Una amiga siempre responde a la llamada

454 25 58
                                    


Una semana...
Dos...
Tres...
Cuatro...
Cinco...
Seis...
SIETE...

No había visto a Chelsea en todo ese tiempo, casi dos meses desde su desaparición...
Su madre había perdido el juicio completamente y mantenía su casa en total cuarentena, nadie entraba ni salía.

La puerta principal estaba sellada por tablas que habían sido soldadas por Agatha.

Lo intentó todo, desde escapar por las ventanas las cuales también habían sido tapadas hasta destruir las paredes, pero en su forma humana no tenía nada que hacer frente a una pared de hormigón sólido.

Otra semana más...

Realmente ya había perdido la total esperanza de volver a ver a aquella sirena que se fue con el corazón roto y lágrimas amargas en su rostro hace ya dos meses, la echaba mucho de menos, solo quería volver a verla y darle un abrazo.
A este paso iban a terminar todos como Agatha, todos unos psicópatas obsesivos.

Agatha incluso puso una hora en la que nadie podía salir de sus respectivas habitaciones.

Ruby: No lo sé Nessi, tú crees que funcionará?
Le preguntó a su mascota.

Su mascota asintió para animarla a intentar su plan.

Ruby: Prepárate porque comienza el juego...
Dijo con una mirada completamente decidida.

Las 17:00, la hora exacta en la que su madre los mantenía cautivos en sus habitaciones.

La puerta, como era de esperar, estaba bloqueada; su madre había supuesto que intentarían salir durante ese tiempo, estaba loca, pero no era tonta. Nunca se había fijado, pero por una vez, puso el oído en la puerta y escuchó a su madre hablar en voz alta, parecía que estaba leyendo en voz alta mientras se reía, pero no sé entendía nada de lo que decía.

De repente, un golpe muy fuerte que sacudió la casa, Ruby retrocedió, intimidada. Definitivamente había alguien intentando entrar; pero parece que no logró su objetivo, ya que después de unos cuantos golpes como ese o más fuertes, se dejaron de notar, lo que quisiera que fuera que estaba intentando entrar no lo consiguió, lo que sí que consiguió fue asustar a Agatha, esto le servía a Ruby.

Ruby: Gracias cosa extraña! Ahora!
Después de esto embistió la puerta con toda su fuerza.

Sorpresivamente esta cedió, dando luz verde al siguiente paso evitar a Agatha mientras buscaba una vía de escape.

No iba a ser fácil huir de su madre mientras buscaba una vía de escape, pero no tenía tiempo para pensar, debía actuar AHORA.

Agatha: Ruby?! Qué has hecho y cómo?! Había bloqueado tu puerta!
Preguntó completamente ida y levantándose del suelo.

Ruby evitó la conversación y se puso a buscar en lo que su madre, furiosa y más loca que nunca, subía las escaleras con un cuchillo de cocina en sus manos.

Las ventanas del segundo piso, cerradas, después de comprobarlas saltó desde el segundo piso al sofá del primero para evitar el enfrentamiento directo.

Agatha: Vuelve aquí mocosa desagradecida!
Exclamó desde el segundo piso.

A Ruby esto le afectó solo un poco, durante estos dos meses había estado sufriendo constantes abusos físicos y psicológicos por parte de su madre, ya se había acostumbrado.

Lo que Ruby no se esperaba era que Agatha le lanzara el cuchillo que tenía en sus manos, haciéndole un corte no muy profundo en la mejilla.

La kraken no sabía qué hacer, se quedó petrificada lo que le dio tiempo a su madre para bajar.
Ruby veía su vida pasar, cada buen y mal recuerdo pasaba por su cabeza fugazmente.
Solo le quedaba una opción...
Y no era rendirse a la muerte.

Qué vueltas da la vidaWhere stories live. Discover now