Capítulo 14

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Noche del sábado

Casa de Madame Elisa

Las luces de la casa bastaban para iluminar todo Aylord, el lujo y la elegancia destacaban en su máximo esplendor. La casa de Madame Elisa no es como la típica mansión moderna de un millonario, su diseño se asemeja más a un castillo en España remontado en el siglo XVII; pero más pequeño y sin restarle belleza. El arquitecto que hizo los planos es el mismísimo Geronimo Di Matteo antes de retirarse.

En la entrada hay una fuente que imita el emblema del reino en 3D, una flor Aylophena hecha con piedra. Las gotas caen lentamente desde la punta hasta la parte baja donde se reúne la mayor cantidad de agua y peces de colores nadan. Su imagen trae recuerdos de una mañana en primavera después de una noche lluviosa, donde el rocío brinda frescura al paisaje. Los autos tenían que rodear la fuente para poder dirigirse a la zona de parqueo.

La celebración se hace anualmente, superándose cada año. Es todo un honor ser participe de dicha fiesta. La temática de este año son las estrellas, todo el camino de la entrada está rodeado con luces para crear ese efecto. La luna llena en el cielo nocturno creaba un gran contraste, todo estaba a favor para que fuese más que perfecto. El salón enorme se estaba llenando por los invitados, figuras importantes del país y algunos del extranjero hacían su aparición con mucho estilo. El duque Aramis ya había llegado, solo faltaban las personas más esperadas de la fiesta, el rey y su prometida.

Palacio Real, Aylord

El rey espera pacientemente en la sala de estar, se encuentra vestido con un traje color negro hecho a mano y a su medida. La camisa blanca tiene los dos primeros botones desabrochados, dando un vistazo a su pecho fornido. Su cabello está ligeramente ondulado y algunos mechones caen en su frente. Un reloj dorado con esmeraldas y un anillo cuadrado con el emblema real eran sus únicos accesorios, logrando el efecto que quería. Se veía extremadamente sexy.

Lilah aun se estaba arreglando, había rechazado la oferta del rey y prefirió arreglarse sola y sin ayuda de un profesional. Aunque se había llevado varios vestidos de aquella tienda sin probárselos, ya sabía cuál usaría y casualmente era su misma talla. Comenzó a maquillarse con un ahumado de ojos negros, se delineo y se colocó unas pestañas no muy largas. Los labios los pintó de rojo, pero no se ve muy extravagante, al contrario, se ve hermosa.

Luego de maquillarse, se puso el vestido color verde pino que había elegido apenas lo vio por primera vez. Tiene un escote un poco prenunciado, la falda cae como una ligera cascada y al final de esta hay algunas flores adornándolo. En la cintura tiene una cinta del mismo color, pero con pedrería, parecía que una princesa de cuentos de hadas salida de un libro. Casi se le escapa una lagrima de la emoción, pero la detuvo a tiempo para no arruinar el maquillaje que tanto le había costado hacer. Llegaría el momento del calzado, escogió unos dorados de tacón fino, el contraste de colores era estupendo, aunque tuvo miedo de parecer un árbol de navidad sus preocupaciones se fueron de la mente cuando se miró al espejo.

Ahora tenía dos opciones, llevar el cabello con un recogido elegante, o simplemente dejarlo suelto y hacerse unas ondas para darle vida. Al final se decantó por la última.

Ya estaba lista, era hora de partir. Aunque estaban un poco tarde jamás el rey la apuró. Aunque la realeza tiene permitido llegar tarde a los eventos y no se ve de mal gusto, Aramis Wang nunca le ha gustado atrasar el tiempo de los demás, ya que considera que es valioso para todos; por ese motivo era una gran excepción romper ese principio por su prometida.

El sonido de los tacones de Lilah mientras baja las escaleras hicieron que el rey se volteara a verla. Sus ojos comenzaron a brillar cuando la vio. Tuvo que tragar saliva y cambiar rápidamente la expresión que le había surgido de manera espontánea. La curvatura de sus labios se volvió una línea recta. Aunque ya era tarde, el mayordomo Emilio que estaba presente lo había visto e incluso dejó escapar unas risas.

Vendida a mi YuanfenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora