Segundo Arco: I

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N/A: inicio del segundo arco!

...🌠...
"La estrella durmiente".


Había una pesada oscuridad, densa y sofocante. Caelus quería abrir los ojos, pero se sentía terriblemente agotado. Lograba escuchar como un sonido tenue y ahogado al viento soplando en la distancia. Poco a poco sus sentidos fueron volviendo en sí, como despertando de un largo sueño. Sentía que estaba sobre algo firme e incómodamente duro, su cuerpo pesaba toneladas y por más que quieras levantar una mano para restregar sus ojos, sus brazos temblaban y permanecían en el sitio, endebles y sin fuerza alguna. Incluso respirar dolía, atinó a abrir la boca y tomó una gran bocanada de aire, sus pulmones llenándose y finalmente sintiendo que esa pesada niebla se disipaba de su mente. Respiró acompasado, parsimonioso.

Lentamente, poca fuerza regresó a su cuerpo y fue capaz de levantar un brazo tembloroso para presionar el puente de su nariz. En algún momento había regresado a su apariencia no-bestial, más no recordaba del todo qué había pasado.
Frotó sus ojos y deslizó su mano por su rostro, cubriendo su boca a la vez que abría los ojos. Veía borroso de tanto en tanto, pero podía identificar que estaba... en el Campo de Batalla. Los altos muros sin derribar lo rodeaban en silencio y las nubes grises a lo alto observaban su despertar intranquilo.

Cada respiración era una punzada de dolor, cuando intentó sentarse ahogó un jadeo de dolor y al instante volvió a dejarse caer en el suelo. Se sintió mareado y como si las paredes se le vinieran encima, por lo que volvió a cerrar los ojos.

Como un destello doloroso de recordar, sus últimas memorias llegaron a primer plano en su cabeza. Arrugó el entrecejo y su corazón dió un vuelco... Se centró en respirar y poner orden a sus pensamientos. ¿Qué había pasado? ¿Había muerto? ¿Y el campamento? ¿Lograron salvarse?

Jadeó una vez más al intentar sentarse, apoyándose en sus codos haciendo un esfuerzo imposible. Entonces, una mano se posó firme pero suave en su espalda, dándole el soporte necesario para permanecer sentado. Caelus apenas giró el cuello, esa pequeña acción también dolía a horrores, sin embargo no necesitó ver bien a la persona agachada detrás suyo para reconocerla.

— Rossél... —su voz salió en un hilillo apenas audible, rasposa y frágil.

— Shhh... —consoló con voz paternal.— Soy yo, aquí estoy.

El alivio bañó su corazón y Caelus se permitió bajar la guardia, confiando plenamente en la seguridad que la presencia de Rossél siempre le transmitía. El de la máscara de buey acercó un paño humedecido para limpiar con cuidado el rostro de Caelus, y este en silencio le agradeció el gesto.

— Voy a levantarte, podría doler un poco. Perdóname, de antemano.

Caelus asintió. Un brazo pasó por su espalda y el otro bajo sus rodillas, y sin mucho esfuerzo, Rossél cargó a Caelus. Este ahogó otro jadeo de dolor y de pronto sintió su cuerpo frío y débil. Quiso decir algo, pero también sentía como si el suelo estuviese inclinado de un lado antes de inclinarse por el otro. Cerró los ojos y apoyó su frente en el hombro de Rossél.

— Lo sé... lo sé... Estás exhausto, ¿Verdad? —Caelus apenas pudo exprimir un débil "Si" de su boca, y Rossél asintió, mirándolo con pesadumbre detrás de la máscara.— Te esforzaste un montón... anda, descansa. Te cuidaré mientras duermes.

Caelus asintió, profundamente agradecido y reconfortado.

Sintió que Rossél empezó a andar, presumiblemente hacia el nuevo refugio. Mientras caminaba, Caelus abrió los ojos brevemente para tomar un vistazo de lo que dejaban atrás. Ahí, entre los muros de las ruinas del Campo de Batalla, yacían inmóviles en el suelo los tres dragones oscuros que tanta desdicha y sufrimiento habían traído, y más atrás... quedaba el templo.

Brujo de Alas NegrasΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα