Capítulo 51

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Dos años después.


-Juliana, podríamos estar teniendo sexo salvaje en vez de...

-Shhh... - Juliana dijo soltando una pequeña carcajada antes de comenzar a guiar a Valentina, quien tenía los ojos vendados, hasta una puerta que abrió, entrando con la rubia antes de correr para prender las velas que se encontraban por todo el lugar.

-Juliana...

-No seas impaciente – Dijo la morena mientras echaba una última mirada al lugar, asegurándose de que todo se encontrara perfectamente acomodado. – Listo – Dijo ella, caminando hasta Valentina y posicionándose detrás de ella para quitarle lentamente la venda que cubría sus hermosos ojos celestes.

Conforme la oscuridad iba desapareciendo, la escena de velas dispersas por toda la sala fue apoderándose de su vista.

-Este es...

- Sí, lo es. – Dijo Juliana sonriendo nerviosamente, tirando de la cuerda de uno de los globos que estaban por toda la casa. – Cuando aún estabas internada recuerdo haberte llevado un globo – decía mientras se acercaba a su novia nuevamente. – Hoy aquí estoy de nuevo, dándote uno nuevamente.

Valentina comenzó a parpadear desenfrenadamente al leer la inscripción que traía el globo rojo que Juliana sostenía en su mano. "¿Te quieres casar conmigo?". Sus ojos recorrieron todo el lugar y encontraron la misma frase en cada uno de los otros globos. Parecía que su corazón iba a salirse de su pecho por lo fuerte que latía. ¿Estaba pasando esto en realidad?

-Quiero que nuestra promesa de meñique se convierta en una promesa de dedo anular – Comenzó a hablar la morena, soltando el globo y sacando una caja negra que tenía dentro del bolsillo. – Con permiso. – Dijo abriendo la caja delante de la rubia – Valentina Carvajal, por alguna razón que aún no logro entender, tus ojos se abrieron al escuchar mi voz, de alguna forma hiciste que mi corazón se llenara de hermosas florecitas, como tú misma decías. – Dijo Juliana riendo un poco nerviosa. – Y deseo que siga siendo así por el resto de nuestras vidas. En verdad que podría decir un millón de cosas que hemos vivido juntas, ya que cada una de ellas ocupa un lugar especial en mi memoria y mi corazón, pero en vez de hacerlo, quiero hacerte una pregunta. – Juliana se detuvo para humedecer sus labios, las manos le temblaban mientras veía directamente a los hermosos ojos de su novia. - ¿Aceptarías casarte conmigo y llenar mi vida de alegría, así como lo has estado haciendo desde que te conocí?

Valentina la miró boquiabierta por algunos instantes, estaba totalmente sorprendida. Analizaba minuciosamente cada uno de los recuerdos que tenía cuando escucho por primera vez la voz de Juliana. De repente, reaccionó, tomó la mano de la morena y movió un poco su dedo anular, haciendo que Juliana se quedara un poco confundida. Pero algo en su memoria la hizo sonreír y emocionarse.

-¿Eso fue un sí? – Preguntó Juliana y Valentina sonrió ampliamente.

- Yo ya me comunicaba contigo sin siquiera pronunciar alguna palabra mientras estaba en esa cama. – dijo la rubia, volviendo a mover su dedo anular. - ¿Recuerdas lo que esto significaba?

-Moverlo una vez era "Sí" y dos veces era "No" – Respondió la morena, sintiendo como Valentina secaba sus lágrimas, las cuales ni siquiera se había dado cuenta de que se escapaban de sus ojos por lo emocionada que se encontraba. Había imaginado este momento tantas veces mientras planeaba el cómo se lo pediría. Pero nada de lo que imaginó se acercaba al momento tan único y especial que estaban viviendo justo ahora. Valentina siempre lograba hacer que todo fuera siempre más romántico, más profundo, más significativo. Era la magia de Valentina.

En un parpadeoWhere stories live. Discover now