Capítulo 49: Nadya

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El verano estaba a punto de llegar a su fin y Nadya estaba cansada de pasarse el día en la habitación sin hacer nada. Axel llevaba varias semanas en su casa, con su padre, y Aiden se pasaba entrenando todo el día. Por más que intentaba encontrar un rato libre para estar con él, era imposible. Y aunque era consciente de la situación, no podía evitar que los celos la comieran por dentro.

Se levantó de la cama, se puso una sudadera por encima del pijama y fue hasta el comedor. Cualquier otro día, se preocuparía por ir medianamente decente pero todavía estaban en vacaciones de verano y apenas había alumnos por los pasillos. Además, el pijama podía pasar perfectamente por ropa de andar por casa.

Eran casi las dos de la tarde y se moría por probar los nuevos macarrones con bechamel y espinacas. La semana anterior ya los habían hecho y se habían agotado tan rápido que, cuando quiso ir a por unos pocos, solamente quedaba un poco de salsa en la bandeja. Para su consuelo, cuando llegó al expositor aquel día, todavía quedaban varias raciones.

Una vez que tenía la comida en su poder, buscó con la mirada un lugar libre donde sentarse y, en ese momento, lo vio. Aiden estaba solo en una de las mesas, pendiente del teléfono. Seguramente estuviera viendo otro vídeo de esos influencers que tanto le gustaban. No se lo pensó demasiado y se acercó a él.

—Hola —le dijo mientras se sentaba en la silla de su lado.

Aiden levantó la mirada y le sonrió. En ese momento, tuvo que desviar la mirada para que no viera lo colorada que se ponía. Le gustaba tanto...

—¿Qué tal estás? —le preguntó Aiden, justo después de haber apagado el móvil, dedicándole toda su atención.

—Bien, aunque aquí la pregunta es, ¿cómo estás tú? Apenas queda una semana para la competición. ¿Estás nervioso?

—Uf, ya te digo... Lo cierto es que sí que lo estoy, mucho. Rian y yo llevamos practicando el ataque combinado prácticamente todo el tiempo desde que descubrimos cómo controlarlo y ahora estoy impaciente por enseñárselo a todo el mundo. Sé que debo mantenerme en calma y no elevar mis expectativas, pero, si te soy sincero, creo que tenemos muchísimas posibilidades de ganar este año.

No hacía falta que le dijera que estaba nervioso porque se le notaba de lejos. Era tan transparente que dejaba ver en todo momento lo que se le pasaba por la cabeza. Quizás esa era una de las cosas que más le gustaban de él. No le preocupaba mostrar sus sentimientos. Era atento y dulce. Tenía una personalidad que iluminaba todo lo que tenía a su alrededor. Era como si pudiera sacar lo mejor de las personas. Y a Nadya le gustaba. Me gustaba mucho.

—Esta vez tanto Axel como yo iremos a apoyarte al estadio. La directora habilitó la reserva de los billetes para ir a la Arena y menos mal que fuimos de los primeros en cogerlos, porque a los cinco minutos no quedaba ni uno.

—¿En serio? —preguntó Aiden, como si no creyese que eso fuese posible.

—Ajá —contestó Nadya, justo antes de meterse unos macarrones en la boca. Tal y como se había imaginado, estaban riquísimos.

—Vaya diferencia con el torneo de hace un par de meses. No nos fue a ver casi nadie de la escuela.

—Ya, pero esta vez es distinto. La última vez, la gente sospechaba que Rian realmente fuera a competir contigo. Pero vuestra actuación en las semifinales dejó a todo el mundo con ganas de ver el duelo en directo.

—Bueno, yo también tuve algunas dudas de que fuéramos a competir juntos, la verdad...

De repente, Nadya vio a Aiden levantar la mirada y sonreír. Pero no una sonrisa normal, como la que le regalaba a cualquiera. Rian se acercó a ellos y se sentó en frente. No tenía una sonrisa tan pronunciada como la de Aiden, pero él era así. Frío y seco. Un imbécil. Nadya no se molestó en saludarlo porque ni siquiera se dignó a mirarla.

—Acabo de hablar con Loan sobre el entrenamiento de mañana —le dijo Rian y parecía contento—. Le ha parecido buena idea

Nunca había tenido la oportunidad de tener una conversación larga con Rian, pero estaba claro que se comportaba diferente cuando tenía a Aiden delante. Hablaba más. Sonría más.

—¿Lo dices en serio? —preguntó Aiden con cara de sorpresa.

—Sí —respondió Rian y Nadya se fijó como estiraba el brazo por encima de la mesa, hasta apretar su mano.

—Me ha contado Aiden que ya os sale ese ataque tan especial. ¿Tú también estás deseando que todo el mundo lo vea? —le preguntó a Rian.

Tan pronto como escuchó que era ella la que le estaba hablando, su rostro se transformó en una máscara perfecta y la miró fijamente. Tenía los ojos tan azules que hasta le costaba aguantarle la mirada.

—Sí —afirmó antes de girarse de nuevo hacia Aiden—. Solo espero que este imbécil no la cague de nuevo.

—Habla por ti —protestó Aiden, sacándole la lengua, y ambos sonrieron.

La situación le superaba. Tenía que salir de allí.

—Bueno, me tengo que ir—anunció, cogiendo la bandeja e incorporándose—. Mucha suerte en el entrenamiento. Aiden, nos vemos luego.

Antes de irse, Nadya rodeó a Aiden con un brazo y le dio un beso en la mejilla. No era algo que hicieran siempre, pero era algo habitual entre ellos por lo que el mago respondió a la muestra de cariño con afecto. Le acarició una mejilla y me guiñó un ojo.

—Te escribo luego —le dijo Aiden mientras ella se iba.

Nadya quería lo mejor para Aiden. Aunque mentiría si dijera que no le preocupaba todo lo que tuviera que ver con Rian. No quería que le volvieran a hacer daño, pero tampoco sabía cómo hacer para que no sucediera. Solo esperaba que, pasara lo que pasara, Aiden no sufriera. 

Victoria ColateralWhere stories live. Discover now