Capítulo 9 Ella

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A los tres años.

Tomé aliento y me dirigí a la entrada principal, tío Daemon ya estaba listo con su suéter de estambre, su botella de agua y una maleta algo vieja. No entendía la necesidad de llevarse agua a otro país, seguro y había un sinfín de tiendas en donde podría comprar alguna. Pero siempre que se lo preguntaba, me daba la misma respuesta:

—Soy ahorrativo—se encogía de hombros con una pequeña sonrisa.

Mi vista bajo a su maleta descolorida y remendada por el lado del cierre.

—¿Por qué no compras otra nueva? —señale.

—Soy ahorrativo—volvió a hacer el mismo gesto.

Siempre era lo mismo. Y simplemente no lo entendía, que necesidad de ahorrar podía tener un medico del hospital mas importante del extranjero, se supone que debería viajar en primera clase, estar en los mejores restaurantes...entonces. ¿Por qué?

—Oye pequeña—se inclinó para que pudiera escucharlo— ¿Recuerdas el peluche que me pediste para tu cumpleaños?

—Se llama Simba—le pinche la nariz y él sonrió.

—Pues te tengo una sorpresa.

Abrí los ojos de par en par.

—¿Lo has encontrado?

—Eso lo sabrás el día de tu cumple—me dio un beso en la mejilla—nos vemos preciosa.

Apreté los labios, odiaba tanto que se fuera. Mas aun porque había adelantado su viaje para recoger mis estudios de sangre. Escuché el motor de su auto azul encender, como bajaba el cristal para lanzarme un beso al aire y justo cuando comenzó a avanzar...corrí.

Corrí hacia el auto como si estuviera compitiendo con él, solo que el llevaba mas metros de ventaja, así continuamos un poco mas hasta que lo vi desaparecer por la curva de la carretera.

—Adiós, tío Dae—suspire con tristeza.

Si hubiera sabido que seria el ultimo beso, sus ultimas palabras, el ultimo adiós, lo hubiera abrazado más fuerte, mucho más. Pero el hubiera no existe y eso es lo que mas doloroso de todo, pude detenerlo y no lo hice, no le pedí que se quedara un poco más, quizá si los resultados no hubieran estado para esta fecha él no hubiera...

—¿Dónde está? ¿Por qué no llega? —preguntaba a cada persona que se cruzaba en mi camino.

Solo veía personas inundando mi casa, mirándome con lastima y susurrando sin quitarme de vista. Todos de negro, todos con flores, pero ninguno con respuestas. Se supone que era mi fiesta, tendría que haber niños, pastel y decoraciones no velas, no listones negros, no personas adultas llorando. Mi familia tenia que estar feliz por que era mi cumpleaños, pero se la pasaban llorando y abrazándome.

Las personas que se acercaban a abrazarme no traían regalos, no me felicitaban, ellos solo decían "lo siento". ¿Qué sentían? ¿haber venido y que no les haya dado pastel? Por que estaba esa caja ahí, ¿Por qué la decoraban con flores y luego la sacaban?

Intente corres tras la caja igual que las demás personas, pero mi madre me detuvo.

—No puedes ir, cariño.

—¿Por qué no?

—Eres muy pequeña.

Mire afuera, ya las personas iban a unos metros. Subieron la caja color madera al auto y se alejaron lentamente. Mire a mi madre.

—Una señora llevaba a su hijo mas pequeño que yo ¿Por qué yo no puedo, mamá?

Mi madre solo me miraba con tristeza y negaba lentamente.

El Invierno En El Que Te ConocíWhere stories live. Discover now