I: 𝓻𝓲𝓬𝓸𝓼𝓽𝓻𝓾𝔃𝓲𝓸𝓷𝓮

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KAI HOSSLER

Desequilibrio, inestabilidad, desorden, entropía, llámalo como quieras, pero la palabra que mejor nos englobaba a los Hossler ahora mismo era caos.

Un caos que se había presentado con unos odiosos ojos miel y se había ido con la cabeza bien alta. Un caos que también había venido acompañado de la mujer capaz de alterar ADN, duplicar genes y reformarlos hasta tal punto de crear robots idénticos e indiferenciables de los humanos.

Había pasado un año entero intentando entender la forma en la que se desplomaron los hombres de Morgana en cuanto Némesis Holder había pisado ese aparato. Sabía que Morgana también trabajaba con chips, lo que no sabía ni era consciente era de que me había superado en ello.

Hace un año, en esa guerra, mientras todos seguían en la ambulancia, me entretuve en levantarme sin esperar a que siguieran curando la herida de bala. Esquivé a Jayden y observé a lo lejos cómo los hombres de la mafia Holder se empezaban a dispersar una vez se aseguraron de quemar a Morgana.

Giré a uno de los hombres que se habían desplomado para comprobar si Morgana colocaba los chips en el mismo lugar que nosotros: la nuca. Después lo arranqué para investigarlo y pude ver que el hombre tenía multitud de balas, pero ni un rastro de sangre en su cuerpo. Solo se veían cables imperceptibles que se camuflaban con la piel, y que, si no me hubiera parado a mirarlo fijamente, no me hubiera dado cuenta.

Quise arrastrar al robot para destriparlo e investigarlo, pero no podía destapar sospechas. Cualquier Hossler me mataría si viera eso en la casa, que, por cierto, estaba hecha pedazos. Solo recé para que mi portátil siguiera intacto.

Me acuerdo que guardé ese chip como si fuera oro y que estaba sonriendo de la misma forma en la que lo estaba haciendo ahora mismo al ver la programación del chip en la pantalla de mi portátil.

No me importó que Jayden estuviera destruido, hirviendo de ira y que Lenna se estuviera acercando a él una vez que consiguieron rescatarla. Al menos ella quedó al margen de la guerra. Con todas esas circunstancias, me acerqué a él y pregunté para ver si alguien también había notado lo que me estaba haciendo sonreír como un cínico.

-          ¿Estáis viendo lo mismo que yo? – indagué parándome al lado de mi hermano. Él ni siquiera se había dado cuenta de que Lenna había llegado. Parecía estar en la hipnopia o en algún lugar donde está concentrando toda su ira para volcarla más tarde.

-          ¿Las coronas? – preguntó Ash acercándose a nosotros. No sabía en qué momento Ash se había dado cuenta o siquiera seguía vivo.

Yo asentí con la cabeza, esperando la reacción de Jayden y sonreí internamente al comprobar que no iba a decir nada. Podría hacerme pasar por Jayden con solo sus gestos si no tuviera heterocromía.

Decidí soltar mi teoría que cada vez se hacía más verídica.

-          No estábamos luchando al cien por cien contra Morgana o los Holder. Morgana nunca consiguió hacerse con la mafia de Némesis. – giré la vista para clavarla en los hombres que aún quedaban. La corona que tenían grabada en el antebrazo era una versión en miniatura de la que tenía Jayden en el pecho.- La mayoría de los hombres eran suyos todo el tiempo y nos ha hecho creer que estaban con Morgana para que ellos pudieran atacarla más fácilmente si Morgana creía que tenía a la mafia de Némesis a su lado.

Némesis era una condenada inteligente y había pasado a ser la primera persona en la lista de las pocas personas que habían logrado desestabilizar a los Hossler.

La corona simbolizaba posesión, al igual que había marcado a Jayden como él la había marcado a ella con esa H. Indicaba que estaban bajo sus órdenes y a su servicio, justo como mi hermano había estado dispuesto a quemar el mundo por Némesis.

KAI [BETRAYED #4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora