, hasta que antes de que se ocultara el sol llegamos a un puente, estaba vacío y se podía ver el atardecer de manera sorprendente desde ahí.

— Me gustaría volver a venir aquí el próximo mes.

— A mi también, es hermoso — dije mientras veíamos el atardecer —. Me gustaría volver a venir contigo el próximo mes... y los siguientes también — murmuré.

— Entonces hagámoslo — me miró mientras sonreía —. Estoy segura de que cumplirás tu promesa.

— ¿Cómo puedes estar tan segura? — la miré.

— No lo sé — sonrió —. Pero no dudo ni un segundo que lo harás, "confío en ti".

Sonreí, quien hubiera pensado que la conocería de nuevo en mi siguiente vida, quizá ella no lo sepa, pero no importa, estoy dispuesto a amarla por segunda vez, y si tenemos una tercera vida, estoy seguro de que volveré a buscar a mi mariposa. Lo confirme aquella vez en el puente, volvería a amarla incluso en otra vida.

Cuando cayó la noche, después de volver a casa empecé a buscar el significado de las gardenias rojas, pues quería saber cuales eran "sus palabras para mí" aquellas que no pudo decir y que aún no se atreve.

Resulta que sus palabras eran sentimientos, eran un "te quiero" o un "te amo" en silencio, un respeto y una admiración hacia ti, palabras que aún no se atreve a decir, y aquellas palabras que no pudo decir era ese amor secreto que sentía hacia mí.

Miré la gardenia, en ese momento sonreí al descubrir que eso significaba, pues eran aquellas las mismas palabras que quería decirle, más, sin embargo, mis palabras están acompañadas de unas gardenias blancas, las cuales le dirán "te entrego un amor dulce y puro". Estoy segura de que ella lo sabe, pues sabía lo que ellas decían mucho antes que yo, ella sabía antes que yo, que un sinónimo de "te amo" es "gardenias". 

Te Espero en mi Próxima VidaWhere stories live. Discover now