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La voz temblorosa de la niña, rogando contra nadie en especial, se rompió con las gotas de lluvia que chocaron contra su chaqueta desaliñada, los bordes de sus uñas quebrándose.
Después de una completa semana sin noticias sobre ninguno de sus pocos conocidos, teniendo que robar por su cuenta trozos limitados de comida, la menor de los Chase ya estaba devastada y sin rumbo en la solitaria ciudad del crimen.
Su figura estaba en medio de la bulliciosa calle, con los ojos vidriosos y las uñas mordiéndose ansiosamente. Frente a ella, los televisores en las vidriera de algún que otro local transmitían las noticias del día, desde los crímenes ordinarios de Gótica como los problemas de afuera. Los destellos de las pantallas iluminaban su rostro mientras las lágrimas de frustración y preocupación se deslizaban por sus mejillas.
Las imágenes informaban desde una pelea entre bandas de criminales de alto poder hasta las atrocidades cometidas por el Joker junto a su amada compañera Harley Queen, pero a ella no le importó ninguna de más noticias destacas: Charlie solo se aferraba a la esperanza de ver un rostro familiar en la pantalla de vieja calidad.
Observaba cada segmento noticioso con el nerviosismo corriendo en sus venas, esperando que alguna pista sobre su amigo apareciera en su pantalla. Las noticias del mundo exterior se mezclaban con sus propios pensamientos tumultuosos, su pobre compresión en aquellos textos de letras llamativas apenas llegaban a su entendimiento por su ansiedad en el momento.
Las uñas de Charlie se encontraron entre sus dientes, mordidas hasta la carne mientras sus ojos se movían frenéticamente de un televisor a otro⸺a pesar de que todas mostraban el mismo canal local. Cada vez que una noticia terminaba y daba paso a la siguiente, su corazón saltaba de su pecho, anhelando desesperadamente cualquier indicio que pudiera llevarla con él.
Con Jason.
Cada minuto que pasaba sin más era la tortura que haya conocido, ni los golpes que ha recibido en las calles se asemejan al dolor que tenía, impidiéndole respirar.
¿Y si su único amigo fuera el próximo en aparecer en la crónica roja? Capturado, secuestrado o muerto. Cualquiera de las tres opciones con solo ser pensadas hacían que su estomago se retorciera de forma enfermiza, y cualquiera de las tres eran demasiado probables. La idea de verlo aparecer como el siguiente niño asesinado la horrorizó, que esté vivo y en peligro también.
O quizás Jason la engañó y la ha dado por sentado, como todos lo han hecho a lo largo de los años tan cortos que vivió desde su lamentable nacimiento. Y este pesado sentimiento de abandono solo creció más sin sus noticias.
Ella sabe que él no siempre tomó las mejores decisiones, ella tampoco lo ha hecho, pero pensó que al menos a él le importaba lo suficiente como para regresar.
