Capítulo 2.

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KARINA

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KARINA

Minjeong estaba sentada en mis piernas mientras me besaba,su boca con olor a marihuana, en tanto la música retumbaba en el bar donde nos encontrábamos, medio escondidas en uno de los sillones del fondo.

Yo misma la había sentado allí luego de buscar unas cervezas para tomar, sonriéndole maliciosamente cuando metí una mano dentro de su pantalón y la comencé masturbar sin importarme donde estábamos.

Se alejó, ruborizada, gimiendo contra mi oído cuando dejé la botella de cerveza sobre la mesa y metí mi reciente mano libre en su pantalón también, sólo que en su zona trasera, presionando un dedo contra su agujero.

-Esto...es injusto...- susurró entre jadeos- Yo
quería...ba-bailar contigo...

-Sabes que yo no bailo, Min- le dije sacando mi
mano de su culo, me miro de forma grosera, haciendo un puchero inconsciente con sus labios, y le dí un pequeño pico antes de sacar un porro.

Minjeong me observó, acariciando mi mejilla con su mano, para luego acariciar suavemente mi ojo hinchado y negro.

Papá había estado enojado ese fin de semana porque perdió unas apuestas y, como siempre, tuve que cargar con las consecuencias.

Pero ya estaba acostumbrada a eso. En realidad, sería demasiado raro que no tuviera un nuevo golpe cada semana. Mi hogar era un puto infierno, porque mamá era tan alcohólica como el hijo de puta de papá, e incluso a veces se ponían de acuerdo para sacarme la mierda si las cosas no iban como ellos querían. ¿ Por qué seguía con ellos a pesar de que ya tuviera veinte años?

Porque prefería que me golpearan a mi a que golpearan a mi hermana menor, Hanni, y sabía que si yo no estaba con ella, mi hermana, de la misma edad de Minjeong, terminaría con un ojo morado.

Encendí el porro, fumando lo más rápido que pude, para luego tendérselo a Minjeong, que negó con la cabeza y sacó una pequeña bolsita con cocaína en su interior.

Sabía que quería preguntar sobre mi ojo morado, pero teníamos un silencioso acuerdo de no inmiscuirnos en la vida privada de la otra. Así como a ella le daba curiosidad eso, yo moría por saber su historial personal. Porque bebía y se drogaba a pesar de ser una niña mimada.

Minjeong se movió entre mis piernas, frotando su
trasero contra mi polla medio erecta, y le dí un apretón.

Ella sólo se rió, provocándome, pero prosiguió a dejar caer el polvo blanco sobre la mesita alinándolo en pequeñas tiras con una tarjeta para comenzar a aspirar.

La miré en silencio mientras hacía eso, pensando en lo preciosa que era Minjeong a pesar de todo.

Sabía enloquecerme con sólo una mirada, con sólo unas palabras, teniéndome en la palma de su mano sin dificultad alguna.

Levantó su rostro, mirando el techo, y la atraje a mi regazo.

-Quiero bailar.. - murmuró mientras besaba su
cuello.

Born To Die | Winrina g!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora