𝐀𝐂𝐂𝐈𝐃𝐄𝐍𝐓𝐄 | Universal x Pixar |

𝖆𝖇𝖗𝖎𝖌𝖔...

- Suerte en su recuperación, señor Pixar. - Despidió, después que este allá cruzado las puertas.

- Gracias, y gracias por su atención. - Agradeció.

- No hay problema, si tiene un problema con los vendajes, no dude en venir, será atendido rápidamente. - Avisó.

- No lo dudaré. - Le regalo una sonrisa.

Con su bolso en el hombro, dio la espalda al lugar, alejándose del establecimiento. Llevaba una bolsa en su mano, su contenido se variaba entre pastillas y jarabes, y una que otra venda.

El cielo poco a poco se pintaba de naranja, y el aire era helado.

Los pájaros cantaban una pequeña melodía, apenas se lograban escuchar, ya que eran muy pocos los que la compositaban.

Respiro el aire fresco que le chocó en el rostro, sintiendo una agradable sensación de libertad. Había pasado un tiempo desde que no respiraba aire fresco que no olía a medicina o algún jarabe.

Siguió su ruta, memorizando a detalle cada cosa que veía.

El semáforo se puso en rojo, y se detuvo en la vereda. A la distancia se logró escuchar el motor de una moto, se escuchaba cada vez más cerca de él y cuando pasó en frente suyo lo empapó con un charco de barro que se produjo por la lluvia de la media noche del día anterior.

La moto se alejo sin detenerse en ningún momento, él se limito a verlo mientras las gotas del charco resbalaban por su ropa limpia.

Dio un chasquido con su lengua al observar su camisa clara completamente manchada del barro. Una ráfaga helada de viento lo chocó mientras intentaba, de alguna manera, limpiar la suciedad de su camisa.

Dio un sutil temblor, y se abrazo a sí mismo, intentando recuperar temperatura.

El semáforo se puso en verde.

Cuando iba a poner un pie en la acera, fue detenido y abriagado por una tela levemente caliente, la tela fue colgada en su logo y se extendía hasta la mitad de su muslo.

Volteo su logo, encontrándose con su pecho, elevo más la mirada.

- ¿Universal? ¿Que haces aquí? - Preguntó, desconcertado.

- Te reconocí. - Admitió. - Vi como te manchaba esa moto desde mi auto.

- ¿Pero no es demasiado temprano para ir a las oficinas? Apenas son las cinco.

- No iba hacia las oficinas.

- ¿Entonces?

- Quería acompañarte a casa.

- Bueno, creo que no podrás. - Rechazó sin pena.

- ¿Por qué?

- No te quiero molestar, pero igual gracias. - Agradeció, apartando el abrigo de él y extendiendolo hacia el contrario.

Puso su mano en el abrigo y lo empujó hacia él. - Si quieres te lo puedes poner. Si no me dejas acompañarte, te llevare. - Pronunció, sabiendo que las dos opciones eran similares.

- N-no es necesario, me sé la ruta. - Intento negarse.

- Insisto, vamos. - Persistió.

Lo dudó. - Esta bien... - Se dio por vencido.

...

Cuando entro por las puertas, no reconoció a nadie del lugar. Ninguno se le hacía conocido, menos sus voces. Illumination, como se hacía llamar, era el que más persistió en recordarlo, tampoco se le hizo conocido, igual que todos en el edificio.

Estaba en su oficina, examinando todas las hojas que había en sus cajones empolvados, nadie se había tomado la molestia en limpiar.

Leía las hojas de los proyectos que había dejado atrás, había estado toda la mañana así, examinando hoja por hoja y teniendo ideas mejoradas para las futuras continuaciones de estas mismas.

La puerta recibió suaves golpes.

- Pase. - Dijo sin despegar la mirada.

- Pixar, ya es hora del almuerzo. - Le recordó.

- Ah, si. Ya voy. - Dijo, dejando las hojas que tenía en sus manos a un lado. - ¿Me podrías traer un sándwich de la cafetería? - Pidió, organizando una por una de las hojas.

- Ok. - Y se fue por el pedido.

Dio contra la mesa la parte horizontal de las hojas y luego siguió con la parte vertical, reorganizando y poniendo en orden los papeles.

Las dejo a un lado del escritorio y se fue con Universal para luego partir a una florería.

...

El auto se detuvo, llegando a una florería hermosa.

- Universal. - Llamó.

Volteó su logo hacia él, sintiendo al instante el tacto con su mano, una honda eléctrica pasó por su cuerpo en el instante.

- Tenías migajas cerca de la boca. - Soltó, decepcionandolo. - ¿Bajamos?

- Si... - Respondió para después salir del auto al igual que Pixar.

Cuando se acercaron más a la florería, el aroma a flores inundó sus fosas nasales, deleitándose ambos.

No había fila, así que entraron al negocio.

Una señora de la tercera edad se les acercó.

- ¿Que buscan, señores? - Preguntó, apoyándose en su bastón.

- ¿Tendrá rosas amarillas? - Preguntó el menor.

- Acompáñeme, joven. - Dijo, y guió a Pixar afuera del local donde tenían muestras de las flores. - Aquí tiene algunas que le pueden gustar.

- Ya veo... - Murmuró, analizando cada flor.

Él solo se limito a seguirlo con la mirada a una distancia considerable, cruzado de brazos, y observando cada acción que hacia.

Pixar llevaba su abrigo de la mañana, le quedaba grande y ancho, pero le sentaba de maravilla, se veía adorable.

- Elijo cinco de estas, por favor. - Pidió.

- Excelente, esas son la mejor opción. - Admitió, agarrando cuidadosamente las flores. - En total serían diez dólares. - Entregó el ramo al menor. - Paguenlo con la cajera de adentro.

Se enderezó y entro al local para dar el dinero, y Pixar se quedaba oliendo las flores.

...

- Bueno, recuerda mantenerte serio, pero no tan serio.

- ¿Hablas de sereno?

- ¡Exactamente! Mantente sereno y dale las flores mostrando confianza. Toma. - Le entrego las flores.

- Gracias, te debo una. - Agradeció antes de agarrarlos.

- No es necesario, suerte. - Deseó.

Él se fue alejándo y él entró a su oficina.

...

La noche vino a su ventana, mostrando la luna y las estrellas.

Estaba empacando sus cosas antes de irse, no volvió a ver a Universal el resto de la tarde, pero sabía que le había ido bien con Disney.

Coloco el tirante de su bolso en su hombro y abrió la puerta para irse del lugar, sin darse cuenta que a un lado de esta en el suelo estaban las rosas amarillas.

Cuando abandono el edificio, quedo uno, quien pisoteo los tallos y pétalos de la planta, y dejándola ahí tirada.

┤Fin capitulo.

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1025 palabras