Capítulo 3: Mi horrible escudo.

18 4 0
                                    



Pov Thalia

Despertar esta mañana fue una de las cosas más raras que habré experimentado en mi corta, o bueno, mediana vida. Ya el simple hecho de salir de un árbol bastaba como para aclarar lo extraño que era. Fue como si hubiera emergido de un largo letargo en un universo completamente distinto.

Abrir los ojos y encontrarte rodeada de rostros extraños, jóvenes que no reconocía pero que, de alguna manera, parecían conocerte. Y que las pocas personas que sí reconociste, en cambio, dejaron de ser tal cual las recordabas.

Annabeth, la niña que cuidé, ahora era una adolescente de trece años. Grover ahora tenía una barba de chiva bastante grande para lo que aparenta. Y que lo más raro de ver fuese Alex, mientras yo, aún sintiéndome como la niña de doce años, luchaba por adaptarme a este nuevo escenario.

El mundo que conocía había evolucionado en mi ausencia, y cada rostro, cada rincón, era una prueba tangible de ello. Los presidentes, las estrellas de televisión, algunos acontecimientos que ocurrieron en el mundo real como en el mortal.

Y este lugar, un campamento para semidioses. Me resulta tan extraño y distante que no podía adaptarme. Me sentía fuera de lugar, como una viajera en el tiempo que ha regresado a un presente que no logra abrazar por completo.

Pero que ahora tenía que hacer un esfuerzo por aceptarlo.

La cabaña que compartía con Alex no estaba mal. Tal vez necesitaba algunas remodelaciones y un toque más personal, pero dentro de todo, era habitable. No podía quejarme de la música que elegía, incluso descubrí que no tenía mal gusto para eso.

Aunque ahora debíamos conseguir un colchón para mi, porqué ni eso tenía.

Annabeth nos llevó hasta una especie de tienda, al otro lado. Dijo que ahí también conseguiría algunas cosas más, como artículos de limpieza, ropa y demás. Aunque usar una de esas camisetas naranjas era lo último que quería.

Tuvimos que pasar el sector de cabañas y muchos campistas nos veían al pasar. Sentí sus miradas y escuchaba sus susurros. Era demasiado molesto.

Al llegar, pude ver lo que parecía un pequeño galpón, con un mostrador, y un cartel encima marcado con "tienda de campamento" en griego antiguo. Ahí pude ver a dos chicos que eran increíblemente iguales. Seguramente hermanos.

-Hola, chicos.- Saludó a Annabeth primero.

Ambos susurraban. Parecían estar leyendo o planeando algo, pero tan pronto Annabeth los saludó, ellos voltearon. Entonces sus ojos se abrieron en shock.

-¡Es ella!- Exclamó uno.

-¡Increíble!- Y gritó el otro.

Pronto saltaron y me abordaron, presentándose como Connor y Travis. Tardé dos segundos en olvidarme cual es cual, cuando comenzaron a hacerme preguntas tan tontas como absurdas.

-¿Aún tienes raíces? ¿Te sientes tentada a plantarte en algún lugar y ver si crecen?-

-¿Despertar de un árbol es como nuestro equivalente a salir de la cama por la mañana?-

-¿Que pasa si corto un arma ahora? ¿Te lastimaría?-

-¿Odias a los pájaros carpinteros?

La situación se volvió de incómoda, a super estúpida, y pude sentir el peso de la atención centrada en mí. Ni siquiera podía responderles, o decirles que se perdieran. Hablaban tan rápidamente que comencé a impacientarme.

Por suerte estaba Alex aquí.

-¡Bueno, ya!-

Tomó las cabezas de los dos y las golpeó entre sí. Ambos gimieron en simultáneo, sobando sus frentes al mismo tiempo. Esto realmente pasaba a otro nivel.

-Imprudente.- "La tormenta de Aegis." (Spin off Percy Jackson x Oc)Where stories live. Discover now