Capítulo 54: el segundo combate (parte 2)

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Aiden había conseguido salir del río de puro milagro, pero estaba bastante malherido. Se había hecho mucho daño mientras descendía a toda velocidad por el agua, incapaz de utilizar la magia para salvarse. Cojeaba profundamente y se había dado un golpe bastante fuerte contra una de las rocas del río, abriéndose una herida en la frente, la cual no paraba de sangrar de forma abundante. En cuanto consiguió ponerse en pie, se pasó una mano por la frente, intentando controlar la hemorragia pero solo consiguió hacerse más daño. Tocar cerca de la herida, hacía que el dolor amenazara con hacerle perder la consciencia. Resopló, cansado, intentando ubicarse. No sabía si estaba lejos o cerca, si había recorrido muchos metros bajo el agua o solamente unos pocos. Ni siquiera tenía claro cuánto tiempo llevaba en aquel lugar y si al duelo le quedaría mucho o poco para terminar. Normalmente, ningún combate duraba más de treinta o cuarenta minutos, pero tenía la impresión de que llevaba demasiado tiempo allí. Horas al menos.

Aiden sabía que no podía quedarse allí mucho tiempo, necesitaba encontrar a Rian antes de que lo hicieran sus rivales. Empezó a andar, arrastrando una pierna, en dirección contraria al río. Todavía llovía a cántaros por lo que el terreno estaba cada vez más blando. Sus pies se hundían sin remedio en la tierra, dificultando el avance. Ralentizando todo.

Cuando apenas llevaba veinte metros recorridos, notó cómo algo le rozaba el tobillo derecho. Intentó levantar un escudo protector, pero fue demasiado lento. La raíz se había adueñado de su tobillo y lo había lanzado hacia las copas de los árboles. Cuando el peso de su cuerpo hizo fuerza contra la rama, esta apretó su tobillo con más fuerza, haciendo que a Aiden se le escapara un grito de dolor. Había tenido la mala suerte de que lo habían enganchado por su pierna mala. El daño fue tan intenso que empezó a ver puntos luminosos por todos lados, mientras una quemazón insoportable le subía desde la rodilla hasta mitad de la espalda. Las lágrimas le cayeron sin remedio por las mejillas y durante unos instantes sintió verdadera angustia. No iba a ser capaz de soltarse porque no soportaba el dolor.

No era capaz de mantener la consciencia durante muchos minutos seguidos, notaba como iba y volvía sin poder hacer nada por evitarlo. Sus ojos se cerraban sin poder evitarlo y la fuerza se le escapaba de entre los dedos. No iba a ser capaz de salir de aquello. No supo cuánto tiempo se quedó en aquella posición, boca abajo a varios metros de altura, suspendido por el tobillo.

De repente, sintió la magia de Rian. Estaba lo suficiente cerca como para agarrarse a esa sensación y permanecer despierto. Parecía que estaban luchando y Aiden supo que, si querían ganar, iba a tener que dar todo una vez más. Aguanta un poco más.

Después de varios intentos, consiguió sujetar la rama con las manos y liberar su tobillo sin necesidad de usar la magia. Se quedó colgando, con los brazos estirados, valorando sus opciones. No podía dejarse caer porque tenía la pierna lo suficientemente mal como para no poder soportar el dolor del impacto y eso limitaba las opciones. Empezó a echar un vistazo a su alrededor, intentando buscar una ruta de bajada y se fijó que, algo más arriba de donde estaba él, las ramas de los árboles eran lo suficientemente anchas como para poder desplazarse por ellas sin problemas. Sabía que aquella no era la mejor opción, pero tampoco es que tuviera mucho donde elegir. Empezó a trepar por la rama sin muchos problemas. Tenía bastante fuerza en el tren superior del cuerpo por lo que lo único que tenía que evitar era que la sangre de la herida que tenía en la cabeza se le metiera dentro de los ojos. Parecía algo sencillo, pero en la práctica le costó algo más de lo planeado.

Cuando estuvo a la altura adecuada, empezó a balancearse con las piernas, como si de un columpio se tratara. Cuando sus pies se posaron sobre una de las ramas, se soltó, dejándose caer sobre las rodillas para mantener el equilibrio. Un dolor agudo en la pierna le hizo cerrar los ojos con fuerza y aguantar la respiración. Aiden se mordió el labio con fuerza e intentando hacer acopio de toda su resistencia, se puso en pie. No le costó demasiado notar dónde se estaba celebrando el combate por lo que empezó a caminar en aquella dirección.

Victoria ColateralWhere stories live. Discover now