Capítulo 51: el sorteo

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Una de las novedades que habían realizado en aquella convocatoria, fue no revelar el estadio en el que iban a competir hasta después de terminar la primera fase. Una vez que tenían a los dieciséis equipos que superaban la simulación inicial, empezaron las preparaciones para el sorteo de los estadios.

Habían decidido dividir cuatro equipos por localizaciones. Se harían dos combates eliminatorios y, los dos equipos vencedores, lucharían entre ellos hasta haber un solo ganador por estadio. Para la disputa de la semifinal y la final, se volverían a hacer sorteos para definir el estadio.

Los treinta y dos magos se situaron alrededor de una urna con bolas. Iban a llamar uno por uno a cada equipo para que sacase una bola, y los emparejarían acorde a los números.

Raina Kaisen, volvió a tomar la palabra antes de que empezasen los sorteos. Era increíble como le gustaba aprovechar cada minuto para dar pequeños discursos motivacionales.

—Enhorabuena a todos los que habéis pasado a esta segunda fase. Veo a muchas caras conocidas. Me alegra que sigáis mejorando día tras día, ofreciendo un espectáculo a todas las personas que os siguen desde todas partes del mundo —Raina les ofreció una sonrisa sincera a todos los participantes, antes de seguir con su discurso—. Vamos a empezar con el sorteo y, como fueron los que consiguieron mayor puntuación en la prueba anterior, el primero en coger número es el Kettou.

Raina los miró y Aiden no pudo evitar aguantar el aire en los pulmones. Todos los estaban mirando.

—Ashton, Kane, que uno de los dos coja una bola, por favor —les pidió Raina, señalando la caja contenedora.

Pero Aiden notaba que tenía los labios cosidos y los pies pegados al suelo. No se sentía con fuerzas para decir una palabra o dar un paso al frente. Por suerte, Rian se encargó de ello.

—Ve tú —le dijo Rian con un ligero empujón, obligándole a moverse.

Aiden recorrió los cuatro metros que lo separaban de Raina y, después de darle la mano, se dirigió a la caja. No era muy grande, pero era opaca y tenía un trozo de tela para evitar que nadie viese el interior.

—Mete la mano y saca una bola —lo apremió uno de los asistentes de Raina. Estaba claro que todos tenían los nervios a flor de piel.

Aiden asintió antes de hacer lo que le estaban indicando. Notaba la presión y las posibles consecuencias de sus actos. A pesar de que habían sido los mejores en la primera prueba, había equipos con muchísimos años de experiencia y la técnica no lo era todo. En los duelos, se ponían a prueba las habilidades individuales, la forma física, los conocimientos... No tenían asegurado pasar a la siguiente ronda si les tocaba un rival muy fuerte. Aiden rozó las dieciséis bolas con las manos, sin saber bien cuál debería elegir. Antes de decidirse por una, se giró y miró a Rian, que estaba pendiente de todos sus movimientos. Debió de leer la duda en su rostro porque le trasmitió serenidad por el vínculo antes de asentir con la cabeza. Rian siempre mostraba esa calma tranquilizadora para Aiden. Sin darle más vueltas, agarró una de las bolas y la quitó de la caja. El número nueve estaba dibujado en ella.

Uno de los asistentes apuntó el resultado en el ordenador mientras Aiden volvía con su compañero.

—No estés nervioso —le dijo cuando estuvo a su lado.

—No puedo evitarlo.

—Ahora solo queda esperar para saber quién será nuestro rival.

Cinco minutos después, ya tenían la división por equipos. A Rian y a Aiden les había tocado uno de los estadios centrales para esa fase, por lo que contaban con ventaja, y su rival sería el Helon, uno de los últimos clasificados pero un equipo con mucha trayectoria. No iba a ser fácil pero tampoco excesivamente complicado. Todo dependía de cómo se desenvolvieron en el combate.

—¿Crees que el resultado ha sido bueno? —preguntó Aiden mientras evaluaba a sus rivales de arriba a abajo.

No parecían extremadamente fuertes, pero eso normalmente no significaba nada. Solo era necesario mirarlos a ellos, con su metro sesenta, eran casi los más bajitos de la competición.

