IV

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Al día siguiente Vanessa estaba dando clases, las alumnas no dejaban de molestarla.

-Vane, ¿Donde está tu pequeña novia?- preguntó Taylor.

Vanessa se acercó, la agarró de la muñeca y la guío fuera de clases.

- Ni se te ocurra volver a mencionarla- dijo apretándole la muñeca con fuerza.

- Detente o se lo diré a la madre Letizia- dijo Taylor con una sonrisa.

Vanessa se detuvo e hizo un gesto de desaprobación.

- ¿Tienes miedo de que le cuente a la madre Letizia lo de tu noviecita?

- No, ella y yo no somos nada y jamás lo seremos. Nunca tendría algo con alguna de mis alumnas, soy una prestigiosa profesora.

- Te vi ayer con ella- dijo Taylor- además me lo contó todo Thelma.

- Solo hablé con ella, no hicimos nada más.

- Pero ella quiere algo contigo.

- ¡Nunca me rendiría ante alguna de mis alumnas!- gritó Vanessa

- Pero vaya, todos sabemos que es tu favorita, no sigas fingiendo.- dijo Taylor.

- Puede ser, pero eso no significa que tengamos algo.

- ¿Estás segura?

- Totalmente- dijo Vanessa segura.

De repente apareció la madre Letizia algo mareada, tenía una mirada fría como el hielo y una mala postura.

- ¿Sabéis dónde está Michelle?- preguntó la madre Letizia.

- No, creí por un momento que estaba con usted- dijo Vanessa sorprendida.

El arranque de una moto comenzó a sonar por la zona y la madre Letizia junto a Vanessa miraron por la ventana. Era Michelle, estaba preparada para irse. Vanessa salió corriendo, dejando a Taylor y a la madre Letizia solas. Taylor tenía una mirada pícara y una sonrisa vengativa, pero se guardó sus propios impulsos para sí misma.

- ¡Michelle!- gritó Vanessa.

No obtuvo respuesta, sin embargo la joven miró hacia atrás, viéndola.

Rápidamente Vanessa se subió a su coche y comenzó a perseguir a Michelle por el autopista, cada vez más cerca. Luego de una hora de persecución Michelle se detuvo en una gasolinera junto a Vanessa y una vez se bajó del coche se dirigió hacia la moto para encararse con ella.

- ¿¡Se puede saber qué demonios te pasa?!- preguntó Vanessa totalmente preocupada.

- yo...yo, lo escuché todo.-dijo Michelle- Escuché todo lo que hablaste con Taylor...y yo creía que me amabas...

- Es una situación complicada, yo nunca estaría con una alumna- replicó Vanessa.

- ¿Me estás rechazando?- preguntó con tristeza Michelle.

- Hmm, sí- dijo con tristeza.

- No... tú...no...

Michelle comenzó a tener un ataque de pánico y lágrimas salían de sus verdosos ojos.

- Michelle- dijo Vanessa acercándose- dame un abrazo.

Michele la miró con espanto y se alejó de ella. Vanessa se volvió a acercar y un golpe resonó en la gasolinera. Michelle le había dado una bofetada a Vanessa. Esta se quedó petrificada y guardó el silencio por varios minutos. Lentamente lágrimas rozaron sus mejillas, dejando sorprendida a Michelle. Aún en silencio, Vanessa se volvió a acercar y recibió otra fuerte bofetada por parte de Michelle. Sin importarle eso, se acercó y con fuerzas abrazó a Michelle. Era su alumna estrella, le dolía verle mal.

- Te quie...- Vanessa cerró la boca pensando en lo malo que podría pasar si de verdad lo dijese.

Michelle al escuchar parte de la palabra se sonrojó y miró a su profesora con una cara de pena.

- Te amo, profesora...

- Yo también lo hago Michelle, yo también lo hago- dijo Vanessa afrontando sus miedos.

Ambas estuvieron un buen rato abrazadas y las lágrimas de Vanessa no cesaban, con lo cual Michelle le agarró del mentón y comenzó a darle besos en las mejillas donde le había dado los golpes. Cada vez Michelle se acercaba más y más a la boca de su profesora hasta que le dio un beso en los labios. Vanessa también la besó y ambas se acercaron hasta unir sus cuerpos.

- prométeme...que no volverás a intentar fugarte- dijo Vanessa besando la nariz de Michelle.

- Te prometo que no volveré a intentar fugarme- respondió Michelle cerrando los ojos.

Ambas esperaban algo más, Vanessa vio como Michelle cerró los ojos con suavidad y lentamente unió su boca con la de Michelle. Sus lenguas danzaron libremente y un ambiente cálido comenzó a formarse. El beso acabó suavemente y ambas se miraron a los ojos.

- Tenemos que volver- dijo Vanessa.

- Pero no quiero volver- respondió Michelle.

- Esta noche me iré a tu habitación, ¿vale?

- Está bien...

Ambas se dirigieron de nuevo a la escuela y una vez llegaron se instalaron en sus habitaciones. Michelle se puso a hacerle una carta y un auto retrato a Vanessa. Vanessa vio la carta perfectamente doblada sobre su escritorio, cogió las gafas y lo leyó

Lamento las heridas que te hice, profesora, déjame recompensarte.

Ven a mi habitación a las once, dijiste que vendrías.

Atte: tú alumna favorita.

Querida profesora Where stories live. Discover now