MIDGARD: UN TRONO VACIO

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Cuando los dioses se despertaron, vieron ante ellos un mundo completamente diferente. Eran extraños, ante esa nueva era. Viajaron alrededor del mundo y se maravillaron por el progreso de la humanidad, y cuando finalmente ascendieron al monte olimpo, vieron ante ellos un trono vacío. Zeus, no estaba sentado en el, con su típica mirada autoritaria y egocéntrica, todos en aquel salón estaban confusos ¿Qué había pasado con el Rey de los dioses?

— Esta muerto— dijo Eris, la diosa griega de la discordia y el conflicto— lo asesinaron.

Los dioses se miraron unos a otros, sorprendidos, otros enojados y solo hubo una persona entre todos ellos que se sintió feliz ante semejante noticia. Hera, la reina de los dioses, diosa del matrimonio y de la familia. Era una mujer de tez blanca y cabello rubio, alta y con rasgos definidos, llevando una corona cilíndrica, usada solo por las grandes diosas y en su mano derecha, llevaba un poderoso centro de oro con una flor de loto que los ciclopes habían forjado para ella en su batalla contra los titanes

— ¿Quién lo ha hecho? — dijo mientras caminaba hacia el trono, dándose paso entre los dioses con su imponente energía— ¿Quién se ha atrevido a matar a nuestro señor?

— Alguien llamada Hope, mi señora— dijo Eris inclinándose— una trihibrida, la mas poderosa entre su especie

— Interesante, pero no pudo haberlo hecho sola. Hace falta mas para vencer a Zeus, que una mezcla entre bruja y hombres lobo, su magia no nos afecta

Hera se paró frente a todos los dioses del olimpo que habían sobrevivido. Sin miedo o vacilación los miro a cada uno de ellos. Retándolos, ahora con el trono vacío, con Poseidón y hades muertos, no dudo en autoproclamarse como la nueva soberana, esperando quien sería el dios que se atrevería a retarla y reclamara el liderazgo. Golpeo con su centro el suelo y la figura de hope apareció frente a ellos.

— Ella es su vencedora

— ¿una mujer? ¡imposible! — dijo Ares

Pero nadie hablo, Hera aun recordaba como ella había aguantado por muchos años las constantes infidelidades de Zeus y a pesar de que su matrimonio pendía de un hilo, el continúo acostándose con las mujeres mortales. Si había cometido errores, como el dejarse controlar por su ira y unirse a Poseidón y Atenea para planear un golpe contra Zeus, y tomar el control del olimpo. Recordaba muy bien esos días, las demás divinidades aceptaron la propuesta de la reina, puesto que por mucho tiempo el señor del olimpo estuvo gobernando con tanta maldad y severidad tanto a dioses y mortales, que aborrecieron tanto al dios, que quisieron acabar con el para siempre, estuvieron planeado su caída por mucho tiempo. Hera ya no estaba dispuesta aguantar una humillación más por parte de él. Y cuando Zeus preso de su paranoia mato a Hades, fue cuando decidió actuar.

Por eso cuando el dios descansaba pusieron en marcha su siniestro plan. Hera, Poseidón y Atenea lo ataron a su cama con poderosas cadenas, para que no pudiera soltarse, ni lanzar con sus rayos. Cuando despertó, grito para que lo liberaran, pero en vez de ayudarlo, solo se burlaron de él. Hera por fin había conseguido herir el orgullo de Zeus, conspirando y diciéndole quien sería el siguiente gobernante.

Ella era a un muy joven y muy inexperta, no pensó que alguien vendría a ayudar a ese dios tan orgulloso y narcisista, pero cuando se dio cuenta, Tetis, al ver la rebelión de los dioses, corrió a buscar ayuda, con el gigante Briadel, para que se enfrentara a ellos, distrayéndolos lo suficiente para que rompiera las cadenas que inmovilizaban al dios. El recupero su fuerza y conspiro en contra de sus enemigos y los castigo con la más dura de las penas por haberlo traicionado, mientras que, para la líder de la rebelión, su esposa, le esperaría un castigo desgarrador: la ataría en sus muñecas y tobillos, con pesadas cadenas divinas al firmamento y fue suspendida al vacío, con pesados yunques en cada extremo, dejándola en una posición humillante durante muchos años.

Ella recordaba el dolor y la vergüenza que sufrió ante los otros dioses por su rebelión contra el rey del olimpo, pero no se arrepintió de sus actos.

Cuando Zeus apareció frente a ella, diciendo que la perdonaría por el inmenso amor que sentía por ella, y que la liberaría siempre y cuando prometiera no volver a rebelarse. Así que acepto. Hera sabía que el amor que un día había sentido por él, se había transformado en odio y repulsión, se dio cuenta en el momento cuando acaricio sus mejillas y la beso en sus labios. Ella quería escupirle a la cara, pero sabía que nada bueno salía de hacerle caso a sus emociones, tenía que ser más inteligente. Así que le devolvió un beso apasionado y acepto, permitiéndole volver al olimpo y regresar como la reina de los dioses.

Sin embargo, cuando Zeus estaba ocupado con una nueva amante, en secreto ella planeo su venganza en contra de todos aquellos que ayudaron a Zeus, eliminándolos uno por uno. Y cuando Malivore apareció, ella lo guio hasta Tetis, y cuando vio como Malivore lo engullía, ella simplemente sonrió y le hizo saber que era por sus atenciones hacia su esposo.

Cuando los dioses la miraron sentarse en el trono, nadie dijo nada. Todos ahí sabían que era fiel y maternal, pero también conocían su naturaleza celosa y vengativa. La diosa del matrimonio y las estrellas era inteligente, estratégica y sobre todo orgullosa. No movería un dedo para traerlo de regreso, pero sabía que su muerte exigía un castigo, les mandaría un mensaje a las personas que lo habían hecho, uno que no olvidarían jamás.

— Eris ¿Quién más participo en el asesinato de mi esposo?

— Una bruja que pertenece al aquelarre géminis, mi señora, ella tiene la capacidad de absorber nuestro poder, un sifón. Una bruja que nació sin poder alguno— dijo Eris sin dejar de sonreír— tal como las moiras lo predijeron.

— También estuvo Hefesto involucrada— dijo Eris— fue su arma que termino con la vida de Zeus y la que nos mantuvo cautivos por muchos años. No me parece justo que ande por la tierra sin recibir castigo alguno mi señora. Ella podría avisarles que hemos regresado

— Hefestos fue quien nos liberó — alzando su mano para callar a Eris— yo me encargare de ella personalmente. Sin embargo, no podemos dejar un arma tan peligrosa suelta

— Déjame encargarme de esto — dijo Atenea parándose frente a la Asamblea— Me encargare de traer el arma, y terminare lo que empecé hace años

Hera la miro detenidamente y asintió. Atenea lucía un vestido largo y cargaba un escudo que tenía el símbolo de dos mujeres viéndose a sí mismas, y en su otra mano, tenía una enorme lanza. Pero en sus ojos reflejaban solo ira y desprecio, no solo a los mortales que osaron desafiar y matar a un dios, sino a la bruja, que al verla nuevamente reconoció al instante.

— No importa que apariencia tengas gema, te destruiré.

Clavo su mirada fría a la chica que estaba al lado de hope, era de cabello rubio y tez blanca. Atenea nunca se rendiría, ella no se precipitaría ni cometería una estupidez solo por odiar a la descendiente del aquelarre géminis, y si había planeado matarla, no fallaría.

Las brujas malditasHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin