Soy Emiliano...Tu Padre

Capítulo 21

Emiliano se derrumbó en el suelo, tan solo recordar esa mirada de absoluto odio.

Lo había perdido, lo había perdido para siempre, su más grande miedo se hizo realidad, su hijo lo odia.

Horas antes.

—Soy Emiliano... Tu padre.—Tan solo decir eso, fue suficiente para que Gavi, aún con el dolor de su pierna, se pusiera de pie e intentará irse.

—No, Gavi, Gavi tu p-pierna.—Emiliano intento sostener al chico que, prácticamente estaba entrando en un arranque de ira.

—¡No te atrevas a tocarme! ¡Eres un maldito mentiroso!—Gavi estaba fuera de sí.

Emiliano estaba temblando, era esto a lo que tanto temía.

—N-No, hijo yo no...—

—¡No me llames hijo! ¡Tú no eres nadie para mí!—Pablo intentaba zafarse del agarre del mayor, daba manotazos de aquí y allá.

Aurora junto a los otros dos jóvenes finamente habían llegado, Aurora sintió un pesar enorme, al ver como Pablo sin importar si se lastimase intentaba apartar al argentino.

—¡Pablo!—La voz de su madre hizo que sus movimientos se detuviesen, busco en sus ojos algo, una pieza, algo que le dijera que todo lo que Emiliano le había dicho era mentira, solo encontró una mirada de miedo.

—¿Lo sabias? ¡¿Lo sabias?!—Los movimientos bruscos volvieron, Fermín fue el único que pudo salir del estado de sorpresa, y aunque a Emiliano no le gustase, Fermín era la persona indicada en estos momentos para sostener a Gavi.

—Pablo, escúchame, y-yo no sabía, te juro hijo.

—¡Ya te dije que no me llames así! Yo ya tengo un padre, ¡¿Escuchas?! ¡Mi padre era Manuel Páez!

—Gavi, cálmate, mira vas a lastimarte, apenas has salido del hospital.—Fermín trataba de tranquilizar al otro, Emiliano había perdido la voz con lo último dicho por Gavi.

—Tú jamás, jamás serás mi padre, me dejaste, no me quisieron, están muertos para mí.

Emiliano temblaba en su lugar, si aún se mantenía de pie, era porque Aurora había ido en su ayuda.

—Pablo, deja que él te explique, hijo las cosas no...—

—Basta... Yo, yo no quiero saber como me dejaron, como si fuera basura.

Actualidad.

Después de eso, Fermín se llevó a Gavi a su casa, era lo mejor, Aurora se quedó con él y Pedri se encargo de cualquier problema con los periodistas.

—Lo perdí... Aurora lo perdí.—A la mujer se le destrozaba el corazón con la imagen de Emiliano, se sentó a su lado, y como si fuera un niño chiquito, el argentino se recostó sobre las piernas de la mujer.

Aurora empezó a acariciarle el cabello, le dolía tanto esto, por un lado Emiliano, quien lo dio todo y aún así, las circunstancias estuvieron en su contra, y por el otro lado estaba su hijo.

Pablo en estos momentos debe estar desecho, conocía tan bien a su hijo, que está segura de que lo que dijo no fueron más que actos de su dolor e ira, tiene la esperanza de que en algún momento tenga las fuerzas suficientes para poder escuchar a Emiliano.

—Shhh, no lo has perdido, solo necesita tiempo, conoces a nuestro niño, sabes que seguía por sus emociones, esta dolido y confundido.

—Me odia, yo lo sé, lo vi en sus ojos, él me odia Aurora, lo perdí.

—No, no lo has hecho cielo, solo dale tiempo.

Gavi se sentía tan confundido, tan dolido y por sobretodo, traicionado. No entendía porque Emiliano decidió aparecer ahora, después de que lo haya abandonado como si fuera basura.

—Gavi... ¿Te sientes mejor? Si quieres puedo preparar algo para que comas, no has comido nada desde que saliste del hospital.—Dijo Fermín poniendo una manta sobre los hombros del sevillano.

No quería verlo así, le dolía ver a su Gavi con esos ojos apagados y llenos de dolor.

—¿Lo sabias?

—¿Qué?

—Que si sabias lo de... Lo de Emiliano.—Espera que no, porque no sabría como sentirse si Fermín también le hubiera visto la cara.

—Te juro que no, yo me entere cuando salía del hospital... ¿M-Me crees verdad?—Gavi no podía con esos ojos, le causaban una sensación extraña, tanta sinceridad en ellos, tantos sentimientos.

—Lo hago... Fermín.

—Dime.

—¿Por qué me dejó? ¿Por qué ahora si le importa saber que tiene un hijo?—Sus ojos picaban, y aunque no le guste admitirlo, no se sentía seguro, quería el abrazo de oso que Emiliano siempre le daba cuando tenía miedo.

—Shh, no llores, por favor, me mata verte así.—Fermín trataba de limpiar las lágrimas que corrían por el rostro de Pablo, pero estás seguían.

—Él no te abandono.—No le correspondía, lo sabía, pero no podía seguir viendo como la persona que amaba se derrumba.

—¿Qué?

—Tu madre nos lo contó, nos dijo todo... Emiliano apenas se enteró de tu existencia, la carta que leíste, alguien se la dio un día antes de que Laporta anunciará su fichaje.

Gavi escuchaba atentamente; ahora un poco más calmado se ponía a pensar en todo eso.

—Vine a Barcelona por razones personales, tengo algo muy especial y valioso aquí, así que decidí unirme al club para estar más cerca.

—Debe ser algo muy grande, dejaste mucho, tu titularidad, salario y todo los logros que habías alcanzado con el Aston Villa ¿Tan importante es?

—Lo es, es lo más valioso que una persona podría tener, cuando crezcas... Bueno vos ya no vas a crecer más, así de enano te vas a quedar.—Emiliano rió por el golpe que Gavi le dio en el brazo.—Me refería a que cuando seas mayor lo vas a entender.

—Te busco, y tan pronto te encontró, lo dejo todo por venir y estar contigo, no lo justifico, debió de decirte la verdad, pero Pablo, él es un ser humano como nosotros, tenía miedo de poder perderte.

Si Gavi estaba llorando antes, ahora podría decirse que estaba hecho un desastre.

—T-Tengo miedo Fer, lo quiero, lo quiero tanto y muchas veces desee tener un padre como él... Desee que él fuera mi padre.

—Tu deseo se hizo realidad, sé que tu temor es aceptarlo y que luego se vaya de tu vida.—Fermín lo sabía, lo conocía tan bien, Gavi lo observó sorprendido.

—Tú...

—Te conozco, siempre fuiste muy cerrado a las personas, me costó mucho que me aceptaras, pero valió la pena, eres alguien increíble, admiro tu gran corazón y estoy seguro de que Emiliano también.

—Fer... Q-Quiero... Quiero ir con mi papá.