• Argentino es adicto a la carne humana. • El padre de Rusia -URSS- sigue vivo
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El viaje iba a ser largo, eso lo sabía bien Rusia. Iban a tardar varias horas para llegar hasta el otro pueblo. Hubiera sido mucho más fácil cobrar la recompensa y olvidarse por completo del duque, pero la curiosidad lo mataba como un gato. Quería ver si realmente aquel duque lo amaba tanto argentino como para pagar más por él que la recompensa. Negocios son negocios.
En el camino, se sentía la presencia abrumadora de Argentina. Estaba tan nervioso y exaltado que temblaba como si estuviera muriendo de frío, lo cual era imposible por sus prendas tan abrigadas. Para distraerse, Argentina intentó juguetear con sus dedos, pero esto llamó la atención de Rusia.
—¿Quédiablos haces?— preguntó Rusia con desconfianza.
—Sólo estoy jugando... necesito distraerme.—explicó intentando hablar lo mejor posible, sin pronunciar mal ninguna palabra por sus nervios.
—Deja de jugar si no quieres que te arranque los dedos.— habló con firmeza, asegurando su cometido.
—Bueno...
El carruaje paró de golpe, se escucharon los quejidos de los caballos. Rusia salió apresuradamente afuera y trató de ver como estaba el conductor. Por suerte, estaba bien, pero en un estado atónito. Más adelante, justo en frente del carruaje, notó a un hombre con su rostro de tonos blancos y azules tirado entre la nieve rodeado de un charco de sangre.
—¿Quién diablos es...?— puso un pie en la nieve, hundiendo sus botas en ella. Caminó con firmeza hasta donde se encontraba el cuerpo y lo reconoció.—¿Finlandia?
