En la víspera de su matrimonio celestial, dos deidades son interrumpidas por un dios demonio que secuestra a la novia. Con el paso de los días, la tensión y la incertidumbre crecen. ¿Permanecerán como enemigos o los hilos del destino tejerán una his...
Ese mismo día, el dios de la guerra se encontró inesperadamente con la misma adivina que había aparecido en el pueblo durante el festival. Ambos se quedaron mirándose en silencio hasta que ella rompió el hilo de la quietud.
—Wang Jie, me complace encontrarte. He escuchado mucho sobre ti—, dijo la adivina con una voz serena.
Intrigado, el dios de la guerra preguntó —¿Quién es usted?.
La dama sonrió enigmáticamente y respondió —Soy el reflejo del pasado, el eco del presente y la sombra del futuro de cada ser que nace y muere en este mundo.
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—¿Qué significa eso? ¡Dígamelo! ¿Quién es usted?— insistió el dios, sintiendo la urgencia de desentrañar el misterio.
La misteriosa mujer mantuvo su sonrisa enigmática y respondió —Ya se lo he dicho, tómelo como un enigma.
Frustrado, el dios exclamó —¡No juegue conmigo! ¿Cómo se atreve a adentrarse en el reino celestial? — La sonrisa de la dama persistía, como si estuviera imbuida de un conocimiento profundo sobre su vida.
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La enigmática mujer continuó
—Usted se encuentra en una encrucijada. Dos caminos se abren ante usted. Si elige uno, la felicidad y la continuidad serán su destino. Pero si opta por el otro, la tragedia marcará su sendero...
Confundido, el general Wang preguntó —¿De qué habla?.
La dama suspiró y respondió con calma —No ha logrado descifrarlo, como ya le mencioné...
Sin pronunciar una palabra más, la misteriosa mujer se dio la vuelta y siguió su camino, dejando al dios de la guerra sumido en un mar de incertidumbre y cuestionamientos sin respuesta.
***
—Entiendo tu sentir, son como tú familia, y aunque no lo expreses abiertamente, les tienes aprecio—, mencionó Zhan con comprensión.
—Es cierto, ellos han sido mi familia, mi soporte; por supuesto que deseo ayudarlos—, respondió el dios demonio con un dejo de emotividad en su voz.