—No hay resultados buenos o malos en un sorteo, no te preocupes. Tarde o temprano nos tendremos que enfrentar a los mejores, al menos si queremos ganar. El Helon es un equipo como cualquier otro —dijo Rian encogiéndose de hombros, mientras caminaban uno al lado del otro hacia Loan.

—Creo que si ganamos el primer duelo nos sentiremos más confiados —añadió Aiden pensativo.

Rian sonrió y levantó las cejas, evaluando si realmente se lo estaba diciendo en serio o no.

—No te rías. Lo que digo tiene todo el sentido del mundo —protestó Aiden, frunciendo el ceño a lo que Rian respondió con una pequeña carcajada.

—Quién soy yo para contradecirte.

—Bah, paso de ti...

Aiden apuró el paso, molesto. Odiaba que Rian no lo tomara en serio.

—No te pongas así, que sabes que me estoy metiendo contigo —le dijo pasándole un brazo por encima de los hombros—. No sé si ganar el próximo combate nos hará sentirnos más confiados, pero esto, —dijo señalando a Aiden y a él—sí lo ha hecho. Al menos para mí.

—¿Meterte conmigo aumenta tu autoestima?

Aiden lo miró confuso esperando su respuesta, pero acababan de llegar al lado de Loan que estaba esperando por ellos para trasladarse al estadio donde tendrían que competir. Cuando pensó que ya no le respondería, Rian se acercó lo suficiente como para que ni Loan, ni Adrik, ni la directora, lo escucharan y le susurró.

—Para nada. Pero tenerte a ti de compañero sí que lo hace.

Después le dio un pequeño golpecito en el hombro y echó a andar sin mirar atrás, dejando a Aiden con el corazón en un puño. Al final, parecía que se había ganado el respeto de Rian.

Diez minutos después, se encontraban recorriendo los últimos metros antes de entrar al estadio de Shoam. En cuanto pusieran un pie en la Arena, comenzaría la competición de verdad. Hasta aquel momento, casi se podía considerar un calentamiento, un entrenamiento más, pero llegaba la hora de la verdad. Aiden estaba intentando controlar su respiración, a ver si conseguía que las náuseas se le pasaran antes de comenzar el duelo. Mientras, un par de metros por delante de él, Loan y Rian comentaban algunas anotaciones que tenía el entrenador en su libreta. Pensó en acercarse a ellos y enterarse de los errores que habían cometido, pero después de pensarlo prefirió quedarse atrás. En aquel momento, lo mejor que podía hacer era mantener el desayuno dentro de su estómago.

—¿Te encuentras bien? —le preguntó Adrik apenas unos segundos después.

Estaba claro que su expresión debía de revelar más de lo que le gustaría.

—Perfectamente, solo estoy nervioso.

Adrik asintió, todavía preocupado.

—Si necesitas cualquier cosa, puedo echarte una mano. Tú no tengas miedo en pedirme lo que necesites. Sé que mi función es más para curar heridas y golpes, pero también tengo algún remedio para los dolores de barriga.

—Claro, no te preocupes. En cuanto pongamos un pie en la Arena dejaré los nervios atrás —afirmó, pero parecía que intentaba convencerse a sí mismo.

—No lo dudo —respondió sonriendo.

—Pues yo bastante —añadió Rian, girándose hacia ellos, metiéndose en la conversación.

—Tú a lo tuyo —lo reprendió Loan, girándole la cabeza hacia delante.

Aiden sonrió. Era posible que ya estuviera un poco más tranquilo.

En cuanto llegaron al final del pasillo, empezaron a escuchar el murmullo del ruido y la música que llegaban desde las gradas del estadio. La gente ya estaba esperando para que comenzase el duelo.

—¿Estáis listos? —preguntó Loan, sosteniendo el pomo de la puerta, listo para abrirla en cuando ambos se lo confirmasen.

—Sí —dijo Aiden, dando una palmada y estirando los brazos, expectante.

—Vamos allá —dijo Rian serio, colocándose a su lado.

Loan asintió y abrió la puerta, haciendo que la luz y el ruido los envolvieran por completo. 

Victoria ColateralWhere stories live. Discover now