One-Shots Random

Incluso las espinas tienen rosas {t.w.d.}

_Lo sé pero eso no es escusa para dejar de alimentarte, es una  necesidad básica y ADEMAS no vas a aguantar mucho si sigues así. (Dice Carol con una sonrisa plasmada en la cara)

La chica alza una ceja y mira a la mujer frente a ella durante unos segundos sin decir nada. Pensando en lo impresionante que le parece como ella logra combinar una personalidad fuerte y decidida con un cariño inmenso hacia los suyos.

_Acabas de usar la misma palabra que yo y encima la has dicho de forma acentuada. No se si te estás burlando de mi o simplemente andas de graciosa hoy. (Y procede a sonreír de forma torcida) Pero gracias, la verdad es que no se que haría sin ti Carol.

_Eso también lo sé ___(suelta sin cambiar de expresión y da la vuelta para volver a las celdas)

_Me encanta esta mujer (comenta divertida en voz baja siguiendo su camino hasta la torre)

Subía las escaleras con rapidez, inmersa en ese estado alegre. Pensando que solo le quedaba hacer la guardia mientras comía algo y sabiendo que a la mañana siguiente podría dormir unas cuantas horas seguidas. 

Abrió la puerta sin mirar un punto en particular, mientras tenía un debate mental sobre si lo que le gustaba más de dormir era poder descansar o tener la certeza de que al menos, durante ese lapso de tiempo su cabeza no pensaría en nada ni en nadie.

Se dirigió directa a la ventana, dejando las cosas a un lado en el suelo, para poder tomar una bocanada de aire y centrarse en lo que tenía que hacer. Antes de que quienquiera de fuera a hacer la guardia con ella le jodiese el bueno humor que llevaba diciéndole que estaba distraída, dispersa o alguna gilipollez por el estilo. Como si no fuese capaz de hacer 2 cosas a la vez.

Bajando la mirada a sus manos al expulsar el aire de sus pulmones, que salió más como una exclamación de disgusto, se dio cuenta de que antes que nada tendría que curar sus heridas. Ya que si no lo hacía se infectarían y podrían llegar a ser un problema. Y no le parecía morir precisamente por algo tan insignificante como eso si la infección se extendía y llegaba a la sangre. Muerta por dejada y por imbécil. No, definitivamente no.

Sin alzar la mirada, mientras giraba sobre si misma y se agachaba para buscar en un pequeño botiquín de la estancia, puesto allí por precaución junto con algo de munición, se enredo con sus propios pies y se dio de bruces contra el suelo.

Y justo ahí tirada, en ese preciso momento se percató de que no estaba sola. La risilla ahogada y mal disimulada le doy la identidad exacta de su compañero. No le hacia falta levantar la cara y sobre todo, no quería hacerlo. Aunque no pudo evitar que se le escaparan de la boca unos cuantos joder, puta mierda, me cago en todo...mientras se reincorporaba y le miraba de reojo.

Lo cierto es que Daryl, o el tipo de la ballesta como solía llamarlo ella, había permanecido en completo silencio desde que la vio entrar por la puerta. No quería hablar con la chica y mucho menos tener que pasar toda la guardia junto a ella. Le costaba un esfuerzo sobre humano no salir corriendo de allí y es que no le gustaba admitir, incluso si era solo para si mismo, que se había pasado de cabrón con todo el asunto.

Todo ocurrió en segundos y no estaba seguro hasta donde ni con cuanta claridad lo habría visto. Pero sabía que lo había hecho y eso bastaba. Odiaba sentirse expuesto y odiaba aun más las horribles cicatrices de su espalda. Fue un jodido accidente, él no tendría que haber estado de espaldas a la puerta de la celda mientras se cambiaba y ella no tendría que haber llegado hasta allí de aquella forma tan silenciosa. Pero había pasado y ya no tenía vuelta atrás para él.

Lo curioso es que Dixon contuvo la respiración al primer segundo de ver a ___ entrar y no volvió a respirar hasta que escuchó como ella soltaba el aire con fuerza asomada a la ventana. Lo había hecho de forma automática y acababa de darse cuenta de ello dejándole mudo de la sorpresa. Ahora no solo estaba enfadado, también se sentía confundido y frustrado.

Su intención era quedarse totalmente estático y en silencio para que ella no notase su presencia. Tal vez si permanecía así  con un poco de suerte la chica no se daría cuenta de que ya había alguien allí con ella. Pero la suerte nunca estaba de parte de un Dixon. Sin mencionar lo torpe que podía llegar a ser ___.

Por lo tanto todo acto de disimular que se encontraba ahí había desaparecido al verla caer al suelo y escucharla soltar las típicas palabrotas que la caracterizaban. En ese momento solo pudo tratar de camuflar su leve risa con un carraspeo de garganta, fallando estrepitosamente en el intento a juzgar por la mirada de reojo asesina que le lanzaba la chica ahora.

Y mientras ella se levantaba del suelo y se dirigía al extremo opuesto del suyo, botiquín en mano, se fijó que en esos días en que ya no hablaban como de costumbre, parecía estar más delgada, más cansada y sobre todo más magullada que antes. No le gustaba en absoluto verla así pero no se lo diría de frente, eso nunca.

___ sabia que en su corto recorrido del suelo a la otra esquina, el estúpido Dixon no le había quitado el ojo de encima. Ninguno de los dos quería dar a entender que se preocupaba por el otro. Joder eran amigos, o eso era lo que ella creía. Nunca se le había dado bien eso de hacer amigos y mucho menos conservarlos. 

Pero con los hermanos congenió casi desde el minuto 1. No porque fueran fáciles de tratar, ni mucho menos. Había sido simple y llanamente porque los 3 tenía un carácter de mierda, no hacían más que soltar burradas por la boca y detestaban a prácticamente cualquier humano sobre la faz de la tierra.

No es como si nunca discutiesen entre ellos o siempre estuviesen de acuerdo mágicamente. Pero al final del día Daryl era el tipo de la ballesta con 0 tacto pero con buen corazón. ___ era la novata mal hablada, desconfiada y reservada que sabia ser amable con quien a su parecer se lo merecía. Y luego estaba Merle...que era Merle. Aunque había aprendido que en presencia de esos 2 debía contener sus comentarios racistas y machistas. Ya que según él, su hermanita Darylina y la fan nº1 de Shane-poli de mierda-Walsh, se unían en su contra cada vez que querían joderlo.

Y así mientras intentaba hacer bien eso de curar sus heridas, divagaba entre recuerdos y anécdotas sobre el trio de paletos que alguna vez fueron Merle, Daryl y ella.

Sin llegar a imaginarse que los pensamientos que rondaban a Daryl últimamente todas las noches también tenían un toque melancólico. Creyendo que tal vez había perdido a las 2 únicas personas que lo aceptaban tal cual era. Recordando una y otra vez la frase que una noche le dijiste como si fuese un secreto compartido, quemándole cada día un poco más.

_Daryl aunque no lo creas, incluso las espinas tienen rosas.