24.

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Al acabar ese abrazo, Zoro nisiquiera se dispuso a mirar a ese rubio, y solamente estiró su mano que tenía la flor que le habían dado, ya mojada y destruida por la manera en la que se aferro al cocinero momentos antes. — Tsh..., seguro te gusten las flores, agarrala. — Dijo desinteresado, pero, se veía más feliz de lo que estuvo en esos dos días enteros sin él.

Sanji vio la flor aplastada en esa mano y no pudo evitar sonreír, y reírse a su vez. — No sé si a eso se le pueda seguir considerando flor... — Dijo divertido, y Zoro bajo a ver lo que tenía en su mano; ya ni forma tenía...

Sanji abrió el paraguas, aunque ya estaban ambos completamente mojados, era mejor prevenir. Cubrió a Zoro y a él, y antes de que ese espadachín tirará esa planta machacrada, Sanji tomo esa flor con una sonrisa que casi le hace salir el corazón a Zoro. — Es de mi color favorito, gracias Marimo~ — Dijo verdaderamente contento, y Zoro bufó comenzando a caminar rápido. Se había puesto nervioso.

Sanji se rió y corrió atrás de él. — OE IDIOTA, NO TE SIGAS MOJANDO, HEY! JAJJAJAJA ESPÉRAME. —

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— Yo, no creí que vendrías. — Dijo Zoro. Ambos caminando bajo la lluvia con ese paraguas que provocaba que no estén alejados el uno del otro, y eso facilito más al rubio para apretarle fuerte la mejilla a ese espadachin. — OE! ESO DUELE.

— ¿TSH COMO PUEDES DECIR ESAS COSAS?! Idiota, tsh... Yo... — Sanji se quedo callado, como si tuviese pensando bien si decir las siguientes palabras. — Pfff te dije que vendría, y así lo hice! Tú... Verdaderamente estuviste increíble! Ahg. — Susurró volteando la mirada, buscando evitar el ligero rubor que se dibujo en su rostro. No mentía, Zoro se veía increíble cuando peleaba. — Llegué cuando se había acomulado una manada de humanos miserables tsh!!! ¡TE GRABÉ CUANDO LUCHABAS! ESTUVISTE INCREÍBLE MARIm- — Quedó mudo cuando al expresar su emoción, Zoro le rodeo la cintura con uno de sus brazos y volvió a abrazarlo fuertemente.

— Gracias por haber venido... Significa mucho para mí... Gracias. — Susurro, eras palabras tan sinceras que a ese oficial le costó decir cada sílaba, y Sanji sintió su alma estremecerse. Su corazón latía desenfrenadamente y sus manos temblaban un poco, apretó más el paraguas y con su mano libre acaricio los cabellos de ese musgo.

Zoro le hacía sentir bien...

Verdaderamente había valido la pena haber trabajado en exceso para poder ir a verlo.

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No sabía cómo, pero había logrado que esa mujer se pudiera sentir segura en sus brazos. Ya la noche había caído, y esa muchacha estaba llorando desconsoladamente en los brazos de un rubio que la cubría y protegía, consolando el alma rota de esa joven.

Pudding luego de un rato, sorbía los mocos de su nariz, esperando afuera de una tienda que ese chico con el que había tropezado saliera. Se sentía perdida, vulnerable y más aún, humillada de que la vean de esa manera. Pero las palabras tan amables y sinceras de ese idiota provocaron que ella pudiera buscar refugio en unos brazos ajenos por un momento.

Su labio inferior no dejaba de temblar, sintiendo sus ojos tan cansados y pesados, junto un cuerpo debilitado. Sanji salió con una bolsa con una crema dentro, se acercó a ella y con una sonrisa de amabilidad y preocupación le tomó de la mano. — Ven... Sanaremos ese daño... — Dijo y ella sintió su corazón latir fuertemente, y se limitó a asentir.

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Sanji llevo a esa mujer indefensa hasta su hogar, lugar donde le coloco la crema con cuidado en ese moretón que cubría su rostro; ella en su lugar, quería llorar por ver unos ojos tan lindos llenos de preocupación por ella.

CHAT ZOSAN Where stories live. Discover now