Capitulo 6 Él

14 8 2
                                    


Es extraño eso de conocer a la familia de... bueno, técnicamente no somos nada.

Aun. Jajaja

Conocer a la familia de Zilith. A su padre ya lo conocía, se podría decir que de toda la vida. Trabajaba para el socio mayoritario de mi padre así que venia a mi casa muy seguido. Según él, me conocía hasta el alma. Según yo, me conocía solo de dientes para afuera.

Por que no era ni bueno, ni malo.

Debo admitir que el nerviosismo aumentaba con cada escalón que subí para llegar a su habitación, me esperaba a una castaña practicar para su próxima coreografía de bastoneras, o quizá leyendo un libro con sus anteojos de Harry Potter. Pero, al contrario, la encontré tirada en su cama como si no supiera que hacer con su vida.

Y aunque aun estuviera en pijama y con su cabello echo un desastre, seguía siendo perfecta. Tuve que hacerme el tonto sorprendido al ver la decoración de su habitación, los posters, los vinilos...pero lo que mas me llamo la atención fue no encontrar los peluches de colores asesinos rodeando su cama.

De eso no obtuve respuesta, pero si ella supiera que no era la primera vez que entraba a su habitación. Me mataría.

Algo de lo que también me di cuenta es de que, por fin, después de tantos años, se compró un espejo. Me mordí la lengua para no preguntarle por que no lo había hecho antes, la respuesta ya la sabia, pero quería que ella me lo confirmara.

—Hola guapo.

Atrape su mano antes de que pudiera llegar a mi nuca. Deje de prestarle atención a Zilith que estaba sentada en la cafetería junto al imbécil de su novio. Para centrarme en la asiática que se había quedado boquiabierta a mi lado.

—No entiendo que le ves.

—No sé de qué hablas.

Intente irme, pero ella fue más rápida al atrapar mi antebrazo.

—Estas enamorado de Zilith.

—Claro que no.

Enarco la ceja.

—¿Ah, no?

Hizo una seña con su dedo a mis espaldas. Me gire un poco más rápido y me tense al encontrar a la castaña dejándose besar por aquel imbécil. Me entraron las ganas de ir corriendo para alejarla de él y dale un jodido golpe en la cara a su noviecito.

Pero lo único que podía hacer en estos momentos era apretar los puños con fuerza. Verla asi era una completa tortura, asi que clave la mirada al frente, suplicando que Abel aparecieran y se la llevaran lejos de ahí como otras veces.

—Asi que era ella, eh. Todo este tiempo la tuve en mis narices—Jennifer magnus hablo más bajo.

Deje de prestar a la chica tortura mentes para pasar a la asiática que se me había quedado mirando indignada.

—¿Sabes que te sigo desde el primer año? O, mejor dicho, desde la primera vez que te vi...

—¿Me vas a decir que ese "déjame en paz" te enamoro? —resople.

—Por supuesto, cariño. Te ame desde el primer día...

Me solté de su agarre bruscamente y le clavé la mirada en la suya, con el fin de intimidarla.

—Tu no amas a nadie, ni siquiera a la que dices que es tu mejor amiga.

—No me juzgues si no sabes.

—¿Y que hay que saber? ¿Qué la traicionas con el imbécil de su novio? ¡le ponen el puto cuerno! —aprete la mandíbula—Porque si para ti eso es querer entonces la adoras.

El Invierno En El Que Te ConocíOù les histoires vivent. Découvrez maintenant