Qué vueltas da la vida

Soy una carga

Ruby seguía sin creerlo, hacía unos instantes estaba muerta sobre sus piernas pero ahora... Se encontraba sonriendo de oreja a oreja.

Chelsea: R-Ruby, si te abrochas el cinturón casi que mejor. Solo por si acaso.
Le dijo intentando no perder el conocimiento.

La kraken se apartó y volvió a colocarse en su asiento.

Hubo unos instantes de silencio, nadie se atrevía a comentar la situación.

Ruby: Y bueno... Qué se siente?
Le preguntó refiriéndose a la sensación de estar muerto.

Chelsea: Me sentía... Feliz, relajada, sin sufrir ni agonizar. Incluso llegué a conocer a mi madre.
Explicó mirando hacia arriba como si echara de menos esa sensación.

Agatha frenó en seco haciendo que la parte trasera del coche diese un pequeño bote.
Chelsea sujetó a Ruby para evitar que se diese con golpe con algún hierro.
Para mala suerte de Arthur, él se dio un golpe con la guantera en la cara.

Agatha: Nerissa?! Has hablado con ella?! Te ha dicho algo de mí?!
Cuestionó girando su cabeza y mirando histéricamente a la parte trasera del vehículo.

Chelsea: No... Solo me ha ayudado a volver a la tierra de los vivos.
Respondió la sirena con tranquilidad. Pese a la repentina actitud de Agatha no se vio intimidada.

La kraken pareció decepcionarse y volvió a poner los ojos en la carretera.

Ruby: Mamá, ya que has intervenido, tú no estabas en un psiquiátrico?
Comenzó a interrogar a su madre señalándola con el dedo.

Arthur: Ruby, es una larga historia... Mamá no quiere-
Fue interrumpido por su esposa.

Agatha: Déjalo Arthur, yo se lo explico.
Le dijo a su esposo ajustando el retrovisor y mirando fijamente a ambas chicas.

Ruby sintió un pequeño escalofrío, al fin de al cabo, esa mujer con esos mismos ojos había intentado matarla hacía no mucho tiempo.
Chelsea también se preparó para escuchar la historia, que pese a no ser de su incumbencia, quería saber.

Agatha: Tu padre me ayudó a salir del psiquiátrico mientras que vosotras... No sé ni qué mierda habéis hecho para acabar así.
En fin... Investigamos un poco y resulta...(Frenando el coche y aparcando a un lado para sacar el collar ahora envuelto con plástico transparente para evitar que la piedra estuviese en contacto directo con la piel) Esta cosa, esta pequeña piedra verde es un trozo del Tridente de Oceanus.
Según algunas escrituras antiguas, toma control del usuario si este tiene algún sentimiento negativo en ese momento; y si no lo tiene, proyecta unas ondas para atraer a individuos cercanos que sí los tengan o bien espera a que la primera persona tenga uno para corromperla.
(Haciendo una pequeña pausa para mirar a su esposo)
Una vez que se le arrebata el tridente al usuario este queda desorientado ya que todas las acciones realizadas durante la posesión del tridente no son hechas por uno mismo, si no por el poder del tridente. Es como si te quedaras inconsciente hasta perder el tridente. No tienes ningún recuerdo de lo ocurrido.
Explicó con algo de tristeza en el hablar al haber pasado por esa situación.

Chelsea: Oh... Eso explica por qué pasé de estar con Ruby para restaurar la paz en el océano a estar en la jaula de Gordon.
Mencionó riéndose un poco de la situación.

Ruby cayó en una cosa... Si eso era cierto... Cabía la posibilidad de que Chelsea jamás hubiese hecho algo malo y haya estado siendo torturada y atacada todo sin motivo alguno.

Agatha: Tú, Chelsea, qué sentimientos tenías mientras Ruby estaba buscando el Tridente?
Preguntó a la sirena para intentar sacar conclusiones.

Chelsea: Probablemente preocupación por si le pasaba algo a Ruby, por qué lo preguntas?