Lilah perdió a su familia a una edad temprana y es criada por su padrastro; un hombre que la maltrata, le encanta beber y apostar.
A cambio del perdón de sus deudas, él vende a Lilah a su deudor, que era el primo del rey y duque de Aylord. La venta...
Saliendo de la multitud y aplaudiendo fuertemente fue la entrada del duque y primo del rey. Tomó un vaso de whisky; su bebida alcohólica favorita y lo bebió de una sola vez, para acercarse a donde se encontraba Lilah y decir unas palabras:
—Quiero brindar por al amor de esta pareja, sin duda su majestad tiene unos gustos exquisitos; nuestra futura reina es muy hermosa.
Los invitados estaban atónitos con el comportamiento del duque, incluso un borracho en un bar sabía comportarse mejor ante el rey.
—¿Estás borracho? -pregunta Aramis Wang en voz baja- mira donde estamos, compórtate.
—No eres mi padre, no intentes controlarme y este país tiene libre expresión, así que puedo decir lo que quiera. -responde molesto y luego cambia su vista a la prometida de su primo-
—¡Hola! -saluda Lilah con timidez, tratando de aliviar el ambiente hostil que se percibía a kilómetros-
—Así que tú serás mi reina -la examina con detenimiento- nada mal
Después de decir su nombre y presentarse, él la saluda con una reverencia y besa su mano. Aramis Wang los observaba, sin gustarle nada lo que estaba viendo.
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—Deberíamos conocernos mejor, al fin y al cabo, seremos familia. Sabes que eres bienvenida a mi bar cuando quieras. -le entrega la tarjeta de presentación del local- y no es que su majestad no sea bien recibido, pero creo que las buenas conversaciones se tienen cuando no son interrumpidas por otros factores externos, no sé si me explico.
—Si, te entiendo. Gracias por la invitación. -responde más calmada-
—Bueno, si me disculpan debo irme, tengo asuntos pendientes.
—No te pierdas del palacio, hace mucho que no conversamos. – dice el rey-
—¡Por supuesto! Nos vemos luego primo. -sonríe falsamente, para luego borrar su sonrisa una vez que se voltea-
El duque se marchó de la fiesta de compromiso dejando muchas personas sorprendidas, entre ellas Lilah Gardely que no entendía que acababa de pasar. Después de eso la noche siguió transcurriendo sin problema y la fiesta duró hasta las once.
Acabando de despedir a los invitados, un nuevo mensaje de un número desconocido volvió a aparecer, la joven se apartó para leerlo sin que nadie más la viese, este solo decía tres palabras: ¨Buen trabajo, hermosa¨. Esto solo aumentaba sus sospechas de que el duque tenía que ver con todo y de seguro sabía el paradero de su mamá.
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