Cita doble o doble cita

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Mi cabeza daba vueltas y vueltas, mas no podía dejar de pensar en que Jessica tenía razón cuando me dijo que atrasar la terminación con Laura me iba a traer problemas.

Y para rematar el restaurante estaba un poco caro, creo que me iba a gastar mis últimos trecientos pesos en esa cita, pero valía la pena, porque la sonrisa y la mirada que puso Elías al entrar al lugar no se comparaba con nada. No importaba si tenía que volver a trabajar en la cafetería, no en ese momento, lo juro.

Ojalá hubiera podido tomar una foto de su rostro y guardarlo para siempre en el espacio de mi mente que tenía todo lo que más me gustaba.

¿Escucharon eso? ¡Empiezo a sonar como Ari! Amo.

Lo que sí me estaba preocupando era que tenía que salir a la plaza de enfrente porque Laura ya me había dicho que estaba ahí.

Elías comía su rol de canela y miraba fijamente el lugar, admirándolo.

—Amo aquí —dijo, mirándome a los ojos de repente.

Me sonrojé, y le di un trago a mi té verde.

Él había ordenado un rol de canela, un café americano y dos galletas de chocolate, y brillaba. Brillaba en serio.

Tan en serio que me tentaba a quedarme ciego, pero nunca a dejar de mirarlo.

—Me alegra que te guste —sinceré, embelesado.

Miré el reloj, habían pasado cinco minutos desde que Laura me dijo que ya estaba ahí, y no encontraba la manera de escaparme del lugar.

Y dirán, "Will, ¿por qué no solo le cancelas de último momento? Así como hacen las personas normales"

Ya deberían saber que no soy una persona normal.

— ¿Te molesta si me voy un rato a tomar aire fresco, honey? —le pregunté, me sonrió y negó suavemente.

Acomodó sus lentes.

Me levanté de la mesa, pero no me quería ir, por lo que lo miré una última vez, el sol de la ventana le pegaba en el rostro, y sus ojos se veían aún más azules. Como si eso fuera posible.

—No tardo, lo prometo —aseguré, aunque él no se sintiera inseguro de lo contrario, sus ojos se iluminaban de forma tan hermosa, y ese fue el mejor regalo de navidad para mí.

—Lo sé...

Sonreí, y me alejé lentamente hacia la salida, de la cual estábamos lejos, pues estábamos hasta el fondo del lugar, eso fue planeado, ya que así no podría verme tras la ventana.

Todo estaba fríamente calculado.

Mantuve un paso calmado mientras salía del lugar, pero en cuanto crucé la puerta corrí lo más que mis piernas pudieron.

La vi, estaba sentada en un columpio, dándole la espalda al restaurante, cafetería, librería... ni idea como se le pueda llamar a ese lugar. Era muchas cosas.

Sonreí <<acabemos con esto rápido>>.

Toqué su hombro cuando estuve con ella, saltó del columpio y me miró con miedo solo por un segundo, después su sonrisa se ensanchó y me abrazó con fuerza, le correspondí.

—Willie... —susurró en mi oreja

Ese apodo lo hubiera sido todo para mi hace tan solo unas semanas, cómo cambia la vida, ¿cierto?

—Lau... —murmuré, incomodo, pero no por abrazarla, sino por como ella me estaba abrazando.

La separé un poco a la fuerza, no estaba preparado mentalmente para eso.

Café De Medianoche Where stories live. Discover now