Capítulo 5: Angel Dust

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Al llegar al sótano, Angel se encontró con una escena que lo hizo sentir aún más enfermo. Hombres de aspecto sombrío y repulsivo estaban dispersos por la habitación, riendo a carcajadas y bebiendo alcohol exageradamente caro como si no tuvieran preocupaciones en el mundo.

Valentino lo empujó hacia el centro de la habitación, presentándolo a sus clientes con orgullo como un trofeo que presumir.

—Caballeros, les presento a Angel, la estrella de la noche —dijo Valentino con una sonrisa siniestra, dejando ver sus brillantes dientes blancos—. Estoy seguro de que estarán encantados con sus servicios.

Los hombres se volvieron hacia Angel con miradas hambrientas, como si en lugar de ver a una persona vieran un simple trozo de carne que esperaban ansiosos por devorar, y él sintió el deseo abismal de vomitar. Tragó saliva con dificultad y trató de mantenerse firme, sabiendo que no tenía otra opción más que seguir adelante.

Se abrió paso, caminando sensualmente entre la habitación con la más convincente sonrisa que podía fingir, observo de reojo a algunos de los invitados especiales de Valentino. Les guiñó el ojo con un destello de malicia y coquetería.

Valentino lo miró con una mezcla de desprecio y satisfacción antes de apartarse y dejar a Angel a merced de sus clientes.

La noche pasó en un torbellino de dolor y humillación para Angel. Tratando de en serio intentar disfrutar de esto, sentandose justo a un lado del sujeto con apariencia más aceptable. Le dedico una sonrisa a aquel desconocido, dejando ver su brillante diente de oro. Se dejó toquetear por aquel tipo, a quien no le importaba que todas las miradas estuvieran sobre ellos, acariciaba morbosamente las bien formadas piernas del más joven.

El bartender, quien en serio parecía querer huir de ahí, le ofreció una copa que Angel no dudo en aceptar. Bebiendo el whisky de un solo tragó, sintiendo el ardiente alcohol bajar por su garganta.

El sonido atronador de la música retumbaba en cada rincón del espacio, envolviendo a los presentes en un frenesí auditivo que reverberaba en sus almas. La musica cargada de letras explicitamente sexuales se deslizaban por el aire como susurros tentadores, envolviendo a los presentes en un aura de deseo y anticipación. Las luces neón, parpadeantes y vibrantes, dibujaban destellos hipnóticos en el aire... y le quemaban las retinas a Angel.

Pasaba de hombre en hombre, dejándose tocar, seduciendolos con picardia y bailando entre ellos con sensuales y atrayentes movimientos. Después de un par de tragos, el bartender se negó a seguirle ofreciendo bebida. ¿Eso importaba? No. Los clientes a los que les estaba alegrando la noche le regalaban trago tras trago. Mareandolo y haciéndolo sentir, por instantes, que no estaba realmente ahí. La bebida que corría por sus venas hacia que la noche fuera más fácil de superar.

Pasó un momento íntimo con cada uno de esos hombres, obedeciendo a sus más viles y repulsivos deseos carnales, siendo su esclavo durante una hora o dos. Y aunque el sexo podía llegar a ser placentero si cerraba los ojos y se centraba únicamente en el extasis, al abrirlos se sentía sucio y utilizado como el juguete sexual que era, sólo una masa rosa con agujeros.

En medio del bullicio, el exceso de copas comenzó a pasar factura, caminaba torpemente. Notó como sus clientes y Valentino se alejaban, dejandolo solo aquel lugar, intento alcanzarlos.

Con un tambaleo repentino, Angel perdió el control y cayó al suelo, su cuerpo impactando contra la fría superficie con un golpe sordo. Un gemido escapó de sus labios, pero fue ahogado por el estruendo de la música.

En ese momento, la música se detuvo abruptamente, como si un interruptor invisible hubiera sido accionado. Un silencio repentino descendió, dejandolo desconcertado.

Entonces, una figura se acercó a Angel desde la penumbra, se arrodilló a su lado y extendió una mano firme para ayudarlo a levantarse.

Angel levantó la mirada, pero las luces le encandilan y no podia ver más allá de un destello. Lo envolvió un aroma delicioso que no lograba identificar muy bien. No podía distinguir si lo que estaba ocurriendo era real o una alucinación a causa del alcohol.

—Que cabellero—halagó al aire, ni siquiera veía a la cara a quien sea que le haya ayudado—, ¿eres así de gentil en la cama? No es por matar el encanto, pero estoy destrozado.

—No estoy interesado.

—¿Qué?—Angel sonó incredulo—¿E-en seri...?

El mareo le cobro factura, aunque quiso evitarlo no pudo. Termino vomitando.

N/A:

Holaaaaa, qué les parece el capitulo de hoy?

Veremos un poco más de Angel en el siguiente capítulo. Besitos<3

Ángeles Caídos|| Hazbin HotelWhere stories live. Discover now