Llámame

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Después de haberle escrito mi número a Hansel, no apartaba el teléfono de mí, incluso lo revisaba cada que podía, «Quizá escribió algún mensaje» me decía a mí misma cada que miraba la pantalla ansiosa de que fuera así.

— Le vas a hacer un agujero al teléfono si sigues viéndolo así — dijo Clarisse.

— Eso no va a suceder — la miré.

— ¿Cómo puedes estar tan segura? — se sentó en el sofá.

— ¿Qué no tienes nada que hacer? — la miré con el ceño fruncido.

— No.

— Pero es fin de semana — recalqué.

— Me rendí con las citas — se acomodó en el sofá.

— ¿Tú? — la miré con extrañeza.

— Sí, yo, al fin decidí dejar de buscar a mi media naranja.

— ¿Y ese cambio tan repentino?

— El último fue demasiado — suspiró —. Ni siquiera recordaba mi nombre.

— ¿Tan malo fue? — miré a Clarisse.

— Fue pésimo — sacó un bote de Helado de la nevera y se volvió a sentar en el sofá.

— ¿Te lo vas a comer tu sola? — señalé el bote de helado.

— Estoy estresada ¿de acuerdo? — me miró llevándose una cucharada a la boca —. Ese imbécil se enojó y se largó sin ni siquiera pagar su parte — reprochó llevándose otra cucharada a la boca.

— Ahí va de nuevo — me dije mí misma.

— Cállate — me miró molesta.

— De acuerdo.

Clarisse volvió a tomar el bote de helado y continuó comiendo de este, yo le hice compañía hasta que pude escuchar el tono de llamada de mi teléfono. Ni siquiera tuvo que llegar al segundo tono cuando contesté la llamada.

— ¿Hoshie? — dijo él —

— ¡Hansel! —

Dije con un tono tan alegre y agudo que Clarisse se me quedó viendo con una expresión que variaba de la sorpresa, la extrañeza y la preocupación.

— Entonces si recuerdas mi nombre —

— Lo hago — me paré del sillón y me fui a mi habitación —. Sería raro no hacerlo aun después de que te una busqué por una semana — me cubrí la boca en automático.

Hansel se quedó en silencio, igual que yo, por un momento creí que había colgado o que se había cortado la llamada, pero cuando revisé me di cuenta de que no era así.

— Aún sigues ahí... ¿verdad? —

— Lo hago, solo que no creí que tu también me buscaras —

— Pues ahora ya lo sabes — reí incómoda —. Pero, ¿por qué llamaste?

— Es una tontería —

— No importa quiero oírla —

— Es solo que... quería oír tu voz —

Me quedé en silencio nuevamente, luego sonreí otra vez. Me sentía feliz, no sé si fue porque mi día no fue malo, por unas simples palabras, o por la persona que las decía, pero me sentía feliz, tanto como para sonreír otra vez, o quizá, muchas veces. Me apetecía sonreír, quería sonreír y sonreía tanto igual que una boba, solo que no encontraba el motivo del porqué.

— Ya lo hiciste, ahora, ¿hay algo más? —

— No lo había pensado... hasta ahora —

— Entiendo, entonces... ¿qué es lo primero que se te viene a la mente ahora? —

— El cuadro — lo escuché suspirar — Cuando nos conocimos, noté que traías algo similar a una pintura —

— Quizá porque lo es — volví a sonreír —

— Tenía una ligera sospecha, pero, ¿qué pasó con él? —

— Era mi evaluación —

— ¿No se arruinó? —

— No creo que se arruinara más de lo que ya había hecho, además... estaba incompleto —

— ¿Cuándo es la fecha de entrega? —

— Ese día —

— ¿Pudiste terminarlo a tiempo? —

— No, pero era abstracto, y el arte es subjetiva — solté una risita —. Tuve que inventar algo, pero fue un buen resultado —

— Menos mal, o me sentiría mal porque me hayas acompañado ese día —

— No lo hagas, yo quería ir contigo de todas formas — cambié el teléfono de oreja y me recargué en la ventana —. Además... no fue tan malo, de alguna manera me gustó que hubiera sucedido —

— A mí también — dijo en voz baja —

— ¿Qué dijiste? — dije queriendo confirmar sus palabras —

— Nada, me alegra que el arte sea subjetiva.

Reí nuevamente, era agradable. Solo habíamos intercambiado unas cuantas palabras en un par de días, pero sentía que ya era algo cotidiano, como si fuera una costumbre entre nosotros. ¿Es posible?, realmente me gustaría que esto sea una costumbre.

Era la primera llamada, pero estaba ansiosa de que esto sea una costumbre, que esta llamada se convierta en una próxima, y que esa segunda de inicio a una tercera, no importa si solo es para oír mi voz o preguntar la hora, quiero que se haga una costumbre. Quiero acostumbrarme a esto, así que llámame, llámame a la misma hora, y yo haré lo mismo.

Te Espero en mi Próxima VidaWhere stories live. Discover now