Capítulo 12

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Palacio Real, Aylord

En el momento que escuchó las palabras del rey, los latidos de su corazón comenzaron a aumentar de intensidad; fuerte y rápido, aproximadamente 130 latidos por minuto. Lilah pone su mano en el pecho para verificar lo que ya sentía, efectivamente había un cambio. Luego se mira en un pequeño espejo que se encontraba en la mesita de noche. Sus mejillas estaban rosadas como si se hubiese pasado colocando rubor en su rostro.

«Unas palabras y ya me tiene nerviosa. Calma, es todo fingido, no puedes enamorarte de él. Nuestro compromiso tiene fecha de caducidad, ¡Contrólate!»

Golpea suavemente su cara como si intentara despertarse de un hechizo. Fue el sonido de su teléfono lo que la hizo reaccionar, otro mensaje de un número desconocido la trajo de vuelta a la realidad.

«¡Felicidades! Estamos cada vez más cerca de cumplir nuestros objetivos.»

Después de leer esas palabras liberó un suspiro. Ya estaba cansada de recibir tantas amenazas,

«¿Qué pretende esa persona? Estoy segura que es el duque Aramis, pero, no puedo apuntarlo a él sin pruebas ¿Hasta cuándo debo esperar para saber algo de mi madre? ¿Podré tener la fortaleza para seguir aguantando esto»

Se encontraba inmersa en sus pensamientos hasta que tocan la puerta de la habitación.

―¿Puedo pasar, señorita? ―pregunta el mayordomo Emilio.

―¡Dame un minuto, por favor!

Comienza a acomodarse el albornoz y el cabello, después se cubre con una manta.

―¡Adelante, puede pasar!

El mayordomo se le acerca con un caldo de pollo y verduras.

―Su majestad me pidió que se lo trajese. Dice que necesita fuerzas para continuar el día.

―Muchas gracias y disculpe las molestias ocasionadas. Sé que ayer tuvieron que dejar su puesto de trabajo y mantenerse en sus habitaciones, por mi culpa ―eso fue una de las cosas que recordaba del día anterior.

―No necesita disculparse, es mi trabajo. Desde hace años sirvo a la familia real y estoy encantado de servirle a usted como nueva integrante de la misma.

 Desde hace años sirvo a la familia real y estoy encantado de servirle a usted como nueva integrante de la misma

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Lilah termina de beber lo que quedaba de la infusión preparada por el rey, para luego pasar al caldo.

―Su majestad lo preparó. Era la primera vez que lo veía en la cocina, no me dejó ni siquiera ayudarlo ―comenta Emilio.

―¡Es un gran rey y una gran persona, de eso no tengo duda!

―¡Es cierto, es un gran rey! ―afirma ―Me da gusto escucharla hablar así de él. Se les ve muy enamorados.

Lilah baja la mirada y sonríe. Tras unos segundos en silencio el mayordomo se retira.

«¿Me estaré enamorando de él o solo estoy confundida? Es la primera vez que estoy tan cerca de un hombre de esa manera. Tengo que mantener una distancia, no puedo seguir confundiéndome.»

Vendida a mi YuanfenHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin