Cuántas veces me vas a mentir?!

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Clase de historia, no se le daba mal pero era la más aburrida.
No podía concentrarse en otra cosa que no fuera la promesa que le hizo a Chelsea la noche anterior.
"Mañana vendré a verte, te lo prometo"
Y ahora estaba castigada por su imprudencia...

Ruby: Maldita sea... Cómo podré ir hasta allí?
Se preguntó a sí misma en voz alta mientras dibujaba en su libreta inconscientemente.

Su profesora, la señorita Melanie Baker la había escuchado al igual que toda su clase.
Pero la personalidad cotilla de su maestra y sus compañeros no la interrumpieron, así se enterarían del problema.

Ruby: Si tan solo pudiera viajar en el tiempo... Lo desharía!
Continuó sin percatarse de las miradas curiosas de todos a su alrededor.

Siguió hablando sobre el tema por otros quince minutos.
Cuando se dio cuenta de su error su maestra ya estaba al lado de su mesa de pie.

Srta.Baker: Espero que tenga una buena excusa para interrumpir mi clase con un tema tan aburrido, ni siquiera estás haciendo los ejercicios que he mandado hacer.
Mirad todos esta atrocidad!
Exclamó al resto de alumnos mientras alzaba la libreta de Ruby la cual tenía un dibujo de Chelsea; lo había hecho sin pensarlo mientras hablaba sola.

La clase tragó saliva por lo que imponía ese dibujo, todos allí menos la profesora sabía de quién se trataba.
La misma sirena que había tratado de matarlos a todos hace ya 8 meses.

Ruby: Devuélvame mi libreta! Si tanto le molestó por qué no me interrumpió?! Ahora todos saben mis problemas!
Exigió a la docente mientras reclamaba con furia y desesperación en los ojos.

La señora Baker ya era un mujer de edad avanzada, no toleró que una alumna le hablara de ese modo.

Srta.Baker: La niña se cree muy valerosa?! Mira a todos tus compañeros! Tu dibujo es tan horrible que los ha dejado petrificados, eres una fracasada en el arte! Deberías fijarte en cosas que sí tienen salida; como historia!
Le reprochó mientras alzaba su mano para golpearla, una mujer de la vieja escuela sin duda.

...

El aula enmudeció, tan solo se oyó el escozor de una hostia bien dada.

Ruby huyó al baño, totalmente dolida y asustada por la repentina actitud de su maestra.

En cuanto a su maestra, arrancó el dibujo de la libreta y lo rompió.
La clase continuó con mucha más tranquilidad de lo habitual, nadie se atrevía a desobedecer ahora que habían visto de lo que era capaz esa profesora.

La kraken se encerró en el baño y subió sus piernas al retrete. Cubrió su cara con ellas y tan solo pudo llorar.
Volvió a tener una alucinación, el día que conoció a Chelsea, unas piernas con unos pantalones azules de campana y unas zapatillas blancas con plataforma; la única diferencia con la original es que no tenían opacidad. Sabía que no era real, lo cual la deprimió aún más.

Tan solo deseaba salir del cubículo y que allí estuviese, rodeada por un grupo de fanáticos. Tan solo... Otra oportunidad.
Pero cuántas más? Ella le dio dos oportunidades a Chelsea, por otro lado, Chelsea... Siempre creyó en ella y jamás quiso ver todo lo horrible que le hacía.

"Soy un monstruo... Soy un horrible y malvado monstruo"

Se repetía a sí misma una y otra vez con lágrimas de culpa.
Tan solo quería que estuviese allí, abrazándola con sus largos y fuertes brazos; unos que daba igual dónde se encontraran o a cuántos grados bajo cero estuviesen, siempre estarían cálidos cuando uno los necesitara.

Ruby: Pero... Qué pensaría ella de mí ahora? Encerrada en un baño, humillada por una profesora y odiándose a sí misma... Je...
Esa profesora probablemente no seguiría entre nosotros.
Ella siempre fue fuerte para mí, pero ahora... Ella es la que me necesita más que nunca!
Se animó secándose las lágrimas de la cara y levantándose del retrete con una sonrisa decidida.

Qué vueltas da la vidaWhere stories live. Discover now