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—¿Cómo qué "omega"?
Rusia no podía creer que aquel monstruo podía ser un omega. Aquellas criaturas frágiles y veneradas...¿Cómo era posible? Conocía bien esa especie, y era imposible que no produciera algún olor.
—¿Acaso no lo notó? En su cuello hay una estampa oculta aroma. Estaba tan cubierta de sangre que parecía parte de su cuerpo.—explicó la mujer.
La mujer sostiene al joven, arrullandolo contra su pecho. El aroma a dulce de leche comienza a esparcirse por las ropas de la mujer.
—¿Estampa?—preguntó Rusia expectante de una respuesta más lógica para su cabeza.
—Al parecer no es muy observador... ¿Puedo preguntar dónde lo encontró? Porque las estampas son un invento reciente, este omega debe de tener mucha riqueza para comprarlas. ¿Dónde lo encontró?— vuelve a preguntar con curiosidad.
Rusia la mira y luego fija su mirada en el cuello pálido del supuesto omega. Ahora ya más "limpio" se nota una mordida, una marca temporal que le había hecho un alfa.
—Lo encontré tirado en la carretera, eso es todo.—mintió descaradamente.
