Capítulo trece

23 2 6
                                    

Querido Ashton:

¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué nos hiciste esto? Me prometiste que me esperarías, que estarías a mi lado pase lo que pase.

Confié en ti, realmente lo hice. Cada palabra tuya resonaba en mi corazón como una promesa de un futuro brillante juntos. Confíe en tus palabras, en tu mirada, en tus gestos de cariño. Confíe en la posibilidad de un futuro juntos, donde seríamos felices compartiendo nuestros sueños y anhelos.

Pero todo se desvaneció cuando te vi con ella, esa chica rubia que ahora ocupa tu corazón. Verlos juntos, compartiendo sonrisas y afecto, me hizo cuestionar todo lo que creía saber sobre nosotros. Me preguntó una y otra vez: ¿Por qué no era yo la que estaba a tu lado?

Te veías tan feliz a su lado. La besabas con ternura, la abrazabas con pasión, la mirabas con un brillo en los ojos que solía ser solo para mí. ¿Qué hice mal? ¿En qué momento perdí tu amor?

Verlos juntos rompió mi corazón en mil pedazos. Cada beso tuyo hacia ella fue como un puñal clavado en lo más profundo de mi ser. Cada gesto de cariño compartido entre ustedes fue una dolorosa confirmación de que nuestro amor había llegado a su fin.

Siento como si te hubiera entregado mi corazón y tú lo hubieras destrozado sin piedad. Confíe en ti con todo mi ser, y ahora me encuentro perdida en un mar de confusión y dolor. Me ilusioné contigo, te entregué mi amor sin reservas, y ahora me encuentro aquí, preguntándome qué pasó, dónde nos equivocamos.

A veces me pregunto si fue mi culpa, si debería haber revelado mi identidad antes. Quizás debería haber sido más valiente, más decidida. Quizás debería haber luchado más por nosotros, por lo que teníamos. Pero ahora es demasiado tarde, y solo me queda la amarga sensación de un amor perdido.

Mientras te veía ser cariñoso con ella, deseaba desesperadamente estar en su lugar. Deseaba que fueran mis labios los que tocaras con los tuyos, mis brazos los que te rodearan con ternura, mi mirada la que te hiciera sentir amado y deseado.

Lloro mientras escribo esta carta que nunca te entregaré, pero necesito sacar estas emociones de mi interior. Necesito expresar el dolor y la tristeza que siento ante la pérdida de lo que creíamos ser. Esta carta se convierte en mi refugio, en mi manera de enfrentar la realidad y seguir adelante.

Desde aquel día, he estado escribiendo cartas que nunca verás. Cartas llenas de amor y dolor, de esperanza y desesperación. Cartas que nunca te entregaré, pero que guardo como un tesoro precioso en el fondo de mi corazón.

Si eres feliz con ella, entonces espero que dure mucho tiempo. Que te cuide y te ame como yo lo haría. Que te haga feliz de la manera que yo nunca pude hacerlo. Que encuentres en ella todo lo que yo no pude darte, y que juntos construyan un futuro lleno de amor y felicidad.

Hasta aquí llega esta carta, ahora está manchada con mis lágrimas y apenas puedo leer lo que escribo. Pero sé que cada palabra está impregnada de verdad y sinceridad, de amor y despedida. Espero que algún día entiendas lo que significaste para mí, y que sepas que siempre te llevaré en mi corazón, aunque ya no estés a mi lado.

Espero que seas feliz.

Con aprecio.

Tu antigua chica misteriosa.

Doblo el papel con cuidado, sintiendo el peso de las palabras que acabo de expresar. Lo guardo en el pequeño cofre donde reposan todas las cartas que he escrito desde aquella noche fatídica, cuando mi mundo se desmoronó frente a mis ojos. Las lágrimas siguen surcando mis mejillas, como si mi corazón se negara a aceptar la realidad.

Cautivado por una pequeña mujerWhere stories live. Discover now