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- ¡Michelle!- dijo la profesora furiosa- ¡Atiende, por dios!

- Me da igual- respondió con tranquilidad Michelle

Las clases pasaron rápidas. Michelle no dejaba de hacer el payaso en las clases de miss Amber Wren, le parecía gracioso verla furiosa. Aunque en el fondo no le tenía ni asco ni manía. En su universidad ella era la más rebelde de todas, siempre se saltaba las reglas sin importarle nada y andaba como una macarra en su moto a diario. En fin, una veinti-añera con mucha o demasiada personalidad.

Era atractiva, tenía el pelo pelirrojo rizado y corto. Sus ojos eran completamente verdes como las praderas y tenía una hermosísima sonrisa.

- Michelle- dijo su madre.

- ¿Qué pasa, madre?- preguntó Michelle.

- Tenemos que hablar sobre un tema serio- contestó la madre.

- ¿Cómo cuál?

- Te mandaremos a un colegio de monjas y vivirás allí.- suspiró.

- ¿¡Qué?!- se exaltó- ¡Paso de ir a un internado lleno de monjas!

- Pues irás- dijo la madre con tranquilidad- ya te hice las maletas.

- No quiero irme, mamá, por favor

- Mañana te irás a las siete de la mañana. Sin excusas- replicó la madre.

Al día siguiente Michelle con cara de pocos amigos, se dirigía al nuevo colegio de monjas. Su madre, la conductora, no dejaba de cantar baladas en francés.

L'âme en peine
Il vit, mais parle à peine
Il attend devant cette photo d'antan

Il, il n'est pas fou, il y croit, c'est tout
Il la voit partout, il l'attend debout
Une rose à la main, à part elle, il n'attend rien

Rien autour n'a de sens et l'air est lourd
Le regard absent, il est seul et lui parle souvent

Il, il n'est pas fou, il l'aime, c'est tout
Il la voit partout, il l'attend debout
Debout une rose à la main, non
Non plus rien ne le retient

Dans sa love story
Dans sa love story
Dans sa love story
Sa love story

Prends ma main, promets-moi que tout ira bien
Serre-moi fort près de toi, je rêve encore, oui
Oui, je veux rester, mais je ne sais plus aimer
J'ai été trop bête, je t'en prie, arrête
Arrête, comme je regrette, non
Je ne voulais pas tout ça

Je serai riche et je t'offrirai tout mon or
Et si tu t'en fiches, je t'attendrai sur le port
Et si tu m'ignores, je t'offrirai mon dernier souffle de vie

Dans ma love story
Dans ma love story
Dans ma love story
Ma love story

Une bougie peut illuminer la nuit
Un sourire peut bâtir tout un empire
Et il y a toi, et il y a moi
Et personne n'y croit, mais l'amour fait d'un fou un roi
Et si tu m'ignores, je me battrai encore et encore

C'est ta love story
C'est ta love story
C'est l'histoire d'une vie
Love story

Des cris de joie
Quelques larmes, on s'en va
On vie dans cette
Love story.

Cuando llegaron la madre Letizia ya las estaba esperando. Sin importarle nada a Michelle agarró un cigarrillo de su cajetilla y se dispuso a fumar.

- Señorita Attaway, aquí no se puede fumar- dijo la madre Letizia con una sonrisa.

Michelle no tenía otra opción más que tirar el cigarrillo y lo hizo.

- Adiós, Michelle- dijo la señora Attaway.

- Adiós, madre- dijo Michelle sin ánimos mientras entraba a la casa junto a la madre Letizia.

Estuvieron inspeccionando la zona y las habitaciones y llegaron hasta la habitación de Michelle.

- Señorita Attaway, esta es tu habitación- dijo la madre Letizia.

La habitación era solitaria y triste y a su lado se encontraba el despacho de una de las profesoras del colegio.

- la dejo aquí, señorita Attaway.- dijo la madre Letizia antes de marcharse.

Michelle estaba atónita y con la mirada perdida en la habitación, poco a poco comenzó a posar todas sus cosas ordenadamente en su habitación. Incluyendo su guitarra y varios paquetes de cigarrillos que tenía guardados en la maleta.

Sin decir nada y asegurándose que no hubiera nadie, Michelle encendió un cigarrillo y comenzó a fumar.

- Hey, aquí no se fuma- dijo una rubia de ojos azules. Alta y de complexión delgada.

Michelle se asustó y rápidamente apagó el cigarrillo.

- ¿Quién eres?- preguntó.

- Tu nueva profesora

- ¿T... tú?- dijo Michelle entre risas.

- Sí, yo- dijo pacíficamente- y más te vale hacerme caso o te las verás con la madre Letizia.

- Está bien, está bien, querida Barbie.

- No me llames así. Primera advertencia.

- Vale Barbie- dijo Michelle riéndose.

- Debes ser más respetuosa y prepárate, que dentro de una media hora tenemos clase.

Michelle, sin pensarlo dos veces, comenzó a prepararse. Era rebelde, pero lista. Además, esa mujer le parecía muy atractiva. Le gustaba.

Llegó a clase ataviada con el uniforme y una cruz invertida colgada al cuello. La profesora, al verla, comenzó a decepcionarse.

- Por favor, Michelle, quítate eso- dijo la profesora susurrando a su oído.

- Venga, Barbie- dijo Michelle en voz baja.

A los pocos minutos ambas estaban en el despacho de la madre Letizia.

- ¡No puedes llevar eso!- gritó la madre Letizia con furia.

- Podré llevar lo que yo quiera- dijo indignada Michelle.

- ¡Ponte éste crucifijo!- mandó la madre Letizia.

- Venga, vale, madre Letizia.- dijo entre dientes.

- No deja de llamarme Barbie- replicó Vanessa.

- Es que se parece a una Barbie- se excusó Michelle.

- Ambas fuera del despacho- ordenó la madre Letizia- y tú, Vanessa, sigue con la clase- le dijo a la profesora- y tú -dijo con más furia- atiende a las clases de Vanessa.

Ambas accedieron aunque Michelle lo hizo sin ganas ni preocupaciones.

Querida profesora Where stories live. Discover now