Michelle estuvo toda la clase haciendo el payaso y respondiendo de mala manera.
- Pues es cuando...
- ¡Suficiente Michelle!- exclamó Vanessa- te espero después de clases.
Toda la clase se comenzó a reír y Michelle estaba enojada.
- Está bien señorita Russ- respondió hirónicamente Michelle.
Las clases acabaron y todos comenzaron a salir, incluso Michelle.
- ¡Eh!- dijo Vanessa- te dije que no Salias de aquí hasta hablar conmigo.
- Vaya- suspiró Michelle- que sea rápido.
- No te puedes comportar de esa manera, Michelle- dijo Vanessa una vez vio que todos los alumnos estaban fuera.
- Venga ya, barbie.- dijo mirando a Vanessa mientras se mordía el labio- solo lo paso bien.
- Puedo llegar a comprenderlo, pero interrumpes mis clases y eso no puede ser, haz el tonto en otra parte, Michelle.
- No me comprendes- dijo Michelle de un modo coqueto- me gusta verte así Barbie.
- No intentes coquetear conmigo, podría ser tu madre.
- Eso es lo interesante, querida- dijo Michelle acercándose a ella.
- No, Michelle, tranquilízate, vamos a ver.- dijo Vanessa al ver a Michelle acercarse- no vas a lograr nada conmigo.
- Pues me gusta usted bastante- respondió Michelle.
- Soy una prestigiosa profesora que lleva 20 años dando clases aquí, ¿Crees que me rendiré ante los pies de una alumna?
- Es posible- dijo Michelle entre risas.
- No Michelle, y si lo llegara a hacer no sería contigo.
- Ya verás como cambias rápido de opinión- dijo Michelle mientras recogía sus cosas.
- No te quedes conmigo, Vete a tu habitación Michelle.
Michelle con poca gana asintió y salió rápido del salón de clases.
- ¿Enserio te gusta la propuesta?- Preguntó emocionada Thelma.
- No, no- dijo Michelle- yo nunca dije eso.
- ¿Y por qué tienes tantas confianzas con ella?
- Pues porque me parece interesante- contestó Michelle encendiendo un cigarrillo.
- Uy, estás colada por la profesora, Michelle.
- Que no, son cosas tuyas.
- Thelma, a tu habitación antes de que llame a la madre Letizia- dijo Vanessa desafiante- y tú, Michelle- dijo acercándose y quitándole el cigarrillo- no me gusta que fumes.
- Uy- dijo Thelma entre risas.
- No me gusta que nadie fume- se auto corrigió Vanessa mientras apagaba el cigarrillo y lo tiraba a la basura.- ¿Sabes en el lío en el que te puedes meter, Michelle?
- Déjame en paz Barbie- dijo Michelle una vez observó que Thelma abandonó la habitación.
- Me preocupó por tí, Michelle.
- ¿Quieres un cigarrillo y hablamos?
- No te intentes quedar conmigo, sólo te estoy aconsejando- le reprendió Vanessa.
- No dijiste que no, anda- insistió Michelle.
Vanessa se controlaba ante la tentación de fumar el cigarrillo que le ofrecían, pero, sabía que se iba a meter en problemas con la madre Letizia si accedía.
- Me voy a mi despacho, buena noche.- dijo Vanessa seria.
- ¿Y sí mejor te quedas conmigo?- insistió nuevamente Michelle.
Sin decir nada Vanessa salió y cerró la puerta detrás de ella, luego, se puso a rezar hasta llegar a su despacho que estaba a pocos centímetros de la habitación de Michelle.
- Que pereza de mujer- se dijo Michelle.
En la noche con total insomnio Michelle se sentó en su escritorio y comenzó a escribir un poema.
Al día siguiente, sin ser vista por nadie dejó el poema en la mesa de la profesora y siguió su vida normal.
Vanessa entró a su despacho y vio un papel bien doblado sobre su mesa, creía que era un recado de la madre Letizia, como siempre. Se sentó en su silla y con detenimiento se dispuso a leer.
- Mierda, mis gafas- se dijo a sí misma.
Una vez agarró las gafas y se las colocó volvió a sentarse y volvió a leer la nota.
Querida profesora
sí supieras cómo tú presencia anima
No te volverías a ir nuncaPodré ser algo mala contigo
Pero sabes que te tengo cariño
Y sabes que puedes estar conmigoPor eso, querida profesora
Si ya sabes el valor que tienes
¿Por qué no vienes a charlar conmigo?Vanessa se quedó pensativa y se quitó las gafas, luego, se dio cuenta de que ponía algo más en la carta y volvió a colocarse las gafas.
Hoy a las once y media en mi habitación.
Atte: tú alumna favorita.Sabía perfectamente de quién provenía la carta, y se puso a reflexionar. Momentos después se aseguró de que no hubiera nadie y guardó la carta en un cajón de su escritorio.
Llegó la noche y Michelle se encontraba tumbada en el suelo fumando hasta que de repente Vanessa entró a la habitación.
- Huele horrible aquí- dijo cerrando la puerta detrás de ella- ¿acaso fumas algo más que cigarrillos?
- Sí- respondió Michelle somnolienta.- ven, mira. Sígueme- dijo dirigiéndose a la ventana.
- ¿Se puede saber qué demonios hiciste?- dijo mientras veía un par de sábanas atadas siendo mecidas por el viento de afuera.
- La última pierde- exclamó Michelle bajando por las sábanas.
- ¡Michelle!- gritó Vanessa llendo detrás de ella.
- Atrápame si puedes- dijo Michelle llendo al bosque.
De repente Vanessa se detuvo y vio a Michelle sentada sobre una manta de picnic.
- ¿A qué esperas?- murmuró Michelle- siéntate.
Vanessa se sentó al lado de Michelle y observó las flores frente a ella.
- Todo esto es muy lindo- afirmó Vanessa.
Michelle se acercó más a Vanessa
- Claro que sí.- dijo- ¿Te gustaría pasar la noche aquí tu y yo juntas?
Finalmente Vanessa se rindió ante Michelle y hizo un gesto de aprobación.
- Verás, nos espera una larga noche- nombró Michelle.
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Querida profesora
RomanceA Michelle Attaway un día repentinamente la cambian a un colegio de monjas en el cual conoce a una interesante profesora del lugar llamada Vanessa Russ. Juntas sufren de muchas experiencias tanto como peligrosas como tristes, pero todos lo saben. Mi...