Capítulo 11 Ella

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El entrenamiento de Alan y Abel se cancelo por el mal tiempo, así que ambos pasaron por mi para irnos al centro. Comimos Wafles With Love en la planta alta, tomamos malteada, pagamos media hora en un inflable en forma de castillo. Y corrimos en el parque como locos en psiquiatría.

—Para...

Alan parecía no aguantarlo más. Me detuve con las manos en las rodillas, agotada.

Abel, al contrario, rio y se la estaba pasando a gusto, jalando a Alan para que continuara con la carrera.

—Venga, no seas nenita.

—Por tu madre, para...—suplico el rubio, casi sin fuerzas.

—Que debilucho. Zil aguanto más que tú.

—Es porque ella es mujer.

Abrí la boca, indignada.

—Estas diciendo que para una mujer...espera, espera...—mi ceño se frunció, tratando de entender lo que acababa de decir.

—No pierdas el tiempo, Zil. La nenita está delirando—Abel se carcajeo.

Ya eran casi las seis de la tarde cuando mi móvil comenzó a sonar. Era un mensaje de Liam, en el que se disculpaba por cancelar la cita una hora antes y prometía que me lo compensaría.

Guarde el móvil en mi bolso, no me apetecía responder. Ya estaba cansada de disculpas y lo único que quería era poder acomodar mis pensamientos, sentimientos. Acomodar mi vida y mi presente, y en mi presente no estaba él.

—¿Estas bien? —pregunto Alan, sentado en el césped.

—¿Liam disculpándose y prometiendo que compensara sea lo que sea que haya hecho? —acertó Abel con la ceja enarcada.

Resople y me deje caer junto a ellos.

—Tranquila ZilAlan se apresuró a pasarme un brazo por los hombros—Eres un partidazo y vas a comerte el mundo cuando rompas con ese huele pedos.

Arrugue la nariz con una sonrisa forzada.

—¿Qué ha pasado? —cuestiono Abel con los codos apoyados en las rodillas—¿Te ha dejado plantada de nuevo?

Trague saliva.

—Algo así, solo con la amabilidad de que me aviso con anticipación—puse una mueca.

—¡Hijo de puta! —maldijo Alan.

—¿Y ahora a quien le esta haciendo de mecánico? ¿o de cargadero?

Negué divertida.

—Está en su entrenamiento.

Abel se paro de golpe y lanzo la botella de plástico con fuerza.

—¡Y una mierda! ¡¿Quién carajo se cree?!

—Esta bien, chicos. Está bien...

—¡No, nada está bien! —apunto Alan, furioso—¡Es que no hay entrenamiento hoy! ¿y te dice eso? —volvió a patear el césped—¡Pero cuando lo encuentre, lo voy a...!

Alan se detuvo ante mi carcajada.

—Bueno ¿y tu porque te ríes? —cuestiono Abel, dudando si reírse también o enojarse igual que el rubio.

—Chicos...—me pare y busque equilibrio entre las ramas—...Yo, voy a cortar con Liam.

Pum.

Silencio.

Alce las cejas, divertida por la reacción de los gemelos Weasley, el rubio con el ceño fruncido y una mueca. El moreno con las cejas alzadas y soltando un resoplido hondo.

El Invierno En El Que Te ConocíWhere stories live. Discover now