Capítulo 1

253 49 140
                                    

25 de abril del 2002
LA California

Un día muy especial para la familia Bentoz, era el nacimiento de su primera hija, una hermosa niña con el cabello rubio como su madre y unos ojos verdes, iguales a los de su padre. Decidieron nombrarla Lilah Bentoz.

Sus primeros años de vida fueron realmente alegres, nació en una familia amorosa y de buen estatus social. ¿Qué más podría desear una niña de su edad?, pero a veces el destino no se encuentra a nuestro favor, en el dulce y amargo juego de la vida.

24 de abril del 2005

Una fecha inolvidable, fue el primero de los muchos días doloroso que vendrían para la pequeña Lilah Bentoz, no solo iba a perder su apellido, junto con él, perdería toda su vida.

Eran alrededor de las 3:30 AM cuando unos hombres armados entraron por el jardín de los Bentoz. Se encontraban completamente cubiertos, con ropas negras y pasamontañas. Solo tenían un objetivo y era acabar con la vida del padre de familia.

Fueron directo al estudio, como si supieran la rutina del señor. Él tenía la costumbre de encerrarse allí, por lo que tuvieron que forzar la puerta. Él se dio cuenta de lo que estaba pasando y rápidamente llama a su mujer.

—Cariño, camina de puntitas y lleva a la niña a nuestra habitación secreta, escuches lo que sea, no puedes salir de allí. -hablaba susurrando-
—¿Qué ocurre cariño? -pregunta somnolienta y a la vez que preocupada-
—Por favor, haz lo que te pido, escuches lo que sea no puedes salir de la habitación y menos bajar las escaleras hasta donde estoy.
—Cómo digas, cariño

La señora no dudo en cumplir la petición de su esposo, no era la primera vez que él hacía algo así, pero en todas las ocasiones siempre eran falsas alarmas. Él trabajaba como abogado y tenía varios enemigos, ya había metido tras las rejas a personas importantes, pero siempre fue su sueño luchar contra las injusticias del ser humano. Por ese motivo siempre estaba en guardia. A cada rato hacia simulacros, por si era necesario algún día ya estuvieran preparados. Lo que su esposa no sabía que ese día no sería una falsa alarma.

Su tranquilidad desapareció en el momento que se escuchó un disparo. Lilah y su madre se encontraban dentro de la habitación secreta, que parecía una simple pared, pero realmente era la entrada al lugar.

En ese momento, le tocó ser fuerte, contenía sus lágrimas, no quería asustar a su hija, tenía miedo que llorara y alertara a los atracadores. Fue realmente un momento de terror. Había llamado a la policía, no sabía si el disparo fue dirigido para algún intruso o para su esposo, no quería llamarlo y que se complicaran las cosas, por si se había logrado esconder en alguna parte o escapar.

La espera la estaba matando, junto con sus esperanzas, fueron los quince minutos más largos de su vida, parecía una eternidad. Lilah estaba confundida, pero por suerte no se daba cuenta de la situación, si hacía ruido podía alertar a los atracadores.

Se escucharon las sirenas, ya estaban allí, sintió alivio. En cuestiones de minutos, se percata que un oficial se encontraba cerca de la habitación, decide salir y averiguar qué estaba ocurriendo.

Lo siguiente que hizo fue correr hacia el estudio, buscando a su esposo. Intentaron bloquearla, pero ni la pedida de calma hecha por el oficial pudo tranquilizarla. Logrando escapar de él, entró y las imágenes que vió fueron desgarradoras; su esposo se encontraba tirado en el suelo, boca arriba, la sangre salía de su cabeza, formando un enorme charco. Gritó con todas sus fuerzas, un policía la sujetaba para que no tocará la escena del crimen. Su voz se quebraba y no se dio cuenta que su hija pasaba de la mano de un oficial, ella miraba a su madre y a los policías, pero estaba confundida. Solo vio unos segundos la imagen de su padre, que en su momento no comprendía, pero que luego se quedó en su mente para siempre.

Vendida a mi YuanfenWhere stories live. Discover now