Life 01: Noctes promissa

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"Dios está mirando siempre al hombre, aunque el hombre, para pecar, cierre los ojos para no ver a Dios"

— ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Qué ya estoy aquí!

— ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Qué ya estoy aquí! 

— ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Qué ya estoy aquí! 

El sonido era como un taladro constante en su cabeza. Incesante, repetitivo, exasperante.

A pesar de que All Might se trataba de su héroe favorito, adorándolo hasta el punto de suplicarle a su madre que le comprara cada nuevo producto relacionado con él, especialmente las figuras de acción, ahora su presencia se había convertido en una irritante melodía.

Cada mañana, la estridente melodía del despertador la despertaba de golpe, arrancándola de un sueño profundo y placentero. La imagen del héroe sonriente en la pantalla solo intensificaba su irritación. No era odio, ni rencor, solo una profunda molestia hacia la figura que, irónicamente, era su ídolo.

Una frustrante sensación la invadía. No podía negar su admiración por el héroe americano, pero esa canción matutina representaba un tormento. Era como si el héroe, con su sonrisa omnipresente, se burlara de su sueño perdido.

Su madre, comprensiva como siempre, le había ofrecido cambiar el sonido del despertador. Sin embargo, ella se negaba con insistencia. Se trataba de una forma de mantener viva la llama de su admiración, incluso en medio de la irritación matutina. Un símbolo de la esperanza y la justicia que All Might representaba. Y aunque la despertaba de forma abrupta, también la motivaba a comenzar el día con la misma determinación que su héroe favorito.

Una pequeña contradicción que solo ella podía comprender.

Después de todo, ella, su fan número 1, una devota seguidora que atesoraba cada detalle de su ídolo. Soñaba con conocerlo en persona, un anhelo que parecía imposible. La fama del héroe número 1 de Japón, una superpotencia a nivel mundial, tenía sus pros y contras. Por un lado, All Might era considerado por millones de personas como un símbolo, de ahí su sobrenombre más célebre:

El Símbolo de la Paz.

Su sola mención inspiraba y motivaba a los ciudadanos a perseguir sus sueños. Pero por el otro, su popularidad lo convertía en una figura inalcanzable, un ser casi mítico para la mayoría.

No obstante, la esperanza nunca se apagaba en su corazón. Ella soñaba con el día en que All Might visitaría Kuoh. La ciudad, hogar de la Academia U.A., la misma en la que se había graduado su héroe favorito, parecía un escenario ideal para un encuentro casual en la calle, una firma en su póster de edición limitada, o incluso una simple palabra de aliento de su héroe. La posibilidad de conocerlo en persona era algo que la impulsaba cada día.

Tal vez, en el futuro, ella también tendría la oportunidad de estudiar en aquella academia, de caminar por los mismos pasillos que su ídolo y de seguir sus pasos hacia la grandeza. La idea de perseguir su sueño la llenaba de optimismo.

Y si se iba por un lado más fantasioso. En su mente, imaginaba un escenario heroico, un momento de peligro en el que All Might aparecería para salvar el día, y ella, por pura casualidad, estaría presente para presenciar su grandeza.

Con un bostezo perezoso y los ojos entrecerrados, la chica de rizos verdes se levantó a regañadientes de la cama. Sus manos, aún adormecidas por el sueño, buscaron a tientas el despertador que marcaba el inicio de un nuevo día. Con un gesto de resignación, lo apagó y se dejó caer de nuevo sobre la almohada, luchando contra la tentación de volver a dormirse.

High School DxD: Reficere latentis veritatisWhere stories live. Discover now