⠀⠀⠀⠀⠀⠀𝐈𝐈 - La Plaga de las Ranas

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Ve al Nilo y toca sus aguas con tu cayado. Entonces, miles de ranas surgirán de la profundidad e invadiran cada calle, cada casa, cada cama y cada rincón de Egipto.

𝐈𝐈
La Plaga de las Ranas

S

us manos paseaban con astucia pero a la vez tranquilidad, por la cintura de su amada mientras los besos se volvían inevitablemente más apasionados con cada segundo que pasaba.

Eloísa sabía que estaba mal, Yafeu también, pero era magnético, atrapante, mágico. Cada vez que sus labios se unían el mundo que conocían desaparecía y solo había nubes, nubes blancas y puras llevándolos a otro planeta.

—No, esto no está bien —se alejó ella cuando sintió las manos del príncipe bajando un poco más de la cuenta.

—Lo siento, no quería incomodarte —se enderezó rápidamente.

Un silencio se formó en el aire y sólo se escuchaban los grillos cantando. Solamente era el Nilo, las estrellas y Dios  testigos de aquel encuentro.

Yafeu observó el cielo por algunos instantes, mientras algunas estrellas fugaces pasaban como una ráfaga de vida.

—Que locura...—susurró ella, rompiendo el silencio que reinaba— cuando veo las estrellas fugaces me doy cuenta lo pequeños que somos en este mundo...

—Y lo tontos que somos al no aprovechar las oportunidades que nos da la vida —completó él interrumpiendo su oración.

Ella lo observó, el príncipe estaba admirando hipnotizado las estrellas y sus ojos café se iluminaban por el brillo de la luna llena. Para Eloísa, Yafeu era perfecto, pero no por ser un príncipe o estar cubierto de oro, sino porque sabía apreciar las pequeñas cosas de la vida.

—¿Y como aprovecharlas tú las oportunidades?...

—Casandome contigo —respondió al instante— y yéndome lejos de aquí contigo, lejos de esta vida superficial a la que nunca pertenecí.

El corazón de la joven hebrea se aceleró ante cada palabra de Yafeu. Sin embargo, él no se detuvo, se acercó a ella y observandola a los ojos, se lo expresó nuevamente.

—Quiero casarme contigo e irme lejos de aquí, lejos de esta vida superficial a la que nunca pertenecí -le repitió más lento, mientras sus ojos bajaban como imanes a sus labios.

Eloisa no pudo evitarlo, unió su frente con la de Yafeu y cerró sus ojos simplemente sintiendo la brisa nocturna envolviendolos a ambos.

—Vamos a casarnos y nos iremos lejos de aquí —reafirmó ella— lejos de esta vida que ninguno de los dos merecemos.

El príncipe sonrió sutilmente y unió sus labios con los de la joven, sus brazos rodearon su cintura atrayendola más a él, abrazandola como si fuese necesario para su vida.

Una lluvia de estrellas fugaces envolvió el cielo como si fuese magia y ambos se recostaron allí, simplemente a ver el cielo tan bonito que Dios les estaba regalando.

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༉𝗬𝗔𝗙𝗘𝗨٭El príncipe de Egipto (Moisés y los Diez Mandamientos)Where stories live. Discover now