football (au)

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Violeta odiaba el fútbol. Era algo que le ocurría desde pequeña, no podía, no lo entendía. Su familia tampoco es que hubiera sido muy futbolera y, en el colegio, cada vez que jugaban a fútbol en clase de educación física, era tan patosa que se llevaba todos los balonazos. Vamos, que, además de no gustarle, mucho menos se le daba bien jugarlo. Pero, bueno, para gustos, colores y ella podía vivir perfectamente sin el fútbol. Simplemente, lo ignoraba y ya está.

El problema vino cuando, de repente, conoció a una chica mientras iba a la universidad y se enamoró perdidamente de ella. Hasta aquí, podemos decir que no parece un problema real, pero es que esta chica jugaba al fútbol. Chiara no era futbolista profesional pero jugaba en el equipo de la facultad por lo que entrenaba algunas tardes y jugaba pequeños campeonatos casi todos los fines de semana.

Violeta no supo que cara poner cuando se enteró de la pasión de su nuevo ligue. Le hubiera gustado que tuviera otra, el ajedrez, la lectura, el cine, por ejemplo, pero no, la mayor afición de Chiara era el fútbol y nunca jamas dejaría de serlo. Le había gustado desde pequeña y, ya que en la universidad estaba teniendo la oportunidad de jugar en un pequeño equipo, no iba a dejarlo. Disfrutaba jugando y, por supuesto, Violeta lo respetó, eso sí, no iba a verla a los partidos.

A Chiara le hacía ilusión que pudiera ir a verla, que la animara pero no veía mucho interés en eso por parte de su novia. Sabía que no le gustaba el fútbol para nada. Eso sí, siempre le deseaba suerte antes de los partidos y le preguntaba cómo le habían ido tanto los partidos como los entrenamientos. Le gustaba que Violeta le prestara atención en ese sentido pero se sentía un poco triste de que nunca fuera a verla, ni aunque fuera medio partido. Un día lo comentó con dos de sus compañeras en el vestuario.

- No sé, ella se interesa por cómo me va, pregunta, hablamos pero nunca ha tenido esa iniciativa de preguntarme si puede venir a verme. Me da pena porque me encantaría girarme y verla en la grada. - Dijo Chiara quitándose las botas bastante apenada.

- Pues tía, Martin y Juanjo tampoco es que sean de fútbol y casi siempre vienen a vernos. No es excusa, es apoyarte en algo que es importante para ti. - Le contestó Ruslana.

- Además, que ya no es solo el partido es que esté presente. Tú estás bastante presente cuando ella hace algo que le gusta, ¿por qué ella no contigo? Pero vamos, que se arregla rápido, le voy a decir a Juanjo que la convenza de venir a la final del campeonato el domingo. Si hay que usar chantaje emocional, se usa.

- ¡Bea! ¡No seas mala! No hace falta presionarla.

- Anda ya, me estás diciendo que te mueres porque venga a un partido, deja que Juanjo la convenza. No es presionarla. Solo la hará entrar en razón. Ya verás que el domingo se planta aquí a verte, como que me llamo Beatriz Fernández Soto.

- El domingo la tienes en la grada, Kiki. - Le sonrió Ruslana. - Ya no hay más excusas.

Bea, después de esa conversación, le contó todo el asunto a Juanjo, que era bastante amigo de Violeta, y pronto quedó con ella. Juanjo estaba dispuesto a convencer a su amiga para que fuera a ver a su novia al partido y, otra cosa no, pero Juanjo sabía lo que hacer perfectamente. Sabía que Chiara era su debilidad y que no tardaría mucho en caer.

- Oye, ¿sabes que el equipo de tu novia juega este domingo la final de un campeonato importante de universidades? - Preguntó Juanjo empezando con su plan.

- Sí, bueno, algo me ha dicho Kiki, ¿por?

- Porque estaría muy bien que fueras a apoyar a tu novia, que todavía no has ido a ningún partido suyo. Le haría ilusión seguro.

- Uf, Juanjo. Yo odio el fútbol, ya lo sabes. No se si aguantaría tanto tiempo allí sin aburrirme como una ostra.

- Violeta, tía. No es un partido de fútbol cualquiera, es un partido de fútbol que juega tu novia y encima es una final, es algo muy importante para ella. Yo siempre voy a los partidos y tampoco me gusta el fútbol. Lo hago simplemente porque tres de mis mejores amigas juegan en el equipo y voy por el hecho de apoyarlas. ¿Tú crees que Chiara no haría lo mismo contigo?

One shots - Kivi Where stories live. Discover now