Prólogo

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Hace mucho tiempo, existió un ángel soñador que adoraba crear todo tipo de cosas, desde animales diminutos hasta estrellas luminosas, ese ángel era un soñador en toda la extensión de la palabra. Aquel ángel solía compartir sus ideas con sus hermanos, pero estos miraban con malos ojos las ideas extravagantes de aquel pequeño ángel, prohibiéndole así, participar en la creación.

El ángel, que albergaba una profunda tristeza, logró encontrar a alguien que pudo entenderlo, por primera vez en años, el ángel pudo encontrar una amiga, y esa persona, era Lilith, la primera mujer de toda la creación.

Juntos compartieron su deseo de libertad con la nueva esposa de Adán, creyendo que habían hecho un gesto noble al darle su conocimiento a la mujer, no se percataron que con esa pequeña acción, el mal por fin pudo encontrar su camino hacia la tierra, rompiendo el equilibrio que los ancianos se habían esforzado en mantener.

Ambos soñadores fueron expulsados, y aquel ángel, condenado a solo ver la maldad de la humanidad perdió la capacidad para soñar, al contrario de Lilith, que con firmeza empoderó a los demonios con sus canciones.

- Papi, ya me sé esa parte, ¡cuenta cuando el ángel lo conoce!

- Ya iba a llegar a esa parte patito impaciente.

Los años pasaron, y los soñadores poco a poco empezaron a distanciarse, Lilith no pudo soportar ver la tristeza en la que estaba sumergido el que alguna vez fue el soñador más grande que existió, por lo que con un dolor profundo, tomó la decisión de irse, dejando a aquel ángel atrás.

El ángel quedó devastado ante la separación, terminando por recluirse en un gran y solitario castillo, sumido en su eterna tristeza. Pero un día, inesperadamente una sombría sinfonía se escuchó por todo el infierno, transmisiones siniestras se dejaban oír por todas las radios, captando la atención de todos los demonios y también la del ángel, quien con curiosidad, se dispuso a buscar al dueño de aquella siniestra sinfonía.

- ¡Y así es como encuentra a su amigo!

- Así es, mi pequeño patito, ahí es cuando ambos se conocieron.

Después de una ardua búsqueda, el ángel encontró por fin al dueño de aquellas transmisiones, un ser de inexplicable belleza y maldad, quien sin siquiera notarlo, logró hacer algo que nadie había logrado jamás, había logrado que el ángel recuperara su esperanza.

Ambos seres entablaron un lazo, primero de conocidos, luego de amigos y después, el amor nació de aquella unión, un amor tan intenso y puro que no tardó en dar frutos, trayendo así al mundo, a un pequeño soñador.

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"Trayéndote así a ti al mundo, Louis."

Secrets of a Royal FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora