Capítulo 50

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El ruido de las bocinas, junto con la casa llena de gente, hicieron que los ojos de Valentina brillaran. Era su cumpleaños y ella estaba volviendo de un curso; Juliana le había pedido arreglarse, ya que le haría una fiesta en su honor.

Eran casi las 9 de la noche cuando llegó la rubia, se topó con algunos rostros conocidos que le sonreían gentilmente, sin embargo, lo que le llamó la atención fueron los globos que había por todo el lugar con fotos de ella. Fotos que ni ella misma sabia que existían.

Todo eso estaba solamente en el patio, porque al poner un pie dentro de su casa, su corazón se disparó. Sus ojos se toparon con enorme cartel blanco con letras rojas que decía: Te amo, Valentina. ¡Feliz cumpleaños!

También había algunos mensajes de sus amigos y de su madre por todo el lugar, pero el cartel de Juliana era el más llamativo, como si quisiera demostrar cuan orgullosa se sentía por estar con Valentina.

-Pediste una canción lenta para que pudiéramos bailar cerquita en la pista de baile. - La suave voz en su oído la hizo sonreír involuntariamente. La ojiazul se giró y se encontró a su novia sonriendo ampliamente, con ojos brillantes y un vestido negro que se ajustaba perfectamente a la silueta de a fisioterapeuta.

-Juls, ¿Tú hiciste todo esto? - preguntó la rubia mirando alrededor para finalmente regresar la vista a Juliana, quien se encontraba aun sonriendo.

-Aún hay más - Dijo Juliana, entrelazando sus dedos con los de Valentina y tirando de ella hacia arriba de las escaleras. Se detuvieron una o dos veces por personas que querían felicitar a la rubia y después siguieron su camino.

-¿A dónde vamos? - Preguntó la ojiazul con curiosidad, casi suspirando al ver el meneo de las caderas de Juliana al caminar delante de ella. El perfume de la morena invadía sus sentidos, recordándole que su novia era exquisita en todos los sentidos.

-A tu recámara.

-¿Me mostrarás nuevamente tu lunar? - preguntó con malicia, haciendo reír a la otra chica, quien abrió la puerta del cuarto y le cedió el paso.

-Me encantaría - susurró Juliana, juntando sus labios con los de Valentina en un suave beso - Pero tengo que mostrarte otra cosa - Dijo al cerrar la puerta. - Solo dame la mano, confía en mí.  - Le pidió y Valentina no tardo en entrelazar nuevamente sus manos, viendo como la morena abría las ventanas y la posicionaba viendo hacia afuera, mientras ella pegaba su cuerpo por detrás del de la rubia.

-Wow... - Valentina no podía creer lo que veía, sus ojos se encontraron con la figura de la noche siendo iluminada por la luz de la luna. El cielo estaba lleno de estrellas, casi tantas como las florecitas en su corazón; y abajo las personas bailaban, reían, bebían. Todo era perfecto.

-No es demasiado; pero la vista aquí es mucho mejor. - Susurró Juliana, viendo a Jim a un lado de la alberca. En cuanto el chico se percató, levantó el brazo y enseguida se comunicó con alguien por el celular.

Segundos después, el cielo se llenó de fuegos artificiales, adornando el cielo. La vista era espectacular y Valentina se encontraba sin palabras. Todo era perfecto, ¿qué más podía pedir? Lo tenía todo en la vida.

-Espero que te gusten - susurró la morena mientras miraba satisfecha todo el espectáculo. Luces verdes, amarillas, rojas, blancas, azules aparecían formando increíbles figuras en el cielo, haciendo que Valentina aplaudiera emocionada.

-No puedo creer que hayas hecho esto por mí - Dijo, girándose hacia Juliana con el pecho lleno de felicidad.

-Haría cualquier cosa por ti. - Respondió suavemente la morena, dándole un largo, pero casto beso a la rubia.

-Veintiún años, Juls. - Dijo Valentina con el reflejo de los fuegos artificiales en sus ojos azules.

- Veintiún años, Val. - Repitió la morena sonriendo.

-Aghh, estoy muy ansiosa... - Expresó la ojiazul, haciendo que Juliana frunciera el ceño, confundida. - Tengo algo para ti. Sé que es mi cumpleaños y te lo iba a dar cuando cumpliéramos un año de novias, pero quiero dártelo ahora.

-¿Qué es? Ya me dio curiosidad - Dijo Juliana, haciendo sonreír nerviosa a Valentina, quien caminó hasta la mesita de noche y sacó algo del primer cajón.

Conforme se iba acercando, la morena podía ver en las manos de su novia una cajita de vidrio transparente, con algo marrón dentro de la misma.

-Es solo... Algo que nos marca a ambas, pero creo que este momento también lo hace, así que creí que era apropiado. - Los ojos castaños se enfocaron en la parte exterior de la cajita, había una pegatina con una foto de ellas, en específico, la foto que se habían tomado el primer fin de semana que Valentina se fue a quedar con ella en su casa.

Sus ojos examinaron más a fondo la caja, encontrando una rosa seca.

-Fue la rosa que me diste en el hospital - Dijo Valentina y Juliana abrió la boca, sorprendida. Sus ojos se humedecieron mientras una sensación increíble invadía su pecho - Me pediste que la cuidara.

-No puedo creer que la hayas guardado, Val - La morena sonreía conmovida, sabía que su novia era alguien increíble, pero esto solo lo confirmaba aún más. No podía poner en palabras lo que estaba sintiendo, era una mezcla de amor, ternura y nostalgia.

Exactamente como los fuegos artificiales en el cielo, pero ella lo sentía en su pecho, en su cuerpo, en su alma...

-La guardaré, exactamente como guardo cada expresión que muestras, cada sonrisa, cada beso - Dijo Juliana acariciando la suave piel del rostro de la ojiazul.

-¿Sabes que recuerdo? - Preguntó la rubia y Juliana negó. Valentina la miró tímidamente antes de reír con un poco de nerviosismo - Tu voz diciendo mi nombre antes de abrir los ojos. Era como si me encontrase en el fondo del mar, muriendo poco a poco ahogada, sin tener dirección a la cual ir, pero entonces entraste en ese cuarto, escuché tu voz y pensé: Ahí está mi salvación, no morirás ahogada, Valentina - Dijo, recordando la sensación de estar atrapada y una lágrima solitaria rodó por su rostro. - Entonces dijiste mi nombre y enseguida supe que quería seguir escuchando esa voz por el resto de mi vida, así que debía seguirla.

- Y la seguiste - Dijo Juliana y Valentina asintió.

-Dios, sentía vibrar todo mi cuerpo cada que decías mi nombre. Era como si el mismo quisiera despertar y agradecerte por haber aparecido- Dijo la rubia, sonriendo de lado. - Y no te rendiste conmigo, incluso cuando me encontraba ahogada en esa oscuridad, te atreviste a entrar y salvarme. Y créeme cuando te digo que voy a atesorar tu voz en mi mente hasta el último día de mi vida - Juliana sintió como las lágrimas caían por sus mejillas y abrazó fuertemente a su novia.

-No me digas esas cosas porque se me va a correr todo el maquillaje. - Dijo la morena, haciendo sonreír a su novia, quien limpiaba cuidadosamente las lágrimas de su rostro. - ¿Sabes algo?

-¿Hmm? - respondió Valentina, sintiendo los labios de Juliana tocar suavemente los suyos.

-Me enamoré de ti, apenas abriste los ojos - Susurró Juliana contra los rosados labios de su novia - Dijiste: "Tus ojos también son lindos", pestañeaste y wow, ojalá hubieses podido sentir lo rápido que hiciste latir a mi corazón, Val. Dios... Y lo sigues haciendo, cada momento a tu lado es tan mágico y especial para mí que me gustaría detener el tiempo para que no termine...

-¿Te conquisté tan rápido? - Preguntó Valentina y Juliana cerró los ojos asintiendo, disfrutando la cálida brisa de una noche de verano.

-Solo fue necesario un parpadeo y caí rendida a ti - Susurró bajo la luminosidad de los fuegos artificiales que decoraban el momento en que sus labios volvieron a unirse, marcando el momento exacto en el que dos corazones latían acelerados y en perfecta sincronía.

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Holi!! Quería pedirles una disculpa por tardar tanto en actualizar, no me he encontrado muy bien de salud, pero les dejo este por lo mientras!


Esta historia NO me pertenece, es una adaptación y traducción realizada con una autorización de su autora JULIETEBS

En un parpadeoWhere stories live. Discover now