XII: 𝓯𝓵𝓲𝓻𝓽 𝓮𝓻𝓪 𝓵𝓪 𝓹𝓪𝓻𝓸𝓵𝓪; 𝓚𝓪𝓲 𝓵𝓪 𝓭𝓮𝓯𝓲𝓷𝓲𝔃𝓲𝓸𝓷𝓮

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HAVEN CARSON

Creo que la razón por la que me fui tan contenta de esa discoteca anoche era más que evidente y notoria en mi cara. Peyton ya se había encargado de recordármelo cuando nos fuimos durante todo el trayecto a mi casa.

Al menos, lo único que me salvaba esta mañana es que sabía que ella se había ido mucho antes de que yo despertara porque tenía un nuevo trabajo y tenía que ser lo suficientemente puntual como para durar más de una semana en él.

Fue por esa misma razón que encontré una notita en mi mesita de noche que decía: "Me gustaría haberme quedado para desayunar contigo mientras comentamos lo de ANOCHE, AJÁ. Pero, tengo que irme (increíble que haya madrugado más que tú). P.D.: límpiate la baba cuando despiertes y mira el móvil."

Fruncí el ceño sonriendo mientras leía su nota y cogí el móvil para ver que tenía un nuevo mensaje de ella justo antes de irme de mi piso. Era una foto mía, durmiendo a pata suelta y profundamente, con un mensaje suyo debajo. "Sé que la baba es por Kai, a saber qué sueñas."

Mis mejillas se tornaron de un rojo violento cuando lo leí, y, cómo no, como siempre que leo algo, mi mente se pone a ser la directora de la película que promete ganar 5 Oscar. Por eso mismo me obligué a levantarme, despejar la mente y no centrarme en otra cosa que no fuera mi trabajo, o llegaría tarde y Peyton y yo habríamos intercambiado roles esta mañana.

"Limpia esa mente sucia que tienes." Le respondí antes de empezar mi mañana y caer en cuenta de que vería a cierto chico con heterocromía en el cuartel.

Genial, que mis mejillas nunca retornen a la normalidad.

***

¿La ventaja de tener coche en Sicilia si trabajabas de policía? Que al menos no tendríamos que estar buscando aparcamientos por horas o algún parking libre, porque teníamos cada uno su plaza fija en el parking del cuartel.

El tráfico era otro aditivo que me ponía de los nervios, pero si encontraba aparcamiento yo ya me daba más que por satisfecha.

Hoy debíamos seguir con la misión. Debía hablar con Oliver si tenía que seguir dedicándome a tiempo completo a ser la especialista de dibujo gráfico en el cuartel, porque la misión se llevaba gran parte de la mañana y no podía desarrollar mi puesto con la misma normalidad que antes.

Al menos mi descanso era sagrado. Nadie me impediría ir a la cafetería que había a un par de pasos del cuartel, pedir mi capuchino avellana y sentarme a leer tranquilamente antes de volver al caos que era el cuartel por dentro.

—Ostras, el libro. —me acordé nada más salir del coche y volví a por él antes de tener que dar media vuelta para entrar al cuartel.

¿Mi bolso? Mi bolso era igual o más catastrófico que el cuartel. Daba gracias a cualquier divinidad existente que hiciera que las esquinas de mi libro no se doblasen, lastimasen, o que la portada siguiera intacta. Lo llevaría en la mano, pero bastantes cosas llevaba ya como para asegurar que mi libro no se cayera, se abriera en el suelo, se manchasen las páginas o se doblasen.

Dios, qué dolor.

Volví a colocarme el bolso mientras cogía todas las carpetas y documentos que Oliver me había llevado a casa. Me las podría haber dejado en la oficina, pero él había preferido que las tuviera en casa para ir más que preparada a la primera toma de contacto de la reunión y saber un poco más sobre la misión. Conclusión: no me libraba del trabajo ni muerta. ¿Ilegal? Probablemente, pero era Oliver, y en verdad me vino bien mirarme esos documentos antes de ir a la reunión. Gracias a ellos pude preparar la presentación.

KAI [BETRAYED #4]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt