High School DxD: Reficere latentis veritatis

Life 03: Cada vez más cerca...

"Somos solo unos chicos, ¿Verdad? ¿Por qué preocuparnos tanto por el futuro? Cada día es como una nueva aventura... Y me encantaría vivirlas todas contigo, Ise."

Issei suspiró por enésima vez en la noche, frustrado por su incapacidad para conciliar el sueño. A pesar de cambiar de posición una y otra vez, la cama aún se seguía sintiendo un tanto incómoda, como si esta le negara el descanso que tanto anhelaba a modo de jugarreta.

Un halo de irritación y decepción teñía su ánimo mientras se sentaba en el borde del colchón, contemplando en profundo silencio la habitación que era iluminada por la tenue luz de la luna. No había pasado más de un mes desde que le entregaron su propio dormitorio. Una pequeña concesión hacia su intimidad, una recompensa por la mejoría en sus ataques de paranoia. No es que se quejara; dormir a lado de Irina a lo largo de los últimos meses había sido una experiencia entrañable, y había aprendido a apreciarla aún más durante los días posteriores a su discusión con ella; en los que se vio obligado a dormir de manera improvisada en el suelo de la habitación como castigo, pues la chica no le dejaba acercarse. Afortunadamente, las cosas ya habían sido solucionadas, pero como decía su tío, la madurez se acercaba a pasos agigantados, y ya era hora de que cada uno tomara su propio camino.

Y aunque agradecía su intención de darle un poco más de privacidad, no podía evitar sentir una punzada de nostalgia. La imagen de Irina, con su cabellera naranja, tan brillante como el sol al amanecer, y sus ojos color amatista, se reflejaba en su cabeza como un espejismo. Era inútil negar que extrañaba el calor de su cuerpo pegado al suyo, el aroma de su cabello o la suave melodía de su respiración. Dormir junto a ella había sido una rutina durante la mayor parte de su niñez, y aquella cercanía se había convertido en algo natural, una fuente de consuelo y seguridad. 

Pero también tenía que darle la razón a Touji; el hecho de que un chico y una chica compartieran la misma cama por mucho tiempo, especialmente en la cúspide de la infancia, podría generar situaciones bastante incómodas en el futuro. 

Algo se le tuvo que haber quedado respecto a las clases de Biología con Chihiro...

No obstante, aún existían noches en las que se permitía revivir la experiencia de descansar junto a su... ¿Novia? Era una relación un tanto difícil de explicar. Suponía que las cosas se aclararían conforme fueran creciendo...

Hablando de ello: La reacción de Irina al enterarse de la noticia había sido totalmente memorable, pues la oji-violeta no se la tomó para nada bien. Se aferró a él como una niña a su osito de peluche, con lágrimas surcando sus mejillas mientras inundaba la casa con súplicas y sollozos. Sus padres, desesperados por calmarla, le ofrecieron un trato: Si aceptaba dormir en su propia habitación, Issei le daría un beso de buenas noches cada noche antes de acostarse.

No eran el mejor ejemplo de paternidad, pero al menos lo intentaban.

Afortunadamente para los adultos, la promesa surtió el efecto deseado. A partir de ese momento, durante cada noche, Irina esperaba ansiosamente en la puerta de la habitación del castaño. Sus ojos reflejaban una mezcla de optimismo y conformidad, mientras él se acercaba para cumplir con su palabra. Un beso casto en sus labios, un suave "Buenas noches" y la promesa de un mañana juntos era lo que la ayudaba a conciliar el sueño.

Esta noche, sin embargo, fue diferente. Aquel gesto no había sido suficiente para calmar la inquietud de Issei, pues una serie de pensamientos y emociones le impedían encontrar la paz necesaria para dormir.

La imagen de la noche que marcó un antes y un después en su vida se grabó en su memoria a fuego lento. Un inesperado giro de 180º, un golpe del destino que lo dejó tambaleándose, sin saber hacia dónde ir.