Para Roan no fue fácil, tener que compartir su espacio no era de mucha importancia. Lo que realmente le molestaba era tener que compartir la atención de Lyanna, la atención y cuidado que ella le brindaba. Tener que ver cómo ella repartía su cariño y tiempo entre ambos era un desafío para su paciencia. Paciencia que no tenia.

Estaba acostumbrado a ser el centro del mundo de Lyanna, y ahora tenía que compartir ese lugar con Desmond.

No. De ninguna manera compartiría ese lugar que solo le pertenece a él.

—Le diré a Lyanna cuando venga.

—Díselo. ¿A quien crees que le creerá?

Era una discusión infantil, lo sabía. Pero no iba a perder por más infantil que sea. No va a permitir que Desmond le de órdenes.

El susodicho se sentó en una de las sillas que rodeaban la mesa volviendo a poner su atención en los libros que estaban amontonados, algunos con anotaciones y garabatos. Mientras que el otro se mantenía tranquilo bebiendo té de Mikans y comiendo las galletas que habia hecho Lyanna antes de irse.

La había permitido ir a llevarle galletas a esos tres Mocosos, no porque quisiera. Sino porque no le podía negar nada a ella, mucho menos cuando lo veía con esos ojos preciosos y un pequeño puchero formándose en sus labios.

No podía negarse a lo que ella le pidiera.

Era como si estuviera bajo un hechizo. Cada vez que Lyanna le pedía algo con esa mirada, Roan se encontraba incapaz de resistirse. No importaba cuán grande o pequeña fuera la petición, no podía negarle nada.

Era una debilidad que solo Lyanna podía explotar.

—¿Crees que Lyanna presente un cambio físico por el invierno?

Sus pensamientos fueron interrumpidos por ese simple comentario. Dirigió su vista al hombre con rastas y lo miro con el ceño fruncido.

—¿A que te refieres con eso?

Desmond levantó la mirada del libro para observar a Roan. Sabía que él era un poco ignorante con respecto a la información de los Bersērker, pero al menos esperaba que supiera algo. Después de todo él estaba criando a una Bersērker.

—En el invierno. Los Bersērker son capaces de tolerar muy bien el frío y las nevadas, incluso si hace menos 90 grados afuera, no afecta nada en su cuerpo—lo miro unos segundos antes de seguir—Pero no se si eso es lo mismo con los adultos que con los niños. ¿Qué edad tiene ella?

—Ella..tiene 13 años—respondió, dejando de beber su té.

—Bueno. No es una niña, más bien estaría en una fase de..adolescencia temprana—inclino su cabeza hacia un lado, apoyando sus codos en la mesa—No se cual seria los cambios que pueda presentar. Tal vez sus dientes, su piel o quizás..

Dejo de oír por un momento lo que Desmond le decía. Su mente fue hacia otro lugar, recordando las veces que había abrazado a Lyanna, sintiendo su piel bajo sus dedos. Su piel nívea, suave y sobre todo Fría. Siempre estaba fría.

Era como si la nieve misma se hubiera adherido a su piel, otorgándole esa frescura constante. Incluso en las noches más cálidas cuando dormia a su lado, su piel mantenía esa frescura que tanto lo desconcertaba y atraía a la vez.

La idea de que Lyanna pudiera cambiar físicamente debido al invierno le causaba una sensación extraña. No podía imaginar a Lyanna de ninguna otra manera que no fuera la niña de piel nívea y ojos azules que había conocido. Pero al mismo tiempo, la posibilidad de que ella pudiera cambiar le intrigaba y preocupaba.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 17 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

𝑃𝑅𝑂𝑇𝐸𝐶𝑇𝐸𝐷 ❙ ONE PIECE Where stories live. Discover now